Rehén de Ilusiones (Argentina, 2010)
Dirección: Eliseo Subiela. Elenco: Romina Ricci, Daniel Fanego, Mónica Gonzaga, Atilio Pozzobón. Distribuidora: Primer Plano. Duración:
Reseña previamente publicada con motivo de exhibición en Pantalla Pinamar 2011:
Una grata vuelta de tuerca a su propia filmografía. Un Subiela maduro, quien sin perder su sello, en la experiencia de ir todavía descubriendo qué es el cine logra plasmar una historia si bien pequeña y que podría haber sido inclusive considerada para integrar un cortometraje, gracias a las aptitudes de un director que ha contado con altibajos en su carrera y posee un determinado cupo de espectador cautivo a su cine gracias al trabajo logrado con Hombre Mirando al Sudeste, No te Vayas sin Decirme Donde Vas, o la incursión en comedia Despabílate Amor a pedido de ese público que se quedaba fuera de sus obras. Rehén…trata sobre un escritor (Daniel Fanego), cuyo matrimonio monótono con una curadora de arte (vuelta de Mónica Gonzaga a pantallas cinematográficas) quien se encuentra realizando una muestra sobre Gorriarena, encuentra su ¿salvación? al reencontrarse con una ex alumna interpretada por Romina Ricci.
Una de esas historias románticas donde sin importar las características sobre quien nos enamoramos, una persona con problemas importantes de temperamento, un pasado que influye sobre la personalidad al intuir ser hija de un militar, vivir en un departamento apenas arriba de un destacamento militar cuya ejecución de marchas en actos genera inusitados comportamientos, sueños y pesadillas sobre esta mujer. Se plantea la hipótesis de el ser humano que no elige sobre quien se enamora, aparecen muchas contras en su selección, no importa lo construido con su pareja, una relación fría, formal, despojada de pasión, todos aquellos condimentos que el escritor encuentra en la joven, donde las diferencias de edad no importan, y uno equilibra entra lo bueno y lo malo que puede aportar una pareja, y decidir.
Con Rehén de Ilusiones, Subiela logrará una esperada conciliación con ese espectador que en algún momento de su carrera decidió abandonarlo, un camino que el director transitó fiel a sus convicciones con mejores o peores resultados, quizás con el objeto de llegar, ahora, bajo menores presiones, en una etapa de su vida más relajada a concretar un film que bien puede perfilar a incluirse entre los mejores trabajos de este auteur.
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Pasión saturada
Los vaivenes entre el amor y el deseo, la realidad y la fantasía, la culpa y el placer, o la vejez y la juventud son algunas de las temáticas sobre las que intenta profundizar Rehén de Ilusiones, el nuevo film de Eliseo Subiela.
En principio, la puesta resulta interesante gracias a una misteriosa relación amorosa entre Laura -Romina Ricci, una joven fotógrafa- y Pablo -Daniel Fanego, un escritor mayor que, años atrás, había sido su profesor en la facultad-. La cuestión es que todo lo enigmático que el film propone – bien al estilo de Último Tango en París de Bernardo Bertolucci – de a poco se va desvaneciendo entre nimiedades, motivos innecesarios y repetitivos y, por sobre todas las cosas, una vuelta de tuerca con connotaciones políticas que nunca terminan de cerrar y caen en la sobre explicación.
El mayor inconveniente de la película es que Subiela, en vez de focalizar la trama en esa relación carnal, imponente y prohibida, con interesantes tópicos de surrealismo, se empeña en llevar la narración hacia una situación paranoica que termina deviniendo en culebrón, para así dejar de lado toda premisa que pudiese ser interesante, a medida que el guión se va limitando y se cierra en obviedades narrativas.
En un comienzo, ese tono surrealista resulta alentador, entre lo que el protagonista dispone para su discurso mediante los hechos que le tocan vivir y las situaciones que paranoiquea en su propio universo paralelo y, aunque ésta sea una de las pocas cuestiones que funcionan bien a nivel narrativo, en el plano visual se manifiesta un tanto desapercibida, siempre con una fotografía casual y tenue que no intenta explotar esa dualidad entre componentes.
Por momentos, interesante, por otros, obvia, Rehén de Ilusiones nunca se termina de apoyar al máximo en lo jugado de lo que propone; por ende, toda esa intensidad que desarrolla Subiela se le termina yendo de las manos y termina redondeando un film que se torna intrascendente.
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