META IMPOSTOR
Películas con premisas más atractivas que sus posteriores desarrollos hay muchas, incluso a veces son tan espectaculares que poco importa lo que sucede después. Ricky Stanicky: El impostor tenemos a un trío de amigos, de esos que se forman en la infancia y no se separan nunca. Durante una noche de Halloween los tres incendian accidentalmente el frente de una casa, la mejor idea que tiene uno de ellos es dejar una prenda con el nombre falso de Ricky Stanicky, para despistar a la policía. Durante mucho tiempo, ese nombre se replica durante gran parte de sus vidas para otorgarle la culpabilidad de todas sus fechorías y demás mentiras elaboradas. Ricky es para sus esposas y sus familias un amigo muy diferente a ellos, uno que tuvo un pasado de descontrol y desbordes varios, pero reconvertido en activista ecológico. Llegado un punto de no retorno, Ricky tiene que aparecer y estos tres torpes no tienen mejor idea que contratar a un actor de poca monta llamado Rod Hard Rock (el genial John Cena, en su mejor papel) para personificar a este “amigo fantasma”. Con una “biblia” armada por el trío durante años Ricky/Rod aparece en público por primera vez.
La presencia y composición del personaje del título por parte de John Cena es lo único verdaderamente destacable que se erige sobre el promedio de una comedia plana, planteada en términos muy genéricos. La historia está solo apoyada en las desventuras de tres amigos de buen pasar económico envueltos en una bola de nieve de situaciones imposibles, todas generadas por sus propias mentiras. Que John Cena sea el punto más brillante de un montón de luces cuasi apagadas reviste sentido, primero por actuar de un actor y componer un personaje dentro de su propio personaje. En esa versatilidad de un Ricky Stanicky camaleónico se encolumna un amplío abanico de pequeñas grageas, apreciado de forma más evidente en esos clips donde se lo puede ver haciendo una especie de reel imitando a diferentes músicos. También, pero de manera difusa, puede advertirse una idea acerca de la identidad y el síndrome del impostor, en esa dualidad también el actor sabe desplegarse en una pista imaginaria que le es cómoda, y resulta ser un verdadero logro -además- que su Ricky sea el más honesto de todos los personajes. Entre la telaraña de engaños, él es la consecuencia material de un vehículo de una sarta de mentiras, la mayoría de ellas elaboradas con premeditación, por tal motivo su aparición no es más que un efecto y, desde su perspectiva, una oportunidad esperada para salir de un ostracismo, ilustrado con los clichés de los shows de los casinos de mala muerte.
Ricky Stanicky, como comedia es una plantilla apenas reescrita sin más que un puñado de gags con la marca Farrelly, casi como huellas de lo que alguna vez fue un cine más desaforado, políticamente incorrecto y provocador para rebalsar un molde. Es casi un chiste en sí mismo que para una película tan acartonada en sus formas narrativas se hayan necesitado seis guionistas.
(Estados Unidos, 2024)
Dirección: Peter Farrelly. Guion: Jeffrey Bushell, Brian Jarvis, James Lee Freeman, Peter Farrelly, Pete Jones, Mike Cerrone. Elenco: Zack Efron, John Cena, Andrew Santino, Brian Jarvis, Nathan Jones. Producción: Paul Currie, Michael De Luca, John Jacobs, Thorsten Schumacher. Duración: 113 minutos.