La revolución escenificada.
Sinsajo – Parte 2 es la cuarta parte de la saga cinematográfica de Los Juegos del Hambre, dirigida nuevamente por Francis Lawrence, adaptada por Suzanne Collins, la autora de las novelas, y guionada por Peter Craig y Danny Strong. Por una cuestión de duración, Sinsajo fue dividida en dos partes. En la primera, la trama giraba en torno a la organización de la rebelión de los trece distritos contra la capital, mientras que la segunda parte narra la entrada de los rebeldes en el Capitolio para terminar con la dictadura del presidente Snow (Donald Sutherland).
La historia relata la supervivencia de los jóvenes Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson) a los juegos -un enfrentamiento hasta la muerte, similar al de Battle Royale (2000), entre ciudadanos elegidos al azar y voluntarios de todos los distritos- y su transformación en íconos de una rebelión que se venía gestando desde hace tiempo entre los líderes de los distritos sojuzgados por la capital de Panem. Tras los fallidos últimos Juegos del Hambre organizados por el Capitolio entre los distritos que conforman la civilización, como una especie de castigo y ofrenda de la periferia hacia la capital por una revuelta ocurrida hace años, las jurisdicciones se han organizado alrededor del liderazgo de la presidenta Alma Coin (Julianne Moore) y su edecán estratega, Plutarch (Philip Seymour Hoffman), para liberarse del yugo del implacable Snow, que gobierna Panem con mano de hierro.
La última película de la saga alterna correctamente escenas de pura acción, en el camino por la capital hacia el palacio presidencial, con momentos graves de reflexión y de toma de decisiones respecto del futuro de Panem. Las buenas actuaciones de todo el elenco de actores consagrados y un gran despliegue de efectos especiales logran rescatar a la segunda parte de Sinsajo del marasmo de la primera gracias a su carácter de transición hacia una resolución de la historia. La trama transcurre alrededor de los entramados del poder político, las distintas formas de liderazgo, la consolidación de las cadenas de mando y el rol del espectáculo como forma de entretenimiento y base de la creación de un mito social y político.
Sin incurrir en el error de apresurar el relato para resolver todas las intrigas abiertas, Sinsajo – Parte 2 se toma su tiempo para desarrollar cada situación y llevarla hasta su cauce y resolución natural. Así la película desarrolla las estrategias militares y políticas de cada bando para poner al descubierto algunos mecanismos del poder para perpetuarse o conquistarlo. La concusión de la saga distópica deja una historia que supo retomar un conjunto de imaginarios ya presentes en otros films, hoy reciclados para su consumo licuado pero con una carga política interesante, por momentos desperdiciada. La fábula rebelde concluye sin penas ni gloria pero tal vez deje un interés por rastrear algunas de las fuentes en las que se basa la explosión de este mercado adolescente.
Por Martín Chiavarino