HISTORIAS DE AMOR QUE NO SE PIERDEN
El departamento del Upper West de Manhattan de los Stiller senior es el punto de partida de este documental asombroso y extremadamente emotivo. Ahí vivieron Jerry Stiller y Anne Meara. Él, un enlistado en el ejército devenido comediante; ella, una actriz de raíz. Ambos se conocieron sobre un escenario, y de ahí en más decidieron casarse, tener hijos, convertirse en una dupla cómica y, por consiguiente, pasar toda su vida juntos. Sus hijos, Amy y Ben, son quienes plantean los interrogantes, suposiciones y afirmaciones que rodean a la pareja, y que de hecho son unos cuantos.
Los gags de la dupla Stiller & Meara consistían principalmente en peleas de matrimonio, donde planteaban una situación y se contestaban el uno al otro. La realidad llevada a la ficción, inventada, exagerada y efectiva. Stiller generalmente era quien daba pie al chiste y Meara remataba con virtuosa contundencia.
Chistes del estilo:
Jerry: Quiero presentarles a Meara, la madre de nuestros dos hijos.
Meara: Quiero presentarles a Jerry, el padre de uno de nuestros dos hijos.
Bajo esa lógica, Stiller & Meara bromeaban en sus actos sobre su descendencia y religión, él judío y ella irlandesa, fórmula compartida con el matrimonio de Ed Sullivan, el icónico presentador del The Ed Sullivan Show (hoy reemplazado por The Late Show), que aseguraba su permanencia en un segmento del programa, más aún tras sentir en carne propia esas diferencias de las que la dupla se reía. Así, el matrimonio Stiller adquirió notoria popularidad para una generación; el programa era visto por no menos que millones de estadounidenses.
Ben Stiller dirige el documental y es quien tiene una gran preocupación que lo agobia: la de intentar no repetir ciertos desaciertos (como la ausencia por estar en sets de filmación) tras ser hijo de estos padres actores con sus propios hijos. Stiller estuvo casado con la actriz Christine Taylor, con quien comparte a su vez dos hijos. Entre ellos, Ella, dedicada a la actuación. También destaca haber crecido como persona, y la mejor evidencia es que, aún separados, decidió pasar la pandemia junto a Taylor y los hijos. Ben entrevista a Taylor, quizás uno de los mayores aciertos del film, donde demuestra tener templanza al hablar del futuro que les depara como familia y entender a Ben, ahora.
La venta del departamento en que vivían sus padres -fallecidos hace cinco y diez años, respectivamente-, es disparador gracias a los objetos encontrados (fotografías, cassettes, cartas) para volver al pasado, a los recuerdos y a la nostalgia, pero también para poder entender más a sus padres y la relación que tenían. De pequeño, Ben no tenía la capacidad para realizar semejante análisis.
Cada objeto encontrado (Jerry guardaba todo), como piezas de un rompecabezas, van ensamblando una historia hasta hoy desconocida por sus hijos. Como en Los puentes de Madison, cartas de amor subidas de tono, conversaciones en las que se planteaban preocupaciones internas de la pareja, videos en los que se nota una molestia de Ben pequeño y que ahora da cuenta que ya percibía cierto grado de alcoholismo de su madre.
Ben y Amy se cuestionan:
¿Se amaban por igual? ¿Uno era más talentoso que el otro? ¿Qué sacrificaba cada uno por trabajar en dupla y no en solitario?
El documental afirma que Anne tenía un talento nato para la actuación, le salía fácil y en la improvisación, ingeniosamente respondía al instante, pero debido al éxito cómico postergó lo que realmente le interesaba, la actuación teatral. Jerry, por su lado, más estructurado, aprendía sus letras, le costaba y esto lo mantenía afianzado a Anne. En escena, él no podía existir sin ella. Jerry sentía devoción y un amor incontrastable por quien a años después de su muerte confesó haber sido una mujer increíble, la mujer más maravillosa que haya conocido.
Ben luego se dota de amigos de la pareja para describir a sus padres. Entre ellos, Christopher Walken. Los Stiller no siempre pasaron buenos momentos, tanto en lo económico como en el día a día como pareja. Teniendo que mudarse a Los Ángeles frente las nuevas propuestas de trabajo, específicamente programas televisivos o films como Aeropuerto 1975, de Jack Smight, o La captura del Pelham 1-2-3, a cargo de Joseph Sargent. Mudanzas y separaciones regionales de por medio, hubo una época en que Meara residía en New York y Jerry en Los Ángeles. Aquí es donde Ben y Amy recuerdan ese lapso como conflictivo y de alta necesidad de ambos de sus padres.
El tiempo de romper la dupla actoral llega, y tanto Anne como Jerry consiguen trabajos en solitario. Jerry podrá ser recordado por su rol como el padre de George Costanza en Seinfeld. Anne, por participaciones Amantes y otros extraños o como la mujer que agrede a Will Ferrell en Zoolander y muchas más, sobre todo teatrales. El film evidencia que individualmente afrontaron todos sus miedos, tanto actorales como en la vida personal, y superaron cada uno ellos. Anne usó como arma la comedia para a veces exponer lo que internamente sentía. Él, más concienzudo, jamás dejó a Anne mal parada ante un público en escena, ante sus confrontaciones. La mirada de Jerry lo dice todo: la amaba con locura.
Si hay algo para destacar de la película de Ben Stiller, fuera de su apertura personal y tras exponer sus más íntimos recuerdos, es el amor que percibimos Ben y Amy recibieron en su infancia. Emociona y hace ver que más allá de las dificultades de pareja, las discusiones o lo que sea que se interponga, ese amor quedó documentado. Escenas como en las que la dupla los saluda desde sus actuaciones o entrevistas que les hacían, hasta exponerlos tocando y errando notas en violín; para sus padres, era una melodía perfecta.
(Estados Unidos, 2025)
Dirección: Ben Stiller. Con: Anne Meara, Amy Stiller, Ben Stiller, Jerry Stiller, Christopher Walken. Producción: John Lesher, Lizz Morhaim, Geoffrey Richman, Ben Stiller. Duración: 97 minutos.