The Iceman (Estados Unidos,
2012)
Dirección: Ariel Vromen. Guión: Ariel Vromen, Morgan Land. Elenco: Michael Shannon, Winona Ryder, Ray Liotta, Chris Evans. Producción: Ariel Vromen, Ehud Bleiberg, Juan A. Mas. Distribuidora: CDI Films. Duración: 105 minutos.
Atrapados en el hielo
Vromen
se basa en el sicario estadounidense Richard Kuklinski, quien asesinó a más de
cien personas durante décadas -desde deudores de apuestas a jefes de la mafia,
incluyendo al suyo- para realizar su tercer largometraje. Kuklinski fue apodado
el “hombre de hielo” por su técnica de congelar los cuerpos de sus víctimas,
aunque en la película no lo hace él mismo sino otro asesino vocacional,
conocido como Freezy, un Chris Evans irreconocible que recorre los barrios manejando
un camión de helados.
Lo
que está pendiendo de un hilo a lo largo de la película es la motivación del
protagonista. ¿Por qué de un momento a otro decide convertirse en un asesino a
sueldo y por qué como prueba de iniciación accede a matar a un vagabundo como
si lo hubiese hecho toda la vida? La respuesta parecería ser, porque sí.
Ninguna de sus acciones están justificadas desde una lógica interna del
personaje. Si bien antes de que asesinar se convierta en su trabajo ya había
matado a sangre fría a un hombre porque dijo algo inapropiado de su futura
esposa, tampoco sabemos qué lo lleva a cometer semejante acto de salvajismo. Si
bien al personaje lo rodea un aire de extrañeza, eso no alcanza para justificar
su accionar. Puede suceder en la vida real, pero no alcanza para adquirir
verosimilitud a nivel relato.
El
Kuklinski de Shannon es un personaje puramente setentoso: duro, tosco y
enigmático. Pero el ser un enigma en este caso le juega en contra en cuanto a
empatía con el espectador porque no saber nada sobre él debilita nuestro
interés. Vromen no explora la industria del cine porno en Estados Unidos en los
setenta, ni por qué el protagonista se mueve en ese ámbito, o cómo es que pasa
de ser un personaje seco y despiadado a padre de familia ejemplar. La
construcción de la familia es otro de los elementos que fallan en la película:
la del verdadero Kuklinski no tenía conocimiento de cómo se ganaba la vida. Sin
embargo, en el film hay varios indicios de que su mujer (Winona Ryder) sospecha
sobre la naturaleza de su trabajo, pero en vez de enfrentarlo decide mirar para
otro lado.
Vromen
tampoco trabaja la cimentación de las relaciones entre los personajes, algo
clave en una película en donde los vínculos juegan un papel tan importante como
los negocios. En The Iceman todas
las muertes están al mismo nivel, ninguna tiene más o menos importancia que
otra. Hacia el final se apuntala el suspenso gracias a la amenaza contra sus
hijas. Por suerte el clímax en ralentí -cuando Kuklinski es arrestado- acorta
un poco la brecha que había entre personaje y espectador. Esos momentos, junto
con la violencia explícita presente a lo largo de todo el metraje y un dejo de
nostalgia del fílmico y el súper 8, son los puntos más destacables.