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CRÍTICAS - CINE

The Lady in the Van

(Reino Unido, 2015)

Dirección: Nicholas Hytner. Guión: Alan Bennett. Elenco: Maggie Smith, Alex Jennings, Jim Broadbent, Gwen Taylor, Roger Allam, Deborah Findlay, Cecilia Noble, Frances de la Tour, Nicholas Burns, Pandora Colin. Producción: Nicholas Hytner, Damian Jones y Kevin Loader. Distribuidora: Village Cines. Duración: 104 minutos.

El desamparo.

A veces el rótulo “comedia dramática” puede resultar un tanto engañoso y/ o desencadenar confusiones por la simple disposición sintáctica de los términos: de hecho, la primera palabra suele inducir una interpretación específica por parte de los espectadores, marcando su preeminencia por sobre la segunda y así repercutiendo en los prejuicios de turno. Una película como The Lady in the Van (2015) literalmente pone patas para arriba este malentendido y hasta se divierte atizándolo -a lo largo del desarrollo narrativo- al jugar con un tono que nunca se decide del todo entre el humor negro y la tragedia lisa y llana, esa que trabaja el dolor del pasado desde un presente vinculado a una eterna expiación. El film que nos ocupa es un retrato del costado más ciclotímico e impredecible de la tercera edad, un periplo que va más allá del cliché del “viejo gruñón” que desautoriza a toda la humanidad.

El propio Alan Bennett, un afamado dramaturgo y guionista del Reino Unido, adapta para la pantalla grande sus memorias y en especial esos 15 años que vivió junto a la señora del título, Mary Shepherd (Maggie Smith), una homeless que antaño intentó convertirse en monja y que terminó habitando una camioneta destartalada luego de atropellar a un joven motociclista. Bennett (interpretado por un excelente Alex Jennings) pasa de ser testigo de la precaria situación de la anciana a compadecerse cada vez más, hasta que un día le ofrece estacionar el vehículo en el garage de su hogar. El guión examina con franqueza y aplomo una pluralidad de tópicos como la idiosincrasia inglesa, la convivencia entre vecinos, el proceso de creación artística, la dependencia para con las figuras de autoridad, la pedantería de la burguesía intelectual y el desamparo/ abandono que padecen muchos adultos mayores.

No cabe duda que el otro gran responsable del pulso tragicómico de base es el director de la película, Nicholas Hytner, conocido sobre todo por Las Brujas de Salem (The Crucible, 1996) y La Locura del Rey Jorge (The Madness of King George, 1994), esta última también basada en una puesta teatral de Bennett: el realizador aprovecha el talento de una Smith que se luce al componer a una mujer que salta entre la demencia y la cordura, poniendo siempre a prueba la paciencia de Bennett; quien a su vez está descontento consigo mismo y cuenta con una personalidad esquizofrénica, dividida en su “yo literario” (el que escribe y juzga todo a la distancia) y el “yo cotidiano” (en otras palabras, el que lucha con el sustrato del devenir mundano). Quizás el mérito más importante de la octogenaria actriz pase por administrar sutilmente la línea que separa a la simpatía de la exasperación más altisonante.

Ahora bien, a pesar de que el guión exprime con eficacia las distintas intersecciones entre el altruismo y la culpa, sin olvidar esa segunda mitad que compensa los baches de una primera parte algo estéril, resulta obvio que por momentos la lógica ambivalente de la propuesta le termina jugando un poco en contra debido a que lo hecho en la comarca dramática supera progresivamente a lo alcanzado en su homóloga cómica, un esquema que por suerte encuentra su atenuante en la dialéctica de los espejos (a la partición psicológica de Bennett se suma la presencia de su atribulada madre, hoy en la piel de Gwen Taylor, un contrapunto familiar -y ya completamente enajenado- de Shepherd). The Lady in the Van es una obra correcta y luminosa, no obstante hubiese sido deseable que se profundice el análisis del rol castrador de la Iglesia Católica y la desidia del Estado durante tantos años de indigencia…

calificacion_3

Por Emiliano Fernández

 

Cine inglés de pura cepa.

El realizador Nicholas Hytner realiza, después de La Locura del Rey Jorge (The Madness of King George, 1994) y Haciendo Historia (The History Boys, 2006), su tercera adaptación de una obra de Alan Bennett. En The Lady in the Van, Hytner toma un relato autobiográfico del escritor y dramaturgo para hablarnos de su particular relación con la Señorita Shepherd (Maggie Smith).

La película abre con un accidente en la ruta y una persecución, y -elipsis mediante- nos encontramos luego en una apacible calle de Londres, a la que llega una camioneta con aquella mujer del siniestro ocurrido tiempo atrás. Margaret Shepherd vive dentro del destartalado cacharro estacionado en la calle, una homeless sin un destino aparente, quien solo sale para utilizar el baño de la casa de su “vecino” Alan y realizar algunas compras. La relación entre ellos es extraña y tiene códigos propios. Él le deja estacionar la camioneta en su casa cuando le ponen una multa por mal estacionamiento y refunfuñando la ayuda a trasladarse cuando ella le pide que empuje su silla de ruedas o la camioneta. Los dos son seres huraños, parcos y rara vez dejan salir sus sentimientos: ella vive con culpa y miedo a ser identificada por la policía, cita a Dios, reza y se persigna cada dos por tres. Y ambos son, a su manera, fabuladores. Él la observa desde su ventana y se cuestiona el hacer algo por ella mientras roba momentos y vivencias para escribir un libro.

The Lady in the Van es una película de personajes sostenida por excelentes actores y hecha sobre todo a la medida de una actriz como Maggie Smith, quien con más de ochenta años aún sigue insuflándole vitalidad a un personaje dramático que despierta la empatía y simpatía del espectador. Desaliñada, maloliente, hosca, Margaret conserva su dignidad y aplomo (maravilloso el breve momento en el ascensor de la ambulancia).

La trama se resiente promediando el metraje y pierde un poco el interés por reiterativa, sin aportar más datos que podrían enriquecer la historia. Pero así y todo, vale la pena acercarse al cine para ver a la gran Maggie Smith con un personaje que perdurará seguramente en la memoria de aquellos que disfruten de su arte. Alex Jennings, como el atribulado Alan Bennett, ofrece una actuación a la altura.

calificacion_3

Por Sergio Zadunaisky

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