A Sala Llena

0
0
Subtotal: $0,00
No products in the cart.

CRÍTICAS - CINE

Un Don Excepcional, según Luciana Calbosa

Naturalidad Innata

El director estadounidense Marc Webb, a sus 42 años, lleva más de una década exitosa de trayectoria audiovisual donde abarca desde innovadores videoclips a renombradas bandas, como Green Day, hasta el notable debut fílmico 500 Días con Ella (500 Days of Summer, 2009), cuyo género de comedia romántica indie retoma en este largometraje producido por Fox, luego de dirigir las dos películas de El Sorprendente Hombre Araña (The Amazing Spider-Man). Bajo el mismo sello del personaje atípico que tiene un don, cuenta la historia de una niña prodigio a la que titula Gift (regalo, en inglés), y la cartelera argentina rebautiza Un Don Excepcional; tres palabras unidas por una misma tangente que remiten al concepto único. En efecto, la palabra Gift en inglés también significa don e implica una celebración, mientras que en español la traducción tiene su misma connotación. En esta sintonía Webb aprovecha la ocasión para homenajear a su padre –profesor de matemáticas de la Universidad Wisconconsin, Madison- tal como hizo con su madre, bióloga, fuente de inspiración para su versión de Spider-Man.

El guión de Tom Flynn queda trunco al abordar el conflicto remixando las películas Matilda (1996) de Danny DeVito, y Mentes que Brillan (Little Man Tate, 1991), de Jodie Foster, ambas protagonizadas por niños prodigio cuyo debate se centra en decidir si deben recibir una educación que estimule sus cualidades o asistir a una escuela pública para disfrutar su infancia y sociabilizar con sus compañeros. En esta ocasión, la trillada trama gira en torno a enfatizar la psiquis de sus personajes y descifrar si la pequeña Mary (McKenna Grace) de tan solo siete años, continuará con su vida normal bajo el cuidado de su tío, Frank Adler (Chris Evans), un hombre bohemio y soltero que tras el suicidio de su hermana queda a cargo de su sobrina en un barrio costero de Florida y que, para mantenerla, toma trabajos temporales. Hasta aquí, nada nuevo. Flynn denota su nula inspiración, sobre todo cuando, por arte de magia, amenaza esta entrañable relación tío-sobrina con la aparición –cual villano de turno- de la abuela de Mary, Evelyn (Lindsay Duncan), que al descubrir el don de su nieta pretende potenciar sus habilidades y alejarla de Frank. Así se enfrentan -justicia mediante- y la narración pivotea sobre cómo la capacidad de resolver cálculos de álgebra y matemáticas ponen en juego el destino de Mary. Esta figura-fondo rememora el drama Mi Nombre es Sam (I´m Sam, 2001) protagonizado por Sean Penn y Dakota Faning, cuando la pequeña Lucy sufre horrores la decisión de la corte al separarla de su padre, que padece discapacidad mental. Esta metodología impuesta por la industria de Hollywood, plagada de historias nostálgicas, reabre el eterno debate entre el público espectador y los críticos ante el previsible desenlace: ¿Atrapante?

Los minutos avanzan, y recursos como el montaje, la fotografía y la música (a cargo de Rob Simonsen) que dan ritmo al relato, también reforzado por el gran trabajo del elenco. McKenna Grace brilla y sorprende por su notable parecido físico con la versión más joven de Dakota; a sus once años tiene una formidable carrera actoral. A ella se suma Chris Evans (el Capitán América de Marvel), quien, esta vez sin escudo, intenta sacar a flote esta familia disfuncional junto Octavia Spencer. La actriz, vista hace poco en Talentos Ocultos (Hidden Figures, 2016), interpreta a Roberta, una especie de nanny y mejor amiga de Frank, que resulta convincente cuando juntos enfrentan a la grandiosa Lindsay Duncan (The Leftlovers) y le plantean que la familia trasciende los lazos sanguíneos.

Un Don Excepcional instala un debate social que no profundiza ni cierra cuando, quizá, con tan solo sumar la voz autorizada de un psicólogo hubiese ayudado a delinear cómo proceder ante un niño prodigio para brindarle un presente próspero, exento de presiones sociales y marginalidades. Si bien el enfoque de Webb y Flynn es bueno, recae en el típico daño que ocasiona en ellos la presión social de ser una “promesa y el devenir de una humanidad perfeccionista”. Esperemos que esta historia sirva para renovar guiones con trasfondos dignos de ver y, sobre todo, soluciones que exploren aristas nuevas. De lo contrario, ver una más con personajes superdotados sería un fiasco cinéfilo.

calificacion_3

 

 

© Luciana Calbosa, 2017 | @LulyCalbosa

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar...

Recibe las últimas novedades

Suscríbete a nuestro Newsletter