Veronika Decide Morir (Veronika Decides to Die. Estados Unidos, 2009)
Director: Emily Young. Guión: Kim Roberta Hanley y Larry Gross. Elenco: Sarah Michelle Gellar, Jonathan Tucker, Melissa Leo, Erika Christensen, Florencia Lozano, Rena Owen, Victor Slezak, Barbara Sukowa, Victor Steinbach y David Thewlis. Fotografía: Seamus Tierney. Música: Murray Gold. Edición: Una Ni Dhonghaile. Producción: Chris Hanley, Sriram P. Das, Jonathan Bross. Distribuidora: Doble E. Duración: 103 min.
Drama y romance para poco exigentes.
Veronika es joven, lindísima, con un trabajo que muchos quisieran tener y dueña de su propia vida. Pero está sola, deprimida y ve su futuro como un negro camino del que la única manera de escapar es suicidándose. Tras el primer intento es internada por sus padres en una clínica psiquiátrica, en donde conoce a distintos personajes que despertarán su curiosidad. Allí también deberá luchar por (o en contra de) su salud, su vida y lo que pueda venir después.
Al principio el film promete ser audaz; la voz en off de la protagonista –que interpreta Sarah Michelle Gellar, a quien se vio durante siete temporadas como protagonista de Buffy, la cazavampiros-, va introduciendo al espectador en la psiquis en constante desmoronamiento de la protagonista. De pronto el ritmo, junto con la música que se vuelve estridente, cambia y va de lleno a una situación de incertidumbre, vértigo y mareos. La escena del suicidio es trágica; aturde e incomoda.
Pero pronto lo acelerado pierde vertiginosidad; tal vez sea por la historia misma, ya que el tratamiento al que se somete a Veronika tiene su propio tiempo. Pero lo que se vislumbraba al principio se diluye para pasar de ser un film psicológico y dramático a una historia romántica.
Hay aquí abundantes lugares comunes y situaciones con resolución esperable. Salvo al principio, pocos son los recursos expresivos propios del lenguaje cinematográfico, por lo que la narración termina siendo una más. Sin embargo, son destacables las actuaciones, tanto de Gellar como de Melissa Leo (en el papel de Mari, otra de las internas pero casi recuperada), la de Thewlis (el psiquiatra, correctamente compuesto) y en menor medida de Tucker (quien interpreta a Edward, otro interno que se acerca a Veronika y con quien establece una relación especial).
De todos modos, es destacable lo que cada personaje va descubriendo de sí mismo y a través de los demás; el sentido de la vida y si vale la pena el intento de vivirla se resume en la frase que casi al final se escucha decir al psiquiatra, en la que alude a la necesidad de vivir cada día como un milagro.
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