No queremos morir. Somos la generación que más pelea contra la muerte, contra el cambio, contra la vejez, contra la finitud. No queremos largar el hueso, sobre todo, porque todavía no nos hicimos realmente del hueso que queríamos.
Hoy me siento decrépita. Soy una mujer joven que se siente decrépita. ¿Por qué sucede, por qué? Sobre todo ante el nuevo trailer de Solo. Casi me hizo llorar. Trato de ser abierta, de excitarme, de entusiasmarme con las cosas, pero hay días en los que realmente me cuesta. Hablando con Marisa Cariolo y Rodolfo Weisskirch, arribamos a la conclusión de que el secreto sigue estando en HACER. Yo pacté no parar, conmigo misma hace mucho, pero hay tiempos que se hacen de chicle, como una especie de loop. De ciudad carente de una arquitectura reconocible, fiable, sensible.
¿Recuerdan aquel cuento en el que el troglodita resultaba Homero?
Y ahora el trailer de Solo.
Solo, sin Harrison. Solo en un universo que parece el de Star Wars, que huele a los 70’s, pero que se siente un poco artificial, un poco clonado, un poco ajeno. ¡Dios, cómo me gustaría ilusionarme con esta película! Pero me pasa exactamente lo contrario. La siento como una sentencia de muerte. De muerte de los sueños, de la niñez, de la juventud. O tal vez, soslayo la inmortalidad replicante en ella, lo que es mucho peor. Un relato, dentro de otro, dentro de otro, un laberinto de salida hacia la ciudad sinsentido. Y de golpe nos sentamos en la arena, y el perro es Han Solo.
Vamos muchachos, ese no es Han Solo.
Con Kenobi nos la bancamos en las precuelas, porque había que contar el principio del canon: Star Wars es la historia de Anakin Skywalker y sus descendientes. Y eso no lo digo yo, lo dijo el mismísimo George Lucas. Si, si, ya sé que Rogue One fue fantástica, pero eso fue otra cosa. Allí, salvo Vader y Leia, que solo fueron frutillitas destellantes y en detalle, la historia iba por otro lado. ¿Estamos abriendo acaso niveles y niveles de algo que jamás empieza ni termina?
¿Ahora nos tenemos que tomar un DeLorean al pasado de Solo, para después volver al futuro, en un círculo viperino que se traga su propia cola? ¿Y tengo que entusiasmarme? Juro que quiero pero no puedo. Esta no es una historia nueva, esto no está vivo, esto es no querer soltar el hueso. Esto es querer aniquilarlo todo, con tal de recuperar algo que es irrecuperable: la juventud y su magia. Por lo menos no es recuperable en papel de calcar.
Amigos, la forma de mantener la ilusión no es esta, solo creando cosas nuevas podemos conservar nuestro espíritu, nuestro sentido intacto. ¡COSAS NUEVAS! Todo lo demás huele a mausoleo zombie.
¿Quieren excitarse con los personajes que amamos? Aquí les va una idea: ¡NO LOS MATEN EN LOS EPISODIOS! Tal vez no se vean como a los veinte, pero, por Dios, son infinitamente más auténticos e incitantes que estos intentos de plástico de revivirlos con otras caras.
En fin…
Tal vez es solo que hoy es lunes y los muslos se me juntan arriba de las piernas. Vaya a saber… Por lo demás, ojalá pueda amarla. Siempre es mejor amar. Pero hasta acá, me gana la amarga, la guacha, la turrita: no les voy a mentir. Today, I’m a bitch on wheels.
Si, ahora hay más frases en ingles, de vieja me convertí en Borges.
© Laura Dariomerlo, 2018 | @lauradariomerlo
Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.