Compañía: Teatro La Plaza. Directora: Chela de Ferrari. Autor: Luis Alberto León. Director asistente: Carlos Galiano. Coreografía: Ana Correa. Investigación: Luis Rodríguez Pastor. Producción sonora: José Balado / Charango: Martín Choy. Diseño de escenografía: Chela de Ferrari y Luis Alberto León. Diseño de vestuario: Chela de Ferrari y Luis Alberto León. Diseño de iluminación: Jesús Reyes. Producción general: Teatro La Plaza. Elenco: Nidia Bermejo, Alaín Salinas, Carlos Victora y Emilram Cossio. Prensa: Pablo Medina.
Lo increíble puede ser real.
La Cautiva es un trabajo artístico profundo y político acerca de los años más duros que vivió la historia peruana. Ayacucho, 1984. A mediados de los ochenta se desató una guerra déspota e impiadosa, entre la guerrilla y los militares, que afecto sin tregua a la población civil durante veinte años. El país se desangraba por el terrorismo -que azotaba adentro y fuera de la Capital- y a la vez recibía la saña desmedida como respuesta, por parte de las fuerzas para-militares.
Sobre esta violación de los derechos humanos, el texto coloca como conflicto la violación real de una niña asesinada, que sería ultrajada después de muerta por toda una tropa en la morgue militar. Hija de profesores, había sido encontrada junto a sus padres, a quienes ve morir intentando “ser pared” para que no la descubran pero que asesinan sólo por estar allí. El texto expone a un militar relatando cómo los guerrilleros asesinaban a sus propios bebés para que no lloraran y así no ser descubiertos con el objetivo de seguir atesorando la causa, e interpela a los que los llamaron a “solucionar”, preguntando si creen que es fácil tratar con gente de estas características. En el duro equilibrio sobre los valores, la justicia y los conflictos político-sociales, la dramaturgia hace una honda crítica hacia ambos lados del poder armado.
La joven, María Josefa, debe ser limpiada y vestida de forma agradable a la vista para su ultraje. A cargo de esta tarea se encuentra Mauro, el asistente de la morgue, un hombre sensible y horrorizado por los crímenes que ve. En una gran soledad comienza a limpiar el cuerpo de Josefa que se despierta. No porque no estaba muerta sino que se despierta muerta. Lo hace para hablar de los horrores que vio. Mauro no puede creer lo que ve y a la par que le está hablando le explica a un cuerpo muerto que si está psicótico no puede ayudarla, que debe quedarse muerta, quieta, para que no los dañen más, a ambos, los militares. Y se termina enamorando de María Josefa, a quien le hará creer que la tropa que vendrá a ultrajarla, son en realidad invitados a su fiesta de cumpleaños de 15. Todo este realismo mágico es dominado con una verosimilitud profunda y desgarradora hasta el final.
Así, la belleza de la poesía del texto envuelve con imágenes de la cultura peruana, llenando por momentos de flores y colores un lugar tan tétrico. También hay una poesía remarcable de los elementos escénicos. Estos son las representaciones que hace Mauro para convencer a Josefa de que es su abuelita y con un chall típico se agacha, caminando con dificultad. O cuando Josefa recuerda a su primer amor y Mauro le dice que vino a buscarla, y van de la mano por los campos y arrollos. Pero en especial en las estampas generadas sobre las fiestas patronales, en donde la actriz, subida a caballito de uno de sus compañeros y con su vestido dado vuelta, forma la imagen de la virgen.
La escenografía es meticulosa, detallada, hiperrealista. De una impecabilidad particular por no verse ningún telón de fondo ni a los costados; por no verse en ningún momento un teatro. Las paredes del Regio parecían tener ventanas por donde entraba la luz y es excelente su color turquesa, correspondiente a la estética latinoamericana, con sus detalles de estampitas y otros elementos típicos. La totalidad de la pared del fondo escénico son las heladeras de madera de la morgue, en una gran realización.
Actoralmente todos los integrantes resuelven muy bien sus papeles pero hay que resaltar la labor de Nidia Bermejo, que logra un interesante y estético despliegue de libertad expresiva sin evadirse en ningún momento de su personaje: con su condición de virgen inocente o de hembra muerta y llena de vida.
Una obra que para relatar lo oscuro encuentra el brillo del que es capaz el arte, para meternos dentro de una historia tan terrible como mágica, que no pierde ni un ápice de verosimilitud. A pesar de que ciertas historias de la humanidad, siempre nos van a resultar increíbles.
Teatro: Regio – Av. Córdoba 6056
Funciones: Jueves 1, a las 20 hs; viernes 2, a las 21 hs, y sábado 3, a las 17 hs.
Por Natasha Ivannova