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[22] BAFICI | Dopamina

[22] BAFICI | Dopamina

El cine como espacio de encuentro familiar:

Según cuenta la novela familiar, Natalia (personaje y directora) fue una hija deseada que llegó al seno de la familia luego de varios intentos frustrados de embarazo. Sus padres fueron militantes de izquierda en la época universitaria y debido al riesgo de las detenciones y las desapariciones, mantuvieron su noviazgo en secreto durante varios años.  

La crisis familiar se suscita a partir de dos eventos: el diagnóstico de enfermedad de Parkinson de Ricardo (el padre), hace doce años, y la revelación de Natalia sobre su homosexualidad. Los padres se ven confrontados a la contradicción de haber criado a una hija con ideales progresistas de un mundo más libre, pero con la dificultad de aceptar en la realidad la elección de vida de su hija, diferente a la que esperaban. Si la enfermedad del padre introduce a Natalia en el duelo por el padre idealizado de la infancia; para los padres se trata de transitar el duelo por la niña ideal de la infancia y de asumir su condición de adulta.

A la dificultad de aceptación de la disidencia sexual de Natalia se suman la culpa y los autorreproches de los padres por haber fallado en su función. La reacción de estos produce en Natalia el enojo y la necesidad de entender una respuesta parental que aparece en contradicción con sus convicciones de juventud. 

Un punto interesante que se desprende de las conversaciones del documental es el cambio en los modos de militancia. Si antes la revolución pasaba por cambiar el mundo, por una orientación política que permitiera la igualdad de oportunidades en términos de clases sociales; hoy la revolución pasa más por lo familiar y concierne a los cuerpos. De ahí que el lema feminista “lo personal es político” cobre fuerza hoy, como expresión de una resistencia al predominio de una sexualidad homogénea, instituida por el patriarcado, con base en la estructura familiar tradicional. 

Organizada a partir del relato en primera persona de la propia directora, de archivos fílmicos familiares caseros y de conversaciones que la directora va manteniendo como personaje con cada uno de sus padres, la película se propone como posibilidad de acercamiento entre las partes. Si la falta del neurotransmisor de la dopamina es la que produce la rigidez de movimiento en la enfermedad de Parkinson, la película (haciéndose eco de este significante) propone el diálogo como posibilidad de construir puentes que permitan cierta apertura en la manera de pensar e instalar una dinámica familiar donde se pueda aceptar la diferencia, aunque no se acuerde con la decisión del otro.

La intenciones de la joven realizadora colombiana Natalia Imery Almario, en su primer largometraje documental, son buenas; pero no consigue articular el contenido narrativo e ideológico con un trabajo más minucioso a nivel de las formas, que le permita ir más allá de la catarsis.  

© Carla Leonardi, 2021
Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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