El ascenso y caída del Chop Chop Show narra una historia de un programa que se armó y cayó velozmente, con un protagonista (el Chop Chop del título) cuyo optimismo exagerado, patológico incluso, lo hace entusiasmarse de forma desmesurada, hasta por logros nimios o directamente falsos. Es un personaje acelerado y sumamente querible, con una confianza notable en la gente que lo rodea. Es también el protagonista de la película que abrió el BAFICITO, un film hecho con muñecos que, a diferencia de la enorme mayoría de películas argentinas, rehúye de la monotonía, el didactismo y el humor pueril. Se trata de una muy buena comedia que parodia desde nuestra relación con las redes sociales al mundo de la pandemia. Su director, Diego Labat, es una de las figuras más creativas e hiperactivas del cine nacional actual ligado a la comedia absurda, que codirigió junto a Agustín Ross Beraldi películas como La máquina que escupe monstruos y la chica de mis sueños, Erase una vez en Buenos Aires y Los amigos del anillo (todas disponibles para ver en YouTube). En esta entrevista hablamos de la película, de la particular forma en que se produjo y sus influencias.
Voy a preguntarte un poco lo mismo que le pregunto a cualquier persona a la que le hago una entrevista. ¿Cómo surgió este proyecto?
A ver, es medio largo. Fue durante la cuarentena, donde todos nos volvimos medio locos. Como estaba encerrado tenía ganas de hacer algo porque estaba aburrido en casa. Ahí nos inscribimos con Patricio Cron a un concurso para hacer cosas con títeres en 48 hs. Con Pato, que estaba en su casa con los títeres y yo mismo con el celular iba escribiendo e iba a editando una película chiquita para este concurso. Nos fue muy bien y me di cuenta que uno podía hacer una película con títeres gente a distancia. Pasa con los títeres como con la animación: podés hacer un programa o una película sin necesidad de juntarte. Ahí nos propusimos primero un programa para Instagram con la misma metodología de trabajo con la que hicimos el corto. Fuimos planteando las cosas, fuimos planteando los sketches, llamamos a uno de mis amigos para que se pueda dedicar a la parte de edición. A partir de ahí puse muchas reglas acerca de lo que quería que se haga con el show. Estuvo muy bueno, hicimos mucho agite y lo pasamos por Instagram para que sea un show popular… pero no funcionó, no prosperó nada. Igual me quedé cebado con esa forma de laburo e hicimos una película con Agustín Ross Beraldi que es con el que hice mis películas anteriores. La hicimos en mayo del 2020, usando celulares toda hecha con una metodología de trabajo exactamente igual a la que había aplicado con estos cortos de Instagram. Esa película fue Los amigos del anillo.
A mucha de esta gente no la veías, se grababan ellos con indicaciones tuyas…
Sí, hay actores con los que trabajé y dirigí en esta película a los que nunca vi en la vida real. La película se estrenó, le fue bien, la plata recaudada fue a los actores que participaron en la película y fue ahí también que quise apurarme para crear otra película relacionada con el tema de la pandemia porque pensé que iba a pasar e iba a dejar de ser relevante. Y ahí, durante la segunda ola me propuse filmar con Pato algo basado en un material que teníamos de un montón de pilotos de series, cortitos y películas que habíamos hecho. Ahí es cuando escribí algo que podía hacerse rápido y fácil, y eso fue El ascenso y caída de Chop Chop.
Cuando hablás de rápido y fácil, ¿de cuánto tiempo hablamos?
Lo filmamos en ocho días. Nosotros dos solos y en la casa de él. Dos días con actores. Un día donde tuvimos que llamar a tres amigos titiriteros para que nos den una mano con todos los muñecos para que podamos tenerlos a todos juntos en un plano. Y el resto de los días éramos Pato y yo con los muñecos.
Eso es una cosa que llama la atención de la película, los títulos de crédito. Son muy poquita gente.
Es que fue todo muy austero. La posproducción también fue austera aunque ahí tuvimos más ayuda.
Hablando de austeridad o de ese cine medio de emergencia me llamó la atención que tu crédito como Director de fotografía aparece entre comillas.
Porque hice la dirección de fotografía pero no sé nada de eso. Estudié cine, pero si tengo que hacer esa materia de nuevo la repruebo. Pero bueno, sabía qué quería contar y quería que fuera gracioso, y al mismo tiempo serio. Que se tome en serio la comedia o sea.
Las características generales de cada personaje, ¿de quién son?, ¿los escribiste vos como guionista o ya eran personajes preexistentes de Patricio Crom?
Algunos de esos personajes los habíamos creado juntos con Patricio. Hay otros que Pato los tenía creados desde antes. Y algunos los redacté yo en base a títeres que Pato había hecho. Tiene muchísimos, hace más de diez años que trabaja con ellos. La mayoría eran preexistentes igual.
La película abrió el BAFICITO, que se asocia a los chicos. ¿Vos igualmente definirías a la película como familiar?
Dentro de las reglas de Pato, a él no le gusta que los títeres hagan algo muy adulto. A mí sí. Tomando en cuenta eso, yo quise hacer una película familiar en la que Pato no me pusiera ninguna objeción, donde se sugieren cosas adultas pero no se digan. De esta forma la puede terminar viendo cualquiera. El único riesgo es que un espectador chiquito no entienda el chiste. Eso es lo único que peligra digamos en ciertos momentos. Pero igual la pensé como una película para chicos de 6 o 7 para arriba porque hay mucho texto. Pero es familiar, digamos, al estilo Los Simpson. Que yo los veía de chico aunque no captara todo.
Vos hablabas de que Pato y vos tienen reglas internas distintas. Calculo entonces que vos mismo tratabas de conciliar tus ideas con las de él. ¿Te sirve trabajar así para tu propio proceso creativo?
Sí. Yo cuando estoy trabajando cosas puramente mías me tengo que imponer sí o sí reglas internas para que no valga todo. No te digo siempre porque yo escribo mayormente por encargo y más de una vez es una paja eso de estar limitándote porque te lo dice una productora. Pero con algunas personas como con Pato me sirve que alguien me imponga reglas para crear algo para tener un marco donde moverme. Es como una protección.
Me hace acordar a Chuck Jones eso. Él se imponía límites todo el tiempo porque decía que como la animación no tenía límites, había que ponerlos y que sean muy claros porque si no terminabas haciendo cualquier cosa.
Sí, claro. El Correcaminos tenía bocha de reglas, el Bugs Bunny de Jones sólo atacaba cuando lo atacaban antes.
Además cuando ves los cortos te das cuenta porque en el fondo son muy estructurados. Me acordé de Chuck Jones igual cuando veía Chop Chop porque él una vez dijo que le encantaba “la épica del fracaso”, personajes que persistían una y otra vez aunque fracasaran. Y en Chop Chop hay mucho de eso.
Me fascinan ese tipo de historias. No tanto por el lado de la épica del fracaso, sino por esos personajes que creen que están haciendo algo espectacular y nada que ver. Con los documentales de Frenkel pasa eso con algunos personajes que hacen épicas enormes de cosas chiquitas. O con el Pato Lucas, que tiene vocación de ser Bugs Bunny y nada que ver. Y ese comportamiento me parece que pasa mucho hoy en día en las redes sociales hoy. Hay gente que está muy preocupada con los Me gusta que le ponen en Instagram, o en Twitter, y hablan de sus éxitos y sus fracasos como si tuviese muchísima relevancia. O de pronto hay gente que se fascina porque tal o cual persona famosa le RT algo. Todos logros en el fondo muy chiquitos pero de los que el tipo hace un escándalo de pronto.
La película hace una referencia explícita a Los Muppets, que es una clara influencia. ¿Pero tuviste alguna referencia?
A nivel títeres están Los Muppets, pero también amo desesperadamente 31 minutos, la serie chilena de títeres. Meet the Feebles, de Peter Jackson fue otra referencia aunque sea lo anti-Muppet. También Team América. Todo lo que tiene que ver títeres y películas. Igual la referencia más fuerte fueron todos los documentales que sacó Netflix en el 2020, que sentí que ya era un abuso hacia un espectador al que se estaba probando hasta qué punto podía ver la nada misma. Gente hablando con fondo malo, planos de videocaseteras cuando nadie usa caseteras hace décadas y fotos que a veces eran random. Todos clichés.
Calculo que también algunos falsos documentales te fueron de inspiración.
Sí, me encantan. Pero es muy común eso en los shows de títeres. En el programa de televisión de los Muppets estaba siempre el tema del Backstage. Era un programa de televisión acerca de cómo se filmaban los programas de televisión así como el Dick van Dyke Show era acerca de cómo se escribían los programas de televisión. 31 minutos, el chileno, también habla de cómo se hace un programa de televisión. Es como si en los títeres hubiera como una consciencia a priori de eso, del formato televisivo o cinematográfico.
Sos bastante hiperactivo en cuanto proyectos y demás. ¿Estás con algo pensado ahora que esté a estrenarse en el corto plazo?
Proyectos tengo muchos, lo que falta son financistas que quieran invertir. Yo trato igual de hacer proyectos cada vez más baratos. El ascenso y caída de Chop Chop lo financiamos entre Patricio y yo. Lo único que necesitamos fue un fondo para las entrevistas y una casetera.
¿Las ilustraciones quién las hizo?, porque ese momento es hermoso de la película.
Agustín Ros Beraldi, que es mi socio y vive en Canadá animando para afuera. Me ayudó muchísimo con la posproducción y con esa secuencia animada que un poco parodia los documentales de Errol Morris.