La edición 70 del festival sigue en marcha. Como es costumbre, la ciudad no deja de recibir la visita de grandes figuras que vienen para acompañar los films más esperados de la temporada.
Una de las conferencias de prensa más destacadas fue la de The Meyerowitz Stories, de Noah Baumbach, con Ben Stiller, Emma Thompson, Adam Sandler y Dustin Hoffman. Damián Hoffman pudo hacerles preguntas al astro de El Graduado (The Graduate, 1967) y a Baumbach (ver aquí, en el minuto 28), con humor incluido.
También pasaron Michael Haneke e Isabelle Huppert, director y actriz de Happy End, quienes dieron detalles sobre el muy esperado largometraje.
Pero quien viene llamando la atención entre los especialistas no es un astro de Hollywood ni europeo, sino un argentino: Nahuel Pérez Biscayart. El joven actor, que viene trabajando en el Viejo Mundo, se ganó elogios por su rol en 120 battements par minute.
Y todavía queda mucho más de Cannes.
120 battements par minute, de Robin Campillo (Francia, 2017 – Competencia Oficial)
A más de 25 años del estreno de Filadelfia (Philadelfia, 1993), una película que habló sobre la epidemia del SIDA cuando en la sociedad todavía se refería al tema en voz baja, Francia se anima a volver a la misma época para contar otra historia sobre la enfermedad, pero haciendo foco en el activismo.
El guión de 120 battements par minute (2017) está centrado en comienzos de los ‘90 y relata el día a día de una organización llamada ACT UP. Los militantes, abiertamente gays y la gran mayoría infectados, organizan escraches a funcionarios y laboratorios por la poca asistencia a las personas que viven con el virus y por la falta de distribución de las pastillas necesarias para sobrevivir.
Si bien el producto final es contundente y retrata una época de manera cruda, sin anestesia, tiene problemas para pasar del ámbito público al privado. Es decir, de contar con la misma altura la lucha social y la intimidad de los protagonistas. Sobre todo en el desenlace, cuando parece que la película va agonizando al igual que uno de los protagonistas.
Se destaca en el elenco el argentino Nahuel Perez Biscayart, en un francés impecable, y ya se rumorea como uno de los grandes candidatos a llevar el premio al Mejor Actor.
Happy End, de Michael Haneke (Francia / Alemania / Austria, 2017 – Competencia Oficial)
En su nuevo drama, Michael Haneke pone bajo la lupa un tema recurrente en esta edición del festival de Cannes: el uso que le damos a los celulares y a las redes sociales, y en qué afecta a nuestra relaciones familiares, el tema favorito del director.
Las tecnologías ocupan bastante tiempo en esta película de poco menos de dos horas. El verdadero núcleo es una familia francesa, con muchos clichés de la burguesía, y cómo por dentro las estructuras que las sostienen son débiles o inexistentes. De hecho, una de las primeras imágenes que vemos en la pantalla es una obra derrumbándose, quizás una analogía sobre lo que le pasa a la familia Laurent.
El elenco, muchos ya viejos conocidos de Haneke, es uno de los grandes bienes de esta historia. Isabelle Huppert vuelve a ponerse en la piel de una mujer dura, decidida, con las riendas en sus manos; Jean-Louis Trintignant compone al patriarca que lo único que quiere es dejar de vivir, y sorprende Fantine Harduin, la “enfant terrible”.
Esta película es una obra menor en la filmografía del cineasta. Es inteligente, sin duda, y observa varios tópicos que hoy son imposibles de ignorar, como la desconexión entre las personas y la apatía con respecto al otro. Todo con un trasfondo de profunda actualidad: la crisis de la inmigración y la discriminación en Europa.
Damián Hoffman | @damianhoffman
