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CRÍTICAS - CINE

Identidad Sustituta

 Identidad Sustituta (Surrogates, EEUU, 2009)

Dirección: Jonathan Mostow.  Guión: James D. Brancato & Michael Ferris basado en el cómic de Robert Venditti y Bret Weldele. Producción: Max Handelman, David Hoberman, Todd Lieberman. Elenco: Bruce Willis, Radha Mitchell, Rosamund Pike, Boris Kodjoe, Ving Rhames, James Cromwell. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 88 minutos.

Había que revivir a Bruce Willis dentro del género de acción. No está tan viejo, se mantiene en forma. Se le puede dar algún protagonismo todavía. Esta vez no es John McClane, pero su personaje sustituto no difiere demasiado. Incluso guarda más similitudes que el robot “sustituto” flaco, afeitado y con peluquín que reemplaza al detective del FBI Tom Greer, gordo, desaseado y pelado; el “carnoso” al que interpreta Bruce en Identidad Sustituta.

Detrás del cómic de ciencia ficción creado por Venditti y Weldele no asoma un atisbo de originalidad. Se pueden encontrar bastantes referencias de la historia en Isaac Asimov y Phillip K. Dick. Véase y compárese la historia con Blade Runner, Minority Report: Sentencia Previa, El Vengador del Futuro, Yo, Robot, El Hombre Bicentenario e Inteligencia Artificial, y básicamente no encontraremos demasiadas diferencias.

Aún así, el “mensaje” o “moraleja”, más allá de ser obvio, no termina nunca de ser contemporáneo y dar pie a una mínima reflexión sobre el avance de la tecnología.

La premisa es así: en una especie de realidad paralela (porque futuro no es) se inventaron hace 14 años una serie de robots capaces de ser manejados desde un cómodo sillón, a través de botones de un monitor, que reemplazan a los seres humanos en su vida cotidiana. Las personas no necesitan salir de su casa ni estar sujetas a la inseguridad y violencia de las calles, porque con los sustitutos se pueden matar, pueden hacer acciones riesgosas y nunca va a peligrar su vida, además de que pueden elegir la apariencia que quieran. Ser estéticamente “perfectos”, incluso. No recurrir a cirugías plásticas, no enfermarse, ¿no morir? Ese es el planteo de este supuesto mundo. Ahora bien, a pesar de que la mayoría de las personas compra su “sustituto”, un grupo minoritario, compuesto por hippies y campesinos, y liderados por un “gurú” y “profeta” new age jamaiquino (Ving Rhames, nuevamente con Willis, tras 15 años de Pulp Fiction) viven en una zona marginada, oponiéndose constantemente a esta realidad virtual, proclamando a favor de la vida corporal.

En sus primeros 5 minutos, el director Jonathan Mostow, crea una especie de documental, muy similar, al que Neill Blomkampt crea en el comienzo de Sector 9, para relatar los orígenes de esta dimensión desconocida. Después entra de una en la historia. El sustituto de un muchacho es asesinado, junto con una joven modelo. Es ahí donde entran el Detective Greer y su asistente Peters (Mitchell). La diferencia esta vez, es que los usuarios también fueron asesinados, y mientras que la chica era usada por un viejo obeso, el muchacho era el hijo del inventor de los robots (James Cromwell).

Si bien podríamos hablar de una especie de thriller, el director Jonathan Mostow, prefiere apuntar más hacia la acción, los tiros, las explosiones y algunos efectos especiales, que a profundizar los aspectos más políticos y sociales, que ya quedan sobreentendidos en los primeros 5 minutos. La subtrama romántica no se hace pesada (aunque el pobre Bruce nuevamente está peleado con su esposa) ni busca caer en lágrimas o sentimentalismo. Aunque es cierto, que podría haber sido directamente eliminada de la película. Es gracias a estos aspectos que la película se puede ver como un pasatiempo de sábado de super acción. Mostow no es un director publicitario como los Scott, o videoclipero como Bay, ni pretende serlo, por suerte. Su estética invisible, naturalista, remite más a un veterano Richard Donner. Incluso logra meter de soslayo algunas sutiles críticas acerca de la adicción a la violencia, tanto en el ejército como en la calle, (en los partidos de fútbol americano, los seudo jugadores pueden sacarse la cabeza literalmente como figura en un anuncio).

El grave problema, en cambio, son sus guionistas. El dúo Ferris – Brancato no logran terminar bien ninguna película, recurren a explicaciones poco imaginativas, giros demasiado simples y banales. Soluciones poco convincentes. Los finales siempre fallan. El mismo problema en que caía Terminator: La Salvación. Sus personajes recurren a situaciones forzadas, pero a la vez, previsibles, para darle fin a la película. E Identidad Sustituta sufre el mismo problema. El final resulta risible esta vez.

Más allá de esto, la película entretiene de principio a fin. No hay que prestarle demasiada atención a esta altura del partido, a los clisés y estereotipos, que sabemos que estos “tanques” no van a esquivar. Los intérpretes secundarios parecen androides verdaderos. Quizás todo sea una metáfora sobre la vida del actor de Hollywood. Pero ya habría que hilar muy fino, y lo más probable es que no sea así. Bruce Willis en cambio, demuestra una vez más, que no necesita robots para vivir, y sigue siendo un Duro de Matar.

   

weisskirch@asalallenaonline.com.ar

Cine del Futuro.

Un mundo, calculado, frío, certero, como las matemáticas y con una idea de la belleza matemática, Pitágoras definía a la noción de belleza como “armonía y proporción”, esa es la visión del mundo que nos muestra Mostow, un mundo donde la gente calcula su belleza, donde nunca envejece, donde a través de la posibilidad tecnológica de vivir la vida sin salir de la casa ni siquiera se saca el camisón o el pijama.  Mostow va mucho mas allá que el Wall E de Andrew Stanton, donde la gente se convertía en vaga e ignorante y se resignaba a enclavar sus 300kg en una silla para ver pasar la vida, nos muestra la visión de un mundo sombrío habitado por robots idílicos que conducen, trabajan y hasta cogen en lugar de sus dueños, todos jóvenes, atléticos y bellos, controlados desde una computadora hogareña por sus amos.

 Sobre visiones sombrías del futuro: la ya mencionada Wall-E y la destrucción de la sociedad por la exacerbación del consumo. La Idiocracy de Mike Judge, donde el mundo es un cúmulo de estúpidos y un retrogrado que viaja en el tiempo es el hombre más inteligente del plantea y ahora Identidad Sustituta de Mostow; un mundo horriblemente hedonista, falso y canalla. Un tríptico cinético para sufrir, para tener miedo; no me gustaria ver las tres películas juntas.

Por Carlos Federico Rey

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