Gabi on the Roof in July (Estados Unidos, 2010)
Dirección: Lawrence Michael Levine. Guión: Lawrence Michael Levine y Kate Kirtz. Producción: Sophia Takal y Katherine Fairfax Wright. Elenco: Sophia Takal, Lawrence Michael Levine, Brooke Bloom, Louis Cancelmi, Amy Seimetz, Kate Lyn Sheil. Distribuidora: Independiente. Duración: 101 Minutos.
Torrentitos Amorosos
El legado de John Cassavetes sigue siendo la principal influencia del cine Indie estadounidense. Una nueva generación de cineastas que bordean los treinta años como Joe Swanger o principalmente los hermanos Safdie se nutren del estilo, la temática e incluso el método de producción del cineasta que innovó y revolucionó el cine de Hollywood con trabajos ultra independientes, búsquedas temáticas y estéticas propias, y una exploración de los límites de las actuaciones con un elenco fijo que lo siguió hasta sus últimos trabajos (como los recientemente fallecidos Ben Gazzara y Peter Falk, o su mujer, Gena Rowlands).
A lo largo de los años, muchos quisieron ser Cassavetes, pero a ninguno le salió. Mucho menos al “traidor” de su hijo, Nick.
Lo de Levine es un acercamiento no solo a todos los temas mencionados previamente, al igual que los cineastas neoyorkinos de su generación, sino incluso a la historia de una de las últimas películas de Cassavetes: Torrentes de Amor -acaso la mejor obra romántica que exista, y eso que habla del amor fraternal-.
Tal como sucedía en el film de 1984 (el último de John como autor), acá tenemos la historia de un artista que vive en un departamento de NY (el propio Levine), al que su hermana menor (Sophia Takal) cae como regalo del cielo en sus vacaciones de verano. Ambos son pintores y se llevan diez años de diferencia, pero mientras que él busca estabilizarse, mostrando su obra en museos y teniendo una relación amorosa seria, su hermana tiene una personalidad más liberal, experimental y anarquista. No le gustan las reglas y provoca continuamente a su hermano y al grupo de amigos que los rodea.
Prolija, pero sin perder una estética casera, denotando los bajos recursos de la producción (no abusa de la cámara en mano), la película logra sostener la tensión gracias a las notables interpretaciones del dúo protagónico y de personajes secundarios pintorescos. Levine se anima a mostrar sin tabúes la vida sexual de Gabi (Takal), y la relación amor-odio entre ambos es verosímil. Los diálogos, por otro lado, apuntan a generar cierta gracia e ironía y las subtramas románticas enriquecen el conflicto principal acerca de la relación de los protagonistas.
No se la puede tomar como un reflejo o crítica generacional de la juventud de artistas bohemios de hoy en día, ya que ese tema se viene desarrollando hace 40 años, como así también el tema de la inclusión de drogas y alcohol.
La falta de pretensiones también la convierte en una película menor con un tema bastante transitado. Además, los diálogos son amenos, aunque intranscendentes. El resultado final es un film que sobresale más bien porque demuestra que la influencia cassavetiana, respecto de metodología y búsqueda temática, sigue presente en el joven cine Indie y porque respeta un tono cómico dramático que no cae ni en la sátira ni en la solemnidad melancólica. Si buscamos un producto más original o innovador, tendremos que pedírselo a los veteranos.
weisskirch@asalallenaonline.com.ar
La edad del pavo
Recuerdo haber visto esta película en el BAFICI 2011. Un año después, cuando advertí que se estrenaría en el circuito comercial, me invadió una sensación similar a la de descubrir a una persona vagamente conocida en una coyuntura que le es ajena: “¿Y éste qué cuernos hace acá?”. Porque lo cierto es que Gabi on the Roof in July (ni siquiera el nombre tradujeron) jamás debería haber salido del ambiente festivalero, o, a lo sumo, de algún ciclo emitido por I-Sat. Es tan horrendamente indie que luego de verla sentí ganas de desintoxicarme buscando Terminator 2 en Cuevana.
Gabi, una adolescente conflictiva y revoltosa, escapa de sus padres y busca su destino en Nueva York. El andar errante la lleva a instalarse en la casa de su hermano, un pintor treintañero que tampoco tiene demasiado que hacer. Gabi es un espíritu libre e idealista que disfruta estar todo el día en pelotas junto a sus amigos, emborracharse, fumar porro, hablar sobre arte y fastidiar a los jóvenes adultos de su entorno, esos que, con el paso de los años, se volvieron un poco caretas y burgueses, aunque en definitiva todos siguen siendo medio pavotes.
Como está atravesando una edad difícil, Gabi pasa de la risa al llanto, del amor al odio, sin término medio. El hermano sabe lo que se siente, también padeció esa edad convulsionada, aunque de vez en cuando debe ponerse firme con la infumable pispireta (algo que nosotros debemos agradecer, ya que por momentos dan ganas de encajarle un par de sopapos, y no hay ninguna connotación sexual en esto). Por cierto, él también debe lidiar con otros problemas, como el éxito profesional que no llega y una relación amorosa poco feliz. Gabi on the Roof in July intenta, con su naturalidad de clase de actuación, reflejar estas distancias generacionales, estos tormentos que caracterizan la entrada en la adultez.
El final nos reserva más lágrimas. En el fondo Gabi es insegura, está asustada y confundida, tanto que termina perdiendo la virginidad con uno de los imbéciles amigos del hermano (¿Cuándo no?). En pocas palabras, nadie la entiende. El director sigue todo esto con su cámara en mano, la piedra de base inevitable para ese realismo sensible que sólo el indie refritado hasta el hartazgo puede entregar. Son momentos que invitan a la reflexión: Qué difícil es crecer.
Al finalizar aquella función en el BAFICI, la actriz que interpretó a Gabi y produjo el film, llamada Sophia Takal, apareció en persona frente a los espectadores para contestar preguntas, traductor mediante. No recuerdo cuáles fueron las preguntas, pero ella resaltó que habían hecho la película con dos mangos y que todo había sido muy amateur. Todos la aplaudimos discretamente.
Por Julián Tonelli