Los festivales de cine no solamente están compuestos por largometrajes. Y Cosquín no solamente no fue una excepción, sino que además sorprendió gratamente en este aspecto. De hecho debo admitir que sacando un balance general, digo sin tapujos, que la selección oficial de la Competencia de Cortometrajes fue la mejor que he visto en una competencia festivalera.
He quedado realmente sorprendido, con la boca abierta con la calidad de las obras proyectadas. Y que un Festival que recien comienza se anime a mostrar cortometrajes en diversos formatos: desde 35 mm a Beta o diversos soportes digitales como DVD o Blue Ray vale la pena destacarlo.
Además hay que agregar, que el tiempo transcurrido entre la exhibición de un cortometraje y el siguiente, a pesar de que en el medio se sucedía el cambio de proyector, era velocísimo. Ni Festivales más experimentados como el BAFICI o el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata logran cambiar de película de forma tan rápida como de la que fui testigo en Cosquín.
Por supuesto, no pude llegar a ver los 30 cortometrajes seleccionados, y de hecho, algunos de ellos los estoy viendo recien ahora, gracias a la amabilidad de los realizadores que decidieron alcanzárnoslos para poder exhibirlos en el Ciclo de Cortometrajes, de inminente comienzo.
Me gustaría destacar sobretodo, el talento local. La imaginación, esfuerzo, creatividad, herramientas, ingenio de los realizadores nacionales, que frente a las adversidades económicas han logrado hacer productos tan redondos narrativamente y tan inspirados en creatividad visual.
Por eso, y aunque he visto varios largometrajes que me han gustado, felicito al comité seleccionador de cortometrajes por la variedad del material y sobretodo el buen criterio, notable juicio para ordenarlos y armar los diversos programas.
Rápidamente hablaré de los cortometrajes que más me han gustado. De hecho fueron todos, pero algunos en mayor o menor medida:
Por orden alfabético:
Babel: pretencioso cortometraje francés sobre el romance imposible entre un empleado administrativo y una vecina, situada en una babilonia japonesa futurista. Llena de simbolismos, metáforas obvias, pero al mismo tiempo, gran imaginario visual, este corto del prometedor Hendrick Dussollier, impacta por la belleza de las imágenes y la sutileza del lenguaje. Es excesivo en sus efectos especiales, pero al mismo tiempo atractivo. Como si mezcláramos a Won Kar Wai con Zack Snyder. El resultado es mejor del esperado.
Bob: divertido cortometraje de animación alemán de Jacob frey y Harry Fast, muy similar a los primeros trabajos de Pixar en lo narrativo (con el misterio y chiste final incluido) pero la avanzada técnica visual desarrollada en la era contemporánea. Chiquito pero eficaz, narra la historia de un hamster que persigue “por todo el mundo” a otra/o de su especie.
Copia A: soberbio trabajo de animación nacional de Pablo Diaz y Gervasio Rodríguez Traverso, que narra las desventuras de un anciano proyeccionista frente a una copia sin nombre que provocará que logre salir de la rutina. Un lenguaje sutil, mudo, divertido, efectivo, curioso que transmite un gran amor por el cine, remitiendo a los primeros films de Keaton o Tatí. Destacable diseño visual.
Dulce de Coco: encantador cortometraje brasilero filmado en 35 mm, donde se aprovechan los parajes rurales de una zona escondida del territorio carioca. Una historia chica pero identificable, sobre una familia que vive de agricultura, especialmente del Dulce de Coco, y la pequeña hija adolescente que comienza a descubrir su sexualidad y al mismo tiempo, enfrentarse con su padre. Soberbias interpretaciones y una fotografía cuidada en un relato simple, conciso, directo que no necesita explicaciones. Una obra destacable que me hizo acordar a Detrás del Sol, la mejor película de Walter Salles.
Cubo Mágico: con reminiscencias a El Ciudadano o Benjamin Button, Baranchuk se convierte en una promesa a seguir. La historia de un hombre moribundo 40 años al futuro que pretende armar un cubo mágico es la clave para descubrir la vida del mismo a través de una viaje inverso completamente justificado desde lo narrativo, y matemáticamente calculado desde el aspecto visual. Cuesta creer que un producto así puede haber sido realizado en nuestro país. Hay realmente un trabajo muy meticuloso relacionado con la puesta en escena, el trabajo de los actores (la mayoría niños y el gran maestro Jean Pierre Reguerraz en su último trabajo), en el arte, los colores, los diversos formatos en que se dedicidió filmar. Todo el micromundo que arma el realizador es admirable, y lo más impresionante es que tanto esfuerzo se justifica desde lo narrativo. Cada pieza del rompecabezas fílmico logra comprenderse desde la historia y la búsqueda de los personajes. Cada mirada, cada palabra, cada tono musical cuentan para terminar de comprender esta joyita cinematográfica.
Elvira en el Río Loro: a través de gran material de archivo periodístico, María Belén Aguirre reconstruye la historia de una mujer a través de sus recuerdos, de sus poemas, de su pensamiento. El pasado se vuelve presente, y lo hermoso y lírico del relato se encuentra en su inocencia y verosimilitud inicial contrastanto con el oscuro camino que nos lleva a la última dictadura militar, donde todo atisbo de inocencia queda perdida. Elvira es la búsqueda de una mujer, de la esposa de un anarquista. Aguirre metaforiza con pocos elementos el miedo de una época, la ideología política, los crímenes de estado. Todo es sutil La ultima construccion se realiza en el cerebro del espectador.
Jesusito de mi Vida: thriller español, que toma a un chico que debe vencer sus miedos internos y para esto debe enfrentar un miedo mayor, más impuesto por la sociedad: el miedo divino. Divertido y crítico a la vez, pero poseedor de una tensión espeluznate e identificatorio, el cortometraje de Jesus Perez Miranda da pie a varias interpretaciones acerca del lugar que ocupa la educación religiosa hoy en día y el efecto que el temor a no respetarla genera en el público más infante. Gran actuación del pequeño Guillermo Estrella.
Juan del Monte: Camardella crea una fábula norteña con la voz un mítico cantante folclorista que aporta su personalidad y humor para narrar las desventuras de un zorro gris, típico de la región y los procedimientos que tiene para cazar gallinas o gallos. En pocos minutos, Camardella con gran humildad e independencia concluye un cortometraje hermoso. Si Wes Anderson lo vería, llamaría al director argentino, para que colabore con él en la segunda parte de Esplendor Americano.
La Mina de Oro: una mujer solitaria y cuarentona recibe la propuesta de encontrarse con un hombre de edad similar via chat en una región campestre de México. De esta forma, para de la ciudad con las montañas de edificios a vivir con “el hombre” y su demasiada amable familia en medio de una cabaña al borde un río y cerca de la región montañesa. Divertida obra que va mutando y tomando matices más oscuros, propila de comedia negra. Inteligente y muy bien actuada.
A Matter of Life and Death: desde Turquía llega este corto que pone a un personaje frente a una paradójica situación de vida o muerte. Un oficinista que debe cruzar la ciudad para llegar a tiempo a un sitio. Al mismo tiempo, se detalla el proceso de entierro de una persona. Ambas historias se cruzarán, pero no de la forma en que se cree. Tensionante con buen ritmo y dinámico montaje es una pequeña película, donde no importan los formatos. Lástima que dependen demasiado del remate final.
Otoño: Katherina Harder dirige desde Chile, este cortometraje que nos relata la relación de dos amigas íntimas, con diálogos indispensables, montaje videoclipero y cuidado estético. Cuando se produce el cambio de giro, la trama empieza a declinar su nivel, ponerse más previsible y menos ingenioso, tentando a convertirse en una telenovela. Funciona, pero en cierto punto, se agota.
Otro Hemisferio: divertido cortometraje de una española viviendo en Buenos Aires que relata la metamorfosis de una pareja de artistas españoles que viven en Argentina y deben luchar diariamente contra la inflación, la suba de las verduras y las costumbres porteñas. A medida que avanza el diálogo en la cocina, notamos como se deteriora la relación y ambos se van convirtiendo en argentinos hechos y derechos. Pero final y lamentablemente, nos hacen notar que realmente son españoles, y mientras nosotros seguimos discutiendo día a día, sobre la situación económica, ellos pueden abandonar todo y disfrutar más la vida.
Teclópolis: el trabajo de los argentinos hermanos Mrad es realmente increible. No se puede suponer mayor logro cinematográfico en la animación stop motion en Argentina después de este film. Junto con Juan Pablo Zaramella, estos directores demuestran que creativadad, sencillez de recursos y mucha cinefilia pueden crear un espectáculo tan sofisticado como este. Una ciudad de libros y artículos de librería se ve invadida ante la invasión digital. Pero la protagonista, una cámara super 8, se niega a dejarse mandar por este Big Brother. Y propone una revolción a la tenología. Es una gran metáfora esto. Porque auspicia el final de la era digital y que lo que siempre va a transgredir es la memoria y lo artesanal. Sencillo y auténtico, es una gran corto. Con la sutileza de Wall E y el ingenio de Metrópolis. Si esto no es suficiente para convencerlos…
Tierra: film experimental, vanguardista japonés que nos muestra una sociedad apocalíptica dominada por las líneas no demasiado precisas, desprolijas. No es ficción, no es realidad pero atrapa justamente por su nivel de experimentación, su blanco y negro, posesivo y atractivo y por la poca precisión para interceder reglas. Funciona y molesta.
Un Fotógrafo: el constante enfrentamiento entre la experiencia y juventud, tecnología moderna y antigua, Y así podríamos seguir. El fotógrafo en cuestión (maravilloso Arturo Goetz, como siempre) tiene una cámara que data de principios del siglo XX. Se niega a cambiarla. El problema es que varios jóvenes quieren adquirirla. Él también necesita el dinero para sus asuntos personales y se plantea si cambiar o mantener su identidad. Sin grandes logros visuales, es un cortometraje que se destaca por la presencia y pretancia del director (como ayer Valenzuela). Donozo plantea situaciones morales interesantes para analizar, aun cuando se traten de un debate interno esta vez. El relato externo queda demasiado afuera, períferico, pero aún no alcanza el nivel de profundidad necesario como entender mejor al personaje.
Además de los cortometrajes, pude asistir a dos excelentes semninarios de Canal Encuentro. En el primero nos mostraron ejemplos de las diversas formas de crear un documetal, como se van desarrollando los temas, la idea estética, la estructura. Las pequeñas cosas que construyen el programa y sirven para crear un universo. Ejmeplos específicos y una charla amena dominaron es primer “encuentro”.
En el segundo seminario se vieron las diferentes vías que existen para presentar un proyecto a Canal encuentro: dificultades técnicas, narración y para cerrar nos volvieron a mostrar más ejemplos de los últimos programas de la señal. Dos charlas ilustrativas, didácticas, honestas y contemplativas.
Para cerrar, admito que estuve de acuerdo con la mayoría de los premios entregados, aunque honestamente, me parece que tanto Hacerme Feriante como Un Tren a Pampa Blanca deberían haber tenidouna mensión honorífica.
Sin embargo, lo que más destaco de este festival fue el buen ojo para seleccionar el material. Fue un Festival chico, independiente pero hecho a pulmón, con el corazón a pleno y eso se notó durante mi estadía. Una atención maravillosa nos acompañaba todos los días. No tengo mucho más que decir. Deseo que este sea el primero de muchos festivales de cine cosquinences. La pasé muy bien y todo el staff ayudó en eso. Así que, felicitaciones nomás.
Los héroes del cine, no solamente son a lo largo de la historia, los realizadores, actores, etc porque filman con poco presupuesto, sino que los distribuidores, comité seleccionador y miembros de festivales como este, que luchan tambien sin ninguna ayuda del gobierno local o nacional.
En conclusión el 1º Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín ha sido un éxito desde donde se lo mire. Y todos los integrantes del staff son pequeños héroe, que merecen su reconocimiento a primera plana:
Sr Lozano, Mariano y Eduardo, Carla, Tomás, Julián, Emiliano, Federico y Pablo,
Muchas gracias por todo. Fueron 4 jornadas inolvidables, que espero que se repitan el año próximo. ¡Todos ustedes fueron héroes!