A Sala Llena

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49º New York Film Festival – Crónica Nº8

49º New York Film Festival – Crónica Nº8

Iniciada la segunda semana de festival debo admitir que viví en carne propia uno de los días más felices sobre la faceta de mi vida relacionada con el cine, principalmente a causa de la variedad de propuestas de exhibiciones con las que se contó como por ejemplo la única exhibición de La Quimera del Oro (The Gold Rush) de Charles Chaplin a modo de evento especial. La copia digital proporcionada por el mejor sello de distribución dentro de la industria digital (Criterion) cuya colección de lanzamientos en formados digitales (dvd, blu ray) integran una selección de films infaltables en toda colección personal de cinéfilos. Previamente ya habían lanzado El Gran Dictador y Tiempos Modernos gracias a su conjunción con Mk2. La copia,  con inclusión de una nueva restauración del score musical por el conductor y compositor Timothy Brock, quien ya lleva con esta la novena partitura restaurada encargada por la institución “Chaplin State”, se presentó en vivo con acompañamiento de miembros de la Filarmónica de Nueva York compuesta por cuatro violines, dos violas, dos cellos, base, flauta, oboe, clarinete, percusión y piano.

El film fue presentado por el fundador de la New York Film Society quien brindó un discurso muy aleccionador y emotivo. Este hombre no sólo conoció a Chaplin décadas atrás, sino que fue uno de los participes en la movida para poder regresarlo a Estados Unidos luego de su exilio, también lo acompañó uno de los herederos Rockefeller desde un lugar un tanto más frívolo y menos cinéfilo. Esta exihibión fue permitida gracias a la familia de Chaplin quien por expreso pedido del “vagabundo” en vida, no permite exhibición alguna si no es realizada con una orquesta de no menos de 35 músicos en escena. Lo maravilloso de ver a Chaplin en esta proyección ha sido el compartir con niños y mayores, reir como locos ante cada aparición del hombre que debe enfrentar una avalancha, las tormentas y la pobreza en la búsqueda por el oro, la hambruna hasta llegar al extremo de comer su zapato cuyos clavos asemejan a deliciosos huesos, cordones a tallarines y un hogar que tambalea ante ubicarse en el extremo de un risco. Bailar aferrado a su conquista amorosa desprevenidamente atado a un perro que le impide demostrar sus dotes sobre la pista o hacer una maravillosa coreográfía en una mesa con tan solo dos panes y dos tenedores. Chaplin es vigente, esto quedó demostrado y valorado por todos lo que se hicieron presentes en una proyección en la sala oscura mientras que por fuera un espléndido dia de sol asomaba, sólo unas ¿pocas? mil personas se atreverían a una experiencia de tales características.

El dia no había terminado y otro evento que marcaría esta ejemplar jornada daría comienzo por la noche, el anuncio de una “proyección sorpresa” de la que solamente se pronunció que sería una “work in progress” de un reconocido director ganador de un oscar de la Academia. Entre los nombres que más se barajaban se encontraban Eastwood o Scorsese. Dejó de ser un interrogante apenas cortado el ticket previo ingreso a la sala, cuando a cada espectador se le proporcionó un par de lentes 3D, descartando al 100% la posibilidad de exhibir Edgar J. de Eastwood, film en 2D, sólo Hugo de Martin Scorsese podría ser el seleccionado, encima es newyorkino, ¿qué mejor representatividad podría haber?.
Minutos antes a la proyección, Richard Peña, director del festival presentó el film y para sorpresa de todos, inclusive mia, creo que se detuvo mi corazón por unos leves segundos, no sólo por  estar ubicado a menos de dos metros, el maestro Martin Scorsese se hizo presente. Comentó acerca de que por tratarse de una “work in progress” algunos efectos serían visualizados en una etapa bastante acelerada de composición, que habría cambios notorios al final cut del film y que todavía algunas mezclas sonoras no estaban concretadas. Sin embargo, Hugo (3D) , estaba casi lista a ser proyectada y estas palabras del maestro, quien tuvo una ovación de pie en sala, casi fueron desapercibidas durante la majestuosa experiencia de poder ver un en exclusiva por primera vez, un film con tanta demostración de amor por el cine como ha demostrado en esta oportunidad.

Hugo (3D) (Martin Scorsese, 2011)
¿Scorsese llevando al cine una historia infantil?
Si. El alguna vez considerado realizador de “films violentos”, catálogo que también se le ha puesto a DePalma, Walter Hill y tantos otros, por el calibre violento de algunos de sus trabajos, pero quien con el correr de los años, no ha dejado duda que como realizador bien podría aventurarse en cualquier género dentro del que desee incursionar. El aquí alababo ha llevado a la pantalla biografías, documentales musicales, sin ir más lejos uno de ellos ha sido presentado en este festival (George Harrison: Living in the Material World) y films de género, film noirs, bio pics, de época. Sólo le faltaba probar con las nuevas tecnologías digitales y el uso del 3D, técnica que empezaron a utilizar ahora directores como Wim Wenders, Werner Herzog y Coppola, donde también surgió un interés del veterano Bertolucci, quien filnalmente ha desestimado esta opción. Scorsese es un director que a través de los años ha sido uno de los íconos dentro de Hollywood, no sólo por su ejemplar filmografía sino por su actitud y presentismo a la hora de vincularse a la preservación del celuloide. “Save the Reels” ha sido un artículo que ha girado a través del globo donde este hizo tomar conciencia a varias instituciones que creyeron en su proyecto, se concientizaron sobre el material histórico y cultural que se perdería a lo largo de los años si no se hacia algo a tiempo. En muchas obras, inclusive no tan antiguas, el deterioro de los masters era abismal. Con toda esta introducción quiero referirme a su anterior desvinculación al cine digital, Scosese tardó en aceptar al igual que mucho de otros cineastas, aceptar que el futuro del cine, por más que nos pese a muchos, sería el digital. Si, no hay comparación entre una tecnología y otra, los colores, la estética, los movimiento, podríamos detenernos a hablar del asunto indeterminadamente.
Con Hugo, Scorsese va por partida doble, se renueva y encima hace uso del efecto en tres dimensiones como bien estudioso que es, en calidad de darle una significación al film, no utilizado en demasía ni para crear climas que quieran invadir al espectador. Los planos elegidos para utilizarlo sumergen al espectador en la historia, no distraen ni tampoco deslumbran.
Hugo narra la historia de un niño huérfano que se ha encontrado con el trabajo de su padre inconcluso, una figura de herrería, maquinaria deteriorada que gracias a las habilidades del pequeño ladrón podría ser reparada, salvo por la falta de una llave con forma de corazón, encargada de darle vida al elemento. Hugo juega con la premisa de ser un Robin Hood infantil, su lugar de travesuras y atracos varios reside en una estación de tren, constante pesadilla por sus noches debido a la enorme esctructura móvil a combustión que le hace relucir sus más temidos miedos. Dentro de los particulares personajes que encontramos en el edificio, se encuentran un temeroso guardia, opaco y ridiculizado (Sacha Baron Coen), un vendedor de antigüedades (Ben Kingsley), una niña y todos aquellos niños huérfanos que deambulan la estación hasta ser alcanzados por el guardia y encomendados a una de las más temibles orfanatos, linda  referencia a Oliver Twist.
Alcanza el momento donde Hugo rota, cambia su eje de partida para interiorizarse en una experiencia cinematográfica dentro de otra del mismo estilo y magnitud que termina por dejando muy pequeña a la línea argumental inicial, en ella, sinceramente no se ve mayor rasgo de la mano de Scorsese mas que su amor por el séptimo arte. A modo de enciclopedia se nos muestran los inicios del cine, la visión de los Hnos. Lumiere y George Mèlies a quien en gran parte este film está dedicado. No recuerdo otro film que recree estos momentos tan lúcidamente, con tanta magia y amor. IUna recreación excepcional. Demostrando que el cine puede convertirse en algo mayor que una pasión, no sólo alimentar el alma del cineasta sino también desproveerla, acariciarla apenas y dejarla vacía ante la misma falta. Los fragmentos de historia del cine que Hugo recopila, editados en el film pasan por El Viaje a la Luna, revisionando experiencias de su filmación, se explica la noción del deterioro, de la pérdida del metraje y de las obras de un artista como nunca antes visto.
Es asi como Scorsese se valió de una pequeña historia con un pequeño para contar algo tan grande y magnánimo como es el comienzo de la historia del cine.  Otros como los hombre K, Malick y Kubrik se han detenido en pretensiosas miradas sobre el inicio o sentido de la vida, Scorsese quizás con igual pretención pero mayor objetividad se dirigió de lleno a un suceso único y particular.
Ojalá este film sirva para que nuevas generaciones se enteren que el cine se creó antes que Spielberg, Tarantino y Volver al Futuro, a veces es mejor volver al pasado…

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