Luego de dirigir cortos y series web, Cristian Ponce, de la productora platense Tangram Cine, debuta en el largometraje con Historia de lo oculto, un thriller político en el que se impone lo sobrenatural. Esto es lo que Cristian nos contó al respecto.
Historia de lo oculto es un thriller político y, al mismo tiempo, un thriller sobrenatural. ¿Cómo se dio esa combinación?
La combinación se dio porque me gustan mucho ambos subgéneros y, como sentía que no podía desaprovechar la oportunidad que tenía de hacer una película, decidí poner en ella todo lo que me gustaba. Por un lado siempre quise hacer una película con periodistas romantizados, al estilo norteamericano, con conspiraciones y tal, pero sentía que el público Argentino suele ser muy cínico y descreído con ese oficio como para convencerlo de arquetipos así. Ahí es donde creo que funciona la incorporación de lo sobrenatural, como una amenaza superadora a cualquier cosa, digna de que existan personajes como estos para frenarla.
¿Cómo fue el proceso de escritura del guion?
La idea me venía dando vueltas en la cabeza desde hacía un par de años, pero no había escrito casi nada. Cuando surgió lo de La Frecuencia Kirlian en Netflix y Tangram Cine tuvo un ingreso que decidimos utilizar para producir una película que yo iba a dirigir inmediatamente, pensé en esta idea, que por lo que contaba podía realizarse con un presupuesto muy bajo. Ahí empecé a escribir. Fueron menos de dos meses del proceso total, y entre versión y versión se lo di a leer no sólo a mis compañeros de la productora sino también a otros colegas como Diego Labat y Hernán Bengoa, que me dieron un feedback valiosísimo. Una vez que el guion estuvo terminado, no hubo mayores cambios en rodaje ni en montaje; sólo sacamos algunos diálogos e información que vista en pantalla se volvía más redundante que en el papel.
La acción transcurre en una Argentina alternativa de los ‘80. ¿Cómo trabajaron para crear este mundo con detalles tan específicos?
Por un lado queríamos crear unos ‘80 que fueran verosímiles para quienes los vivieron en realidad o conocen registros de la época. Por otro, estéticamente remitíamos mucho al cine de conspiración americano de los ‘70, así que teníamos que conciliar no sólo una diferencia temporal sino también geográfica. Finalmente también estaba el nivel de lo simil ucrónico, que era narrativo y diegético, pero que teníamos que apoyar desde el arte y lo formal para hacerlo verosímil. Con esas tres patas en mente se trabajaron mucho los diálogos (la manera de hablar de los personajes), la dirección de arte y el maquillaje. Vimos muchísimo material de archivo, incluso algo de lo cual acabó formando parte de la película (las publicidades que se ven en la tele), lo que a su vez también ayudó a terminar de formar la ilusión de lo que estábamos viendo.
Algunas influencias saltan a la vista, tanto por el lado del thriller político como por el cine fantástico y de terror. ¿Cuáles son las que tuvieron más en cuenta y que no sobresalen tanto?
Hay muchísimos referentes y la mayoría de las veces no los recuerdo a todos al mismo tiempo. Hay varios muy explícitos (incluso desde lo que se dice en la película) como Todos los hombres del presidente, El bebé de Rosemary, Ghostwatch o En la boca del miedo, pero también hay muchas cosas que fuimos viendo durante todo el proceso, como Compute Chess, The Salesman, La larga noche de Francisco Sanctis o Hay unos tipos abajo, que quizás nos sumaban a una escena concreta o para entender el tono de algo que queríamos lograr, y que si bien su influencia no quedó tan “asumida” en pantalla, terminaron siendo tanto o más importantes que las que mencioné al principio.
¿Es posible hablar de próximos proyectos?
Proyectos siempre hay, pero nada ni lejanamente cerca de estar en pre-producción. La idea es sacar un par de episodios de La Frecuencia Kirlian en 2021 y conseguir distribución para Historia de lo oculto. También hay un par de guiones listos para cuando surja la oportunidad.
© Matías Orta, 2020 | @matiasorta
Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.
