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CRÍTICAS - STREAMING

The Offer

En medio siglo desde su estreno, fueron tantos los libros, documentales y “bonus tracks” que se hicieron sobre la génesis del clásico de Francis Ford Coppola, El Padrino, que disponerse a ver una serie como The Offer significaba esperar, de antemano, no mucho más que la dramatización de anécdotas conocidas, interpretadas por caras nuevas más o menos similares a las de entonces. Pero no. The Offer, antes que docudrama, es una película de gangsters en 10 episodios que, como el Demonio, mezcla verdades y mentiras sin que sepamos distinguir en muchos casos unas de otras. Y aclaremos desde ahora: se disfruta de principio a fin, más allá de lo inverosímiles que resulten tantas de sus escenas.

Basada, como indican los créditos, en los recuerdos personales de Albert S. Ruddy sobre la realización de El Padrino (Ruddy fue su productor ejecutivo), la serie lo retrata, de forma protagónica, como una especie de honorable Corleone a pesar suyo, capaz de lograr lo imposible sin que le importara, para ello, poner varias veces en juego su pellejo. Alguien más heroico y poderoso que la imagen con la que se autoperciben los productores en general. Ni haría falta agregar que también es productor de esta serie.

Al Ruddy (encarnado por Milles Teller) se inició como inteligente parvenu en Hollywood, al que llegó en 1965 sin experiencia previa (era programador en la RAND Corporation). Su debut se produjo como coguionista de la serie Los héroes de Hogan, que transmitió con enorme repercusión la cadena CBS, y poco más tarde fue llevado a la Paramount por Bob Evans, el excéntrico ejecutivo que salvó al estudio de la quiebra gracias a hits como Love Story y, desde ya, El Padrino. La actual serie es el “canto a mí mismo” de Ruddy, cuyas inexactitudes y exageraciones irritaron al resto del equipo sobreviviente (Evans murió hace tres años), empezando por el propio Coppola, quien dijo que “Al no estuvo nunca en el set” pese a lo que aquí se ve.

En un artículo demoledor que publicó en el sitio Deadline, Peter Bart, hoy de 90 años, que también intervino en la producción de El Padrino y que tiene un lugar secundario en la serie, denunció sus falsedades y calificó su guión como de “ciencia ficción”. Entre los indignados comentaristas de su nota aparecen, por ejemplo, el hijo de Gordon Willis (fotógrafo del film original y fallecido en 2014) y la viuda de Al Martino, intérprete del papel de Johnny Fontane, el alter ego de Frank Sinatra. Todos acuerdan con Bart y acusan a Ruddy de ni siquiera haberlos consultado mientras preparaban la serie.

En The Offer (insistimos: es adictiva e invita a “maratonear”) todo está magnificado para la mayor gloria de Ruddy y para construir, como si eso fuera posible, una nueva capa de mitología sobre la mitología preexistente de El Padrino. Ruddy, desde los años 60, le habla al futuro: en una de las primeras escenas, su personaje está con su novia (Nora Arnezeder) viendo en un cine repleto El planeta de los simios; sobre el final, cuando aparece la Estatua de la Libertad clavada en la playa, alguien del público suelta un alarido al reconocer el auténtico planeta. Al está emocionado, se queda a solas con la novia cuando ya todos abandonaron la sala: “No se trata del final”, le dice a ella, como si teorizara. “Es la experiencia. Es la comunión con tantos extraños. Es el cine. Es la emoción compartida. Esto no pasa en la televisión, ahí estás solo en tu living ante una puta caja”. Desde entonces, y pese al éxito que tiene con Los héroes de Hogan en la puta caja, se propone entrar en el cine. Y allí lo lleva Bob Evans (Matthew Goode), quien mientras se hunde en el alcohol y la droga por la depresión que le produce su separación de Ali McGraw (Meredith Garretson) lo pone al frente de El Padrino, con los tres cuartos de los jefes de la Paramount (entonces en manos de la empresa de negocios Gulf & Western) en contra del proyecto, además de la mafia entera.

El libro de Leslie Greif y Michael Tolkin se aventura —siempre según sus detractores y sin duda con el aliento de Ruddy— a imaginar hechos reñidos con la verosimilitud, como que una deuda con un mafioso violento, ‘Crazy’ Joe Gallo (Joseph Russo) amenazó, por razones de presupuesto excedido, el viaje a Sicilia para rodar las famosas escenas de la boda de Michael con Apolonia, situación que se resuelve cuando otro sector de la Mafia, el que apoya el film, le hace a Gallo una oferta imposible de rechazar. Todo sea por el cine y la posteridad.

La evolución del vínculo entre Ruddy y el mafioso cinéfilo Joe Colombo (Giovanni Ribisi) es una de las subtramas principales, y también de las más disfrutables. Colombo, fundador en la vida real de la liga Ítaloamericana, al principio se opone rabiosamente al proyecto de la película (llama “traidor” a Mario Puzo) hasta que, poco a poco, Ruddy lo pone de su lado prometiéndole cosas que lo llevan a él mismo al borde de “traspasar el límite” (tal el título de uno de los capítulos) y convertirse en otro goodfella. Entre ellas, le permite leer el guión (escena desopilante), que la palabra “mafia” no se usará nunca en el film, que hará los cortes necesarios para que la comunidad italiana se sienta orgullosa, y hasta una première exclusiva, para lo cual la secretaria de Ruddy, Bettye (Juno Temple) lleva junto con él, en un jet privado de la Paramount y sin que nadie se entere, la primera copia del film desde Los Angeles a Nueva York, donde hacen la función clandestina para los “muchachos”.

Es cierto que quien convenció a Marlon Brando (Justin Chambers) para que encarnara a Don Corleone fue Mario Puzo (Patrick Gallo) a través de una carta personal, y sin comunicarle nada al estudio (el original de esa carta se subastó hace unos años), pero Puzo nunca fue considerado un traidor por Colombo, ya que su novela fue siempre aclamada en Little Italy. En su primera aparición, además, Puzo es retratado como un perdedor endeudado, a quien persigue un personaje siniestro que lo golpea en un callejón.

Los actores que interpretan a Francis Ford Coppola (Dan Fogler) y sobre todo a Al Pacino (Anthony Ippolito) tienen mejores parecidos físicos que dramáticos, en cambio Frank Sinatra (Frank John Hughes) ni lo uno ni lo otro. Tampoco la escena del insulto de “la Voz” a Puzo en un restaurante fue tan violenta, como aseguró uno de sus testigos, ni en el momento del Oscar estuvo Ruddy a solas en el escenario alzándolo en el aire con ribetes épicos.

Más allá del placer que depara la serie, al espectador interesado le disparará un interés adicional: el de ver documentales auténticos, que los hay en cantidad, sobre el making de una de las grandes películas del siglo pasado, y la historia de sus responsables.

Creador: Leslie Greif, Michael Tolkin. Dirección: Adam Arkin, Colin Bucksey, Dexter Fletcher, Gwyneth Horder-Payton. Elenco: Miles Terrer, Matthew Goode, Dan Fogler, Burn Gorman, Colin Hanks, Giovanni Ribisi, Juno Temple, Lou Ferrigno. Producción: Dalia Ibelhauptaite, Alex Kerr.

1 comentario en “The Offer”

  1. Como siempre, Marcelo Zapata nos regala una crítica de primera. Aparte, Giovanni Ribisi me parece un actor excelente y poco mencionado.
    Muchas gracias, colegas

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