A Sala Llena

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Algunas nociones sobre el fin del mundo…

Algunas nociones sobre el fin del mundo…

Acá estoy, en mi casa, tranquila… Hoy  me quedé dormida. Se suponía que iba a levantarme a eso de las ocho y media de la mañana, bañarme, desayunar algo e ir a mi clase de Pilates. En cambio, mis gatos se subieron a la cama, me rodearon después de que se fue mi hombre y se quedaron durmiendo a mi lado como troncos. Consecuencia: me contagiaron el sueño y, sin darme cuenta, dormí hasta casi las once y media.

Ustedes saben lo que pasa cuando uno duerme de más, bah no sé, tal vez solo me sucede a mí. Es como si las fuerzas se me retiraran un poco. Es decir, no es que me sienta cansada, pero en general, prefiero quedarme en la casa, ver la televisión, comer como una chancha y rascarme el higo a cuatro manos mientras trato de poner en funcionamiento mi cabeza, para ver si se me ocurren cosas productivas y nuevas. La mayoría de las veces resulta, mis impulsos más fuertes de trabajo suelen llegar en días como este.  Picasso decía que, si la inspiración llegaba, él prefería que lo encontrara trabajando. Yo asumí, no sin dolor, que no soy nada del otro mundo así que prefiero esperar  por la inspiración, como cualquier mortal cualunque.

Así que, hoy, desayuné una enorme taza de café con leche y unos huevos revueltos con tomate que preparé dejando la cocina hacha una porquería. Me senté frente al televisor y decidí que no haría otra cosa, más que esperar que alguna idea me entrara en la cabeza. Y, hasta  eso de las cuatro menos diez de la tarde, la única noción que me rondaba era la de comer desaforadamente.  Encargué medio kilo de helado a Pérsico y me lo hice traer. Antes había tomado mate, té y café y había visto Días de Radio, La Búsqueda Imposible del Amor y Nuestros años Felices, esta última, dos veces en un período de cinco horas, por diferentes canales.  Ustedes dirán “esta mina está loca” pero yo la estaba pasando increíblemente bien, aún cuando mi trasero no se movía del sofá

El proceso creativo tiene sus tiempos. A veces estás barriendo y se te ocurre algo, otras en la ducha o en el trono, algunas cuando vas caminando por la calle y, en mi caso, muy seguido, cuando estoy viendo la televisión. Un pensamiento lleva a otro y a otro y a otro y, por ahí, en medio de una telenovela de canal 9, plin, aparece en mi cabeza la próxima y sangrienta escena de mi libro de vampiros (¡qué original, nadie escribe sobre vampiros estos días! cuac). Nada de eso sucedió, así que decidí que les contaría un poco sobre eso en mi columna. Pero, me comí unas cuantas cucharadas de helado y entonces, repasando Días de Radio, me acordé: se viene el fin del mundo.

Hay gente muy escéptica, que sigue su vida como si nada y ni se calienta en preguntarse qué sucedería si esto fuera verdad. No es mi caso. Fantaseo, no pocas veces, con que venga la hecatombe y quedemos todos culo al norte.  ¿Cómo será, qué será, cuándo será? Se sabe que hay planetas en el universo que han desaparecido, así que es solo de necios creer que al nuestro no puede pasarle.  El 12, el 21… parece que las profecías no se ponen muy de acuerdo. Así que uno no puede tomar una decisión razonable y bien fundamentada, a la hora de decidir qué ponerse, o si faltar al trabajo o no. Nadie sabe exactamente qué día cae el asuntito del fin del mundo, excepto tal vez por John Cusak, pero creo que él se esfuerza en olvidarlo ( o al menos yo lo haría, de haber filmado semejante bodrio).

El cine ha tratado de decenas de formas este temita tan emocionante como interesante y tan excitante como aterrorizante. Por qué no repasamos juntos algunos de los títulos que se han metido en el baile, ¿si? Veamos…

Podríamos arrancar con La Guerra de los Mundos en sus dos versiones cinematográficas, la de 1953 y la de 2005. Probablemente las mejores exponentes del género por lejos. Ambas califican para el mote de “obra maestra” y las dos fueron rotundos éxitos de taquilla. Eso, sin contar la versión radial de Orson Welles de 1938, que dio tanto que hablar y que provocó reacciones impensadas en la gente. Reacciones que se ven desopilantemente plasmadas en Días de Radio… Me pregunto cómo a nadie se le ha ocurrido hacerle un “homenaje” por estos días.  Supongo que el match Del Potro-Federer, nos tiene a todos con el seso en otra cosa. Pero, ¿qué tal el 21 eh? Alguien que se juegue muchachos y se ponga creativo. No digo que nos hagan salir cagando a abrazar parientes y mascotas o a fornicar hasta que se nos desatornillen los sesos, pero, mal no nos vendría…

Otros títulos para tener en cuenta por estos días, sobre todo para los que disfrutan de darse manija y quemarse el coco son: El Día después de Mañana, Armageddon, 2012, El Fin de los  Tiempos… Es cuestión de ir a alquilarlos y ponerse verdes frente al televisor, comiendo papas fritas, helado, chocolates, caramelos, hamburguesas…Toda esa comida de la que tenemos que cuidarnos si queremos vivir más allá de los cuarenta y que, si viene el fin del mundo, nos sería más que permitida y nos reconfortaría tanto el cuerpo como el espíritu.

Es que, verán, me puse a pensar en qué es exactamente lo que yo haría si se viniera el apocalipsis y llegué a la conclusión de que sería exactamente esto que estoy haciendo ahora. Es decir, primero me metería en la cama con mi esposo a cabalgar hacia el oeste hasta que comiencen los fuegos artificiales. Pero, enfrentémoslo, hay partes que se irritan después de tres o cuatro veces y lo que antes era divertido, comienza a ser cuasi doloroso. Es en ese entonces cuando es hora de tomarse de la mano y elegir qué hacer. En mi caso, sin ninguna duda, me pondría a mirar películas.

Exterminio, El Día que la Tierra se Detuvo, Invasores, Terminator, Impacto Profundo… Todos títulos rimbombantes y pochocleros que harían las veces de gran entretenimiento para esperar el ocaso de los tiempos, apachuchados en el sillón. Creo que no habría mejor forma, ni mejor lugar.  Lo que si, tal vez  yo no elegiría temas alusivos como los que ya mencioné. Qué puedo decir, yo vengo siendo un poco más sutil y menos alegórica. Si me lo preguntan, prefiero matizar el asunto con comedias románticas tipo Alguien Tiene que Ceder, mezcladita y sazonada con La Guerra de las Galaxias, El Señor de los Anillos y con algunas películas de Woody Allen. Tal vez mechar alguna de Favio, supongo que AnicetoET, Volver al Futuro 3,  El Descanso, un par de pelis de Tom Hank… Imaginándolo así, no se me antoja tan terrible. Ahora, estoy segura de que una de las cosas que más lamentaría de que se acabara el mundo, sería el hecho de no poder ver más películas y cuando pienso esto, entiendo que pocas cosas me definen más que las películas que he visto. Amo las películas. Las amo mucho más de lo que debería.

Finalmente, me gustaría traer a la memoria, otra cinta sobre el tema: Soy Leyenda. Es la opinión de esta columnista que es una gran película, aún cuando casi me levanto cuando murió la perra. La película, protagonizada por Will Smith en una de sus interpretaciones más brillantes, es una gema que destella humildemente, pero que encuentra todo lo que busca. Gran historia, cine puro y bello.

Y con respecto al fin del mundo: Espero que no se venga nunca. Pero, como sé que es demasiado pedir, ojalá nos encuentre a todos depilados.

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