(Argentina, 2013)
Dirección y Guión: Gastón Bailo y Martina Faux Marambio. Elenco: Luis Fabián Artime, Juan Carlos Olave, Guillermo Farré, César Pereyra. Producción: Juan Carlos Maristany. Distribuidora: Independiente. Duración: 116 minutos.
Celeste que te cueste.
Es de lo más redundante definir al fútbol como una pasión inexplicable, prácticamente de manual. Algo que se asocia a hazañas deportivas, héroes gambeteadores y vueltas olímpicas. ¿Pero qué sucede cuando se narra una historia de un club identificado mucho más con su lugar de origen y sus hinchas que con sus lauros deportivos?
En ese sentido apunta la dupla compuesta por los realizadores y guionistas Gastón Bailo y Martina Faux Marambio con su documental Belgrano, una Película Pirata (2013). El film, de casi dos horas de duración, narra el devenir del Club Atlético Belgrano de Córdoba, una institución de dicha provincia. Con la vista más puesta en el eje social y de algún modo geográfico, se nos contará la historia de un club que surgió del barrio Alberdi, antiguo hogar de los comechingones previo al arribo colonizador, y que domingo a domingo enamora a sus habitantes.
Desfilan a través de la pantalla hinchas, vecinos, personalidades, jugadores y ex jugadores del “Pirata”, pero el acento siempre estará puesto sobre la cuestión de la “pertenencia”: aquello que define al hincha de Belgrano es en igual medida su pasión por la camiseta como el amor por su lugar de origen. El recorrido abarca desde la fundación del club en 1905, pasando por el Cordobazo, la Reforma Universitaria, el Nacional del 68, los descensos y la quiebra, llegando hasta el ascenso de 2011 que consecuentemente condenó a River Plate a la segunda división del fútbol argentino, por primera vez en 110 años de historia.
Decíamos que se trata de un documental que pone el acento en lo social, por eso se tomará más tiempo para escuchar a los vecinos, los primeros socios, los hinchas fanáticos y otros personajes coloridos antes que a los deportistas que formaron y forman parte de la plantilla profesional. Tal vez con un mayor poder de síntesis y ajustando algunas entrevistas, el metraje final no hubiese sido tan extenso, logrando que el mensaje llegue de forma más sintética y menos repetitiva.
Es inevitable sentir nostalgia en un documental que rescata el espíritu más puro de aquello que idealmente entendemos como la razón de ser de un club: promover actividades saludables, unir a un barrio y forjar lazos con la comunidad en la que se encuentra inserto. Tal vez los fanáticos del fútbol propiamente dicho disfruten más la segunda mitad del film, en la cual las figuras del club dan su testimonio y se repasa la épica del 26 de junio de 2011 en el estadio de River Plate, junto a dos de los jugadores participantes de la hazaña.
Sin contar con herramientas ténicas de gran nivel, la fuerza del documental reside precisamente en los testimonios de todos aquellos que viven y entienden a un club de fútbol como algo más que once tipos atrás de una pelota, donde más allá de los tres resultados diferentes que el deporte ofrece desde antaño -triunfo, empate o derrota- hay algo mucho más profundo e interesante que se pone de relieve en esta producción: el sentido de pertenencia por sobre todas las cosas.
Por Alejandro Turdó