Christopher Nolan es un farsante, un embaucador, una gran mentira “vendida” (a algunos) con papelitos de colores. Es un bleff. Hace tiempo que viene estafando a lo pavote. Es un ilusionista, el David Copperfield de esta década. Tiene a gran parte de la raza cinéfila encandilada bajo un velo de supuesta grandeza; remuevan el velo y no queda casi nada. Veamos.
Que la película está filmada una hora con Imax 70 mm, que pone a 1000 tipos reales a “pelear” en la calle, que crea efectos a lo Michael Bay, que te mete 100 explosiones y te hace volcar un camión de veritas, sin efectos, sinceramente, me ne frega. Cualquiera puede hacer eso; ergo, podemos concluir que Nolan es un tipo con un muy abultado presupuesto.
En realidad, lo que me motiva a escribir este texto no es esta última entrega de Batman sino una mucho anterior. Dicen por ahí que las comparaciones no son buenas porque nada es comparable con otra cosa hecha en otro tiempo, por otra persona, en otras circunstancias, bla bla. Me tiene sin cuidado; me voy a dedicar exclusivamente a comparar dos obras, porque si la primera no existiera no estaría escribiendo sobre la segunda, que poco me importa.
Estoy hablando de Batman Vuelve de Tim Burton. Por estos días, estuve escuchando la banda sonora de Danny Elfman, y ayer volví a ver la película, después de años. Allá a principios de los noventa, cuando HBO era un canal del pueblo, la vi infinidad de veces. Yo era chica y no llegaba a captar la dimensión de –e impacto que tendría en mí- esa obra. Ayer la vuelvo a ver después de muchos años y muchas películas bajo el puente y vuelvo a afirmar, más elocuentemente de lo que pude hacerlo en su momento, que BV ES UNA OBRA DE ARTE DE LA PUTA MADRE. BATMAN VUELVE ES EL CINE (¿qué significa esta frase tan vaga y boluda? ni idea, pero suena bien así que la pongo). Tim Burton tiene una filmografía, a mi entender, excepcional, pero si acaso fuera como algunos sostienen, que es desigual en calidad y que sus últimos trabajos son malos, igual no importaría en lo absoluto. El solo hecho de haber filmado BV lo convierte automáticamente en uno de los mejores cineastas de la historia. Esta película es perfecta, impecable, carente de defecto alguno, brillante, hermosa y otros miles de adjetivos de valoración positiva. BV es la única Batman que vale la pena. (La anterior de Nolan SOLO es lo que es por Heath Ledger y por su muerte meses después; si no, no estaría hablando de ella en este escueto paréntesis). Veamos y comparemos.
Primero, la Ciudad Gótica que crea Burton es simplemente imponente. Jamás ningún otro director de ninguna Batman hizo algo así. La estética, los edificios, las estatuas, la atmósfera, los colores, las casas, las calles, la gente, absolutamente todo, hasta el más mínimo detalle, está cuidado y perfectamente creado. La Ciudad Gótica de esta nueva Batman es Chicago o Nueva York. Concluyo mi caso.
Segundo, lo que ya nombré antes, LA BANDA DE SONIDO. Danny Elfman es Dios. O Alá o Jebús. La escena final, en la que Michael Keaton se va en el auto con Alfred y un gato que encuentra en la calle, la cámara toma un callejón entre dos edificios y sube, se enciende el símbolo de Batman, aparece Gatúbela de espaldas y empieza a escucharse el leitmotiv que sonó durante toda la película pero, esta vez, con muchísima más intensidad y más violines, es impactante. Me faltan adjetivos lo suficientemente poderosos como para transmitir lo que esa banda de sonido me genera. Mis palabras quedan fútiles ante mis intentos de describir algo que solo puede experimentarse sensorialmente. NO HAY OTRA BANDA DE SONIDO EN EL UNIVERSO UNIVERSAL COMPARABLE CON ÉSTA.
Este último soundtrack de la última Batman, a cargo de Hans Zimmer, está bueno, tiene presencia, más que nada por los bajos y la percusión, en una especie de marcha constante que acompaña el ritmo bastante vertiginoso de la película. En las escenas finales, la música también acompaña bien el in crescendo de la acción y el clímax está bien construido gracias a ella. Escuché el CD entero y puedo afirmar que es casi todo igual, con muy pocas variaciones y, sinceramente, no le llega ni a los talones a la obra maestra de Elfman. Le falta potencia y emoción. Seguí participando, Nolan.
Tercero, la construcción y el desarrollo de los personajes. Si hay algo, además de todo lo anterior, que Burton supo hacer en Batman Vuelve es construir las identidades de los personajes. Gatúbela era una mina tímida, replegada, insegura, maltratada por su jefe, en busca de alguna salida de esa vida miserable. Y la metamorfosis es esta salida, a la vez que una entrada a un mundo diametralmente opuesto al suyo. La película se toma su tiempo para que veamos esto, nos lo muestra de manera gradual, no nos lo cuenta como un cuentito. Y así construye a la villana más hermosa y atemorizante de todas, la más impactante, a quien uno no sabe si amar o temer.
El pingüino es el villano más extraordinario (después de Ledger, claro) de las miles de películas de Batman, porque es hermosamente grotesco y oscuro y porque está construido de manera brillante, desde su nacimiento hasta su muerte. Todo su mundo, además de su apariencia física, tiene sentido y es coherente con sí mismo, al igual que su final y su entierro pingüino. Sobresaliente, excelso, sublime.
El villano en este film de Nolan es un tipo con una máscara que no sabemos si es de gas o de qué carajo, con una voz muy muy grave y terrible que mete mucho miedo, y con músculos inflados como huevos de ciclista. Casi todos los planos de él son en contrapicado, no vaya a ser que no nos demos cuenta de que estamos ante un villano gigante y muy malo. Ahora, quién es, de dónde salió y por qué catzo usa esa mascarilla (y aun más importante, cómo hace para comer) son todos misterios, algunos de los cuales se develan hacia el final.
Esta Gatúbela no es Gatúbela, claro está. Todo bien, Anne Hathaway está buena, nadie lo niega, pero ¡¡¡¿¿¿COMO SE ATREVIO NOLAN A PONERLA EN EL PAPEL DE SELINA KYLE???!!! Qué falta de respeto absoluta, qué falta de tino y de corazón. Lo único que hace esta piba es vestirse de negro con un traje de cuero ajustado y perseguir una tarjeta de registro, para limpiar su reputación a nivel mundial así ya nadie puede perseguirla. Claro, todo esto explicado torpemente por alguien, así como yo lo explico ahora. Una vez más, seguí participando, Nolan.
Por último -y vinculado a lo anterior-, el manejo de los flashbacks y las sobre-explicaciones, éstas últimas, marcas registradas de Nolan (y acá no comparo porque no hay nada que comparar). Al principio, pensé que Nolan recurría a estos flashbacks pedorros porque subestimaba al espectador. Ahora me doy cuenta de que no. Nolan no subestima al espectador, se subestima a sí mismo, sabe que su cine es tan choto (pero para algunos “complejo e intrincado” como la trama de El Origen, en fin) que tiene que meter estos injertos sin sentido para explicarse a sí mismo la bosta que hace, para explicar ¿qué? Los personajes, como decía en el párrafo anterior, están mal construidos, mal delineados, puestos caprichosamente por el solo hecho de “impactar”. ¿Quién es Bane? ¿Quién es el personaje de Marion Cotillard? ¿Quién es el personaje de Anne Hathaway? Nadie, no son nadie durante el 90% del metraje hasta que, al final, mediante los flashbacks cursileros más grasas y estúpidos de la historia del cine, se revela algo de por qué esos personajes están donde están y hacen lo que hacen. La escena en la que Marion Cotillard explica todo sobre ella y Bane, lágrimas y caricias de por medio, da pena. En El Origen pasaba lo mismo; Nolan te armaba esa historia presuntamente intrincada y te la metía a Juno para explicarte todo como si fuésemos retardados mentales. Gracias Nolan, pero hacete una buena película, para variar, y no me expliques lo que no me podes contar con imágenes. Se nota tanto que no confiás en tus imágenes, en tu propio cine, en tu narrativa, que tenés que verbalizar absolutamente cada cosa que pasa. ¿Sabes qué? ¿Por qué no tomas unas clases con Peter Jackson? él te puede iluminar en el arte de los flashbacks y la construcción de historias y personajes; basta con mirar El Señor de los Anillos y esos prólogos increíbles en cada una de las tres, que arrojan luz sobre personajes centrales de la película y partes fundamentales de la trama. Eso es un flashback Nolan, eso es construcción de personajes, eso es cine, no la pedorrada que repetís una y otra vez.
Y volviendo a lo que dio origen a este texto, después de haber visto, más veces de las que puedo contar, esa joya que es Batman Vuelve, no me quedan ganas de volver a ver ninguna adaptación ni ninguna otra versión de Batman. Ya está, ya fue, no tiene caso, no resiste el menor análisis. Ya fuimos bendecidos con la única y verdadera gema, por eso digo: ¡¡LARGA VIDA A BURTON!! ¡¡¡BASTA DE ENGAÑOS, BASTA DE ARTIMAÑAS, MUERTE POR EXILIO A NOLAN Y A TODOS SUS SEGUIDORES!!!
PORQUE SOY UNA PERSONA JUSTA -Y NECESARIA-
Puntos a favor del film de Nolan
* El personaje de Cillian Murphy como el juez del pueblo, en ese púlpito hecho de muebles y miles de papeles, es sensacional, el mejor de la película, lejos. Lástima que solo está en escena durante cinco escasos minutos.
* La idea de armar una rebelión en las cárceles y hacer sublevar a la población contra los ricos es muy buena. Lástima que Nolan la abandona a mitad de camino y la relega a un tercer o cuarto plano.
Nimiedades
* No hace mucho volví a ver una película -en un estado particular- y solo reparé en los extras y me di cuenta de que muchos de ellos, ignorando que la cámara los encuadraba, dejaban de actuar y hasta se reían entre sí, una cosa muy interesante de ver. Acá pasa algo similar, solo que lo detecté sin estar bajo el efecto de nada. Si va a haber 1000 tipos reales en la calle, peleando, hay que cerciorarse de que cuando están en cuadro estén peleando y no haciendo una mímica boluda que mi ojo avezado detecta inmediatamente.
* Si se va a mostrar a una multitud enardecida de 20 tipos en una cárcel, hay que tratar de que el audio corresponda a 20 personas y no a 200, porque si no hay un problema grave de discordancia. Ese cántico que entonan las hordas embravecidas, en señal de apoyo a cualquiera que se atreva a dar “el salto” hacia el mundo exterior, primero, no concuerda con el movimiento de las bocas de los chabones y, segundo, como dije arriba, no concuerda con el número de chabones.