(España, 2011)
Dirección y Guión: Paco Arango. Elenco: Diego Peretti, Aitana Sánchez-Guijón, Goya Toledo, Andoni Hernández, Rosa María Sardá, Amparo Baró, Jorge García y Maribí Bilbao. Producción: Miguel Ángel Gil y Antonio Aporta. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 116 minutos.
Una historia de amor.
Manolo y Antonio se conocen de casualidad cuando ambos deben hacerse un estudio en el hospital. Manolo es un cuarentón en plena crisis matrimonial y con una gran frustración. Antonio es un adolescente con una personalidad bastante particular, hijo de madre soltera, y padece cáncer. Ambos entablan una relación que será determinante para cambiar sus vidas y a sus familias.
El film está basado en la historia real de Antonio, un joven que Pablo Arango, el director del film, conoció en el hospital en donde él trabaja ayudando a niños con cáncer. Las luchas por vivir y por alcanzar la felicidad se mezclan en este trabajo con escenas dramáticas, como golpes bajos que llaman la atención y obligan a tomar consciencia del valor de lo que cada uno tiene. Cargada de emotividad, con situaciones fuertes, la película mantiene todo el tiempo el equilibrio entre la tensión dramática y los pasajes de humor, puestos justo en el momento indicado. Así, la historia que bien podría ser una tragedia, se transforma y está llena de optimismo y esperanza.
A las imágenes llenas de luz y de vida, el director suma detalles que le imprimen un carácter casi mágico. La música es movilizadora y marca, en diferentes momentos, las sensaciones por las que atraviesan los personajes. Nuestra playa eres tú, el rap –nominado al Goya- compuesto por los amigos del Antonio real de la historia e interpretado por Laura Esquivel, es de gran belleza, y cobra especial significado al final del film.
Las actuaciones son impecables. Todos los personajes están compuestos de manera concienzuda y cada uno tiene un sello propio. Peretti, en su papel de Manolo, hace un gran trabajo y se destaca. Su papel es crucial (tanto como el de Antonio) para que el film llegue a buen puerto, y lo logra con creces. Por otro lado, Andoni Hernández (Antonio) es un verdadero descubrimiento. El adolescente sabe virar del dramatismo o la tristeza al humor con total naturalidad, y le da mucha fuerza a su personaje. Cambio de Planes habla de la vida, de la esperanza, de lo que podemos perder en cualquier momento. Pero, sobre todo, habla del amor en todas sus manifestaciones: hacia los padres, los hijos, al cónyuge, a los amigos, hacia la vida.
Por María Eugenia D’Alessio
Vuelve el “canto a la vida”; vuelve el cine de “persona con cáncer que se las sabe todas”; vuelve el “cuento de navidad con ínfulas de Capra”; vuelve (¡SPOILER!) el plot-twist por excelencia de “¡pero si murió hace 40 años!”. Cambio de Planes (a.k.a. Maktub) cubre todos estos tópicos y algunos otros más en una ensalada de subgéneros canallas que, de tan sobrecondimentada, podría hasta resultar algo simpática.
Pero esta exploitation oncológica no resiste el más mínimo análisis: es televisiva en su puesta en escena, grosera en su sentimentalismo aleccionador, trillada en la descripción de sus personajes –estereotipos unidimensionales de la peor calaña-, ridícula al poner a Jorge Garcia (a.k.a. Hugo “Hurley” Reyes) a hacer de mexicano con acento inconfundiblemente yanqui y, finalmente, torpe en la manera en que se estira y se estira hasta incluso terminar metiendo una vuelta de tuerca inexplicable y shyamalísima (aquella mencionada como spoiler en el párrafo anterior) que viene seguida, como no podía ser de otra manera, por una secuencia de montaje de escenas ya vistas pero “resignificadas” por dicha vuelta de tuerca. Encima, la película te recomienda, mediante sus personajes, que leas a Coelho y escuches un hip-hop espantoso que te lo escucha Kanye y te dice: “No, pibe”. Y no, muchachos, esto no es Capra: para serlo le faltaría una tonelada y media de cine.
Por Juan Pablo Martínez
