A Sala Llena

0
0
Subtotal: $0,00
No products in the cart.

#CANNES77 | Cannibalismos 09: El resplandor

#CANNES77 | Cannibalismos 09: El resplandor

Cannes ofrece de vez en cuando grandes historias de pequeños triunfos. Por ejemplo, el caso de la cineasta india Payal Kapadia, que en 2021 sorprendió en la Quincena con su documental A Night of Knowing Nothing, típica película de culto que no auguraba lo que vendría inmediatamente después: el salto a la Competición de Cannes con su primera ficción. All We Imagine as Light es una de las pocas películas que se escapan a la tendencia dominante en esta edición del festival, la grandilocuencia. Todo lo contrario, la de Kapadia es una película de susurros y de cosas dichas con voz muy baja, una película intimista en todo el sentido de la palabra. Su historia es la de la relación entre dos enfermeras de Mumbai que comparten piso. Prabha no sabe nada de su marido, emigrado a Alemania inmediatamente después de su boda; ahora mantiene una tímida relación con un médico del hospital donde trabajan. Anu, más joven, es mucho más abierta a la hora de expresar sus deseos, por más que cualquier tipo de relación sentimental (no digamos ya sexual) haya de mantenerse en secreto en el marco de la sociedad india. Ambas encontrarán un modo de solventar sus respectivas inquietudes en un viaje a la playa que revela el talento de Kapadia en un terreno hasta ahora insospechado. También una querencia demasiado acusada por crear momentos e imágenes “bonitas”, un tanto edulcoradas, en particular esos ambientes musicales in crescendo que tanto recuerdan a cineastas como Sofia Coppola.

All We Imagine as Light es, en cualquier caso, una más que grata sorpresa, tanto por la película en sí como por el hecho de haber sido programada en Competición, lo que, en el fondo, es un signo altamente preocupante de los senderos por los que transita Cannes. Quizás se trata también de la confirmación de una cineasta a la que veremos a menudo en este festival en los años venideros. Cannes es un festival muy fiel a determinadas apuestas, véase Aïnouz o la última película presentada en Competición, La plus précieuse des marchandises, de Michel Hazanavicius. Primera pregunta: ¿qué hace esta película en la Competición de Cannes? Segunda: si se quería tener una película de animación, ¿no había nada mejor o representativo del género? No, La plus précieuse… no está en Cannes por ser una película de animación, sino por Hazanavicius (cómo rechazar una película del autor de The Artist, aunque todas sus películas posteriores hayan pasado por Cannes con más pena que gloria); también, por su tema, cómo no. Como película de animación es de una pobreza y falta de interés que bordea lo sobrenatural, la típica contribución de alguien ajeno al género que, por su status, llega donde otros directores nunca podrán acceder. Y ahí es donde hace acto de presencia su Tema. Estamos ante una fábula sobre dos maduros leñadores que un día encuentran un bebe en la nieve. Pronto sabremos que ese bebe cayó o fue arrojado desde un tren. Pronto sabremos que ese tren se dirigía a Auschwitz… Así, de forma un tanto inesperada, nos encontramos con otra película sobre Auschwitz, que no es La zona de interés, la película sobre Auschwitz del año pasado, ejemplo muy ilustrativo de lo que fue Cannes 2023 y lo que es Cannes 2024.

Aunque presentada oficialmente en penúltimo lugar, The Seed of the Sacred Fig ha gozado de una  cierta condición de film de clausura. Como si todo el mundo estuviera esperando por la llegada de Mohammad Rasoulof, huido de Irán, donde había sido condenado a ochos años de prisión y a recibir ¡cincuenta latigazos!, el festival le reservó una sesión muy especial, casi como una apuesta para que la película estuviera muy presente en la memoria del jurado. Lo cierto es que si Rasoulof fue condenado por hechos anteriores, The Seed… le garantizará una condena mucho mayor. Se trata de una película muy valiente, tanto por su propio tema, el de un juez del régimen que se enfrenta a sus hijas, como por las imágenes que la pueblan, grabaciones con el móvil de manifestaciones de mujeres y de la represión y violencia policial. Que sea una película valiente o que Rasoulof reciba toda nuestra solidaridad no implica que haya que defender su película. Su punto de partida presenta uno de esos conflictos tan inteligentes como retorcidos, para sus personajes y para el propio espectador. Un juez recibe con pesar el encargo de reemplazar a un compañero, lo que le obligará a dictar sentencias de muerte. Sus funciones reales en la judicatura son un misterio para sus dos hijas, que han empezado a sumarse a las manifestaciones femeninas contra el régimen. Ambos vértices acabarán por colisionar, pero Rasoulof lo lleva todo por un camino un tanto ridículo, a partir de la desaparición de una pistola (las metáforas en esta película alcanzan un nivel de obviedad que bordea la grosería) y una hora final (porque The Seed… dura casi tres horas) que parece una variación sobre El resplandor. Rasoulof ha querido hacer una película muy grande y muy importante; sus aplaudibles intenciones están lejos de corresponderse con sus resultados (aunque dudo que el jurado sea de la misma opinión).

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar...

BUSCADOR

Generic selectors
Solo coincidencias exactas
Búsqueda por título
Búsqueda en contenido
Post Type Selectors

ÚLTIMAS ENTRADAS

Recibe las últimas novedades

Suscríbete a nuestro Newsletter