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#CANNES77 | The Invasion

#CANNES77 | The Invasion

The Invasion, nueva presentación de un film de un habitué del Festival de Cannes, se inicia con imágenes en que miembros de las fuerzas armadas ucranianas transportan numerosos ataúdes de militares fallecidos durante un conflicto, que ya supera dos años desde su inicio. Dicha acción inicial transcurre en Maidan, verdadero centro geográfico de Kiev, ante el silencio respetuoso de familiares, amigos y simples ciudadanos que asisten gravemente a tan sentido homenaje.

Pero de allí en más y durante casi la mitad del film habrá pocas imágenes que remitan a la guerra, incluyendo una escena filmada en Odessa durante la cual asistimos al feliz casamiento de un militar y su joven pareja.  

Es recién cuando la cámara enfoca a un centro de rehabilitación de personas que han sufrido la pérdida de miembros de su cuerpo, a menudo una pierna y su reemplazo por elementos ortopédicos, que la guerra se hace presente. Y nos va preparando para lo peor, al ir mostrando edificios completamente destruidos por la caída de cargas explosivas, lanzadas a distancia y desde el cielo.

A estas imágenes estáticas se agrega una filmada en vivo en que se ve a numerosos rescatistas intentando encontrar bajo los escombros a gente con vida, como es el caso de una mujer, a quien recuperan de los escombros, gravemente herida.

El tema de los mutilados de guerra se asocia a un elemento temible como son las minas que se entierran en el suelo y cuya detección y detonación es realizada por expertos que recorren zonas “minadas”. Las mismas aparecen incluso cerca del inicio en una playa de la costa (sur de Ucrania).

Una presencia permanente en casi todo el film es la de la iglesia ortodoxa, religión preponderante en Ucrania. Resulta difícil poder contener las lágrimas cuando hacia el final, en una ceremonia religiosa, una multitud rinde homenaje a un soldado caído en el campo de batalla. Loznitsa transmite el tremendo dolor que significa la muerte de un joven de unos treinta años, seguramente muy popular y querido por sus conciudadanos.

Son pocas las alusiones que el realizador ha decidido realizar sobre el enemigo. Las mismas están en las palabras de algunos habitantes de su país que, sin embargo, a menudo no reniegan de sus vínculos culturales con Rusia. En contraste es llamativa una escena en que se retiran de ciertas bibliotecas obras de rusos famosos como Lenin (entendible) pero también Dostoievski e incluso extranjeros como Stefan Zweig y André Malraux (inexplicable). 

Como se señalara en la introducción The Invasión no es un film bélico sino un retrato de un país sacudido por el dolor y la penosa perdida de muchas vidas inocentes.

(Países Bajos, 2024)

Dirección: Sergei Loznitsa. Duración: 145 minutos.

2 comentarios en “#CANNES77 | The Invasion”

  1. Daniel Valledor

    Me llama mucho la atencion lo de adjetivar de inexplicable, el retiro de los libros de Malraux y Zweig de una biblioteca ucraniana. Sera inexplicable para el critico pero no lo es si el dolor se lo parcializa y no se lo atraviesa para quitar la cortina de parcialidad coloreada con el melodrama de toda guerra.

  2. ALFREDO FRIEDLANDER

    No es muy feliz ni se entiende su comentario. La frase “no lo es (inexplicable) si el dolor se lo parcializa” es muy poco clara desde el punto de vista gramatical.
    Por otra parte como conocedor (y estudioso) de la obra completa de Stefan Zweig, incluido el maravilloso “El mundo de ayer”, está claro que el autor austríaco fue un profundo pacifista (lo que llevó a su suicidio en Brasil). Quemar sus obras no tienía ningún sentido. De allí el adjetivo de inexplicable usado en la nota sobre Invasión.

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