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CRÍTICAS

Como el Aire Invisible

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Como el Aire Invisible

Dirección y dramaturgia: Florencia Suárez Bignoli. Basado en el texto “El Horla” de Guy de Maupassant. Asistencia de Dirección: Shanti Ibañez. Producción: Gmg Producciones. Dirección de Arte: Cecilia Catalina Quesada. Elenco: Julieta Correa, Nela Fortunato, Gabriela Julis, Verónica López Olivera, Gonzalo Ramos, Fernando Rodil. 

Como el aire invisible nos conecta con el mundo de lo desconocido, lo incomprensible, lo que no se puede explicar pero sí se siente.

Es una obra de fantasmas, espectros, espíritus, de presencias invisibles, como el aire… pero también nos habla de algo más universal y colectivo. Desde este punto de vista, el “Horla” no es sólo un fantasma ficticio y alejado, sino que se transforma en una experiencia mucho más cercana y posible para cualquier mortal. En este sentido es que la experiencia se multiplica en los actores y del mismo modo en el público, generando una serie de cuestionamientos, miedos y reflexiones. A su vez, el vivir esta experiencia de modo grupal nos hace sentir que no estamos solos y el temor, de ese modo, disminuye.

La obra no es una obra teatral sino una “experiencia teatral”, tal como lo menciona su directora, ya que el discurso parte del cuento “El Horla”, de Guy de Maupassant, escrito en 1886.

En él, el autor va describiendo (a modo de diario) una serie de sensaciones que va atravesando y que lo van desesperando y enloqueciendo, al notar una presencia en su hogar que se va apoderando de su vida.

El relato es individual, pero en la obra se multiplicará por seis. Estos seis personajes van relatando la historia de modo aleatorio, y el hilo narrativo va saltando de personaje en personaje con la misma inquietud y desesperación. Cada uno de los personajes está acomodado desde su cajita plegable de madera, con sus cositas, con una escenografía de cajas y pertenencias en miniatura muy interesantes, que carecen de justificación.

Las sensaciones de incomodidad, fiebre, malestar físico, desorientación, incertidumbre y desesperación se van acrecentando a medida que pasa el tiempo para terminar en un final abrupto y abierto.

La historia intenta justificar lo injustificable. Nos habla de la soledad, del miedo a la locura, de la lucha interna por racionalizar todo, de qué nos pasa cuando algo se nos escapa de toda justificación.

Las actuaciones son buenas, con personajes que sienten lo mismo pero lo pronuncian cada uno desde su voz, su individualidad,  con sus movimientos, desde su lugar y con su rutina.

En general el clima es de gran tensión. Esto se ve acentuado por la iluminación, los sonidos, los silencios, los usos de la palabra y el modo de decir (repeticiones-aceleración del discurso-mayor intensidad).

“El Horla” logra circular por la sala y meternos a todos en un espacio de suspenso, tensión y lucha con nuestros propios fantasmas.

Obra realizada en el marco del ELTI (Encuentro Latinoamericano de Teatro Independiente)

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Por Heliana Rofrano

“¿De dónde vienen esas misteriosas influencias que trasforman nuestro bienestar en desaliento y nuestra confianza en angustia? Diríase qué el aire, el aire invisible, está poblado de lo desconocido, de poderes cuya misteriosa proximidad experimentamos”

El teatro siempre juega con lo invisible, haciendo que algo intangible se plasme en el escenario, en el cuerpo de quien actúa, en la mente del espectador. En esta obra se juega con lo invisible y lo visible metódicamente. Lo que no se ve se escucha o queda implícito o se siente en el aire.

Con una iluminación tenue y una música misteriosa de entrada, las actrices y actores deambulan por el escenario. Comparten un espacio, dentro de ese espacio se encuentran en distintos espacios similares, cada uno por su cuenta, hasta que en un momento todos se disponen a comenzar a construir un relato en común, en forma de diario, en primera persona.

Lo que se narra es “El Horla” el cuento de Guy de Maupassant, manteniendo el estilo narrativo se logra darle vida al texto en escena.

Entre todos van construyendo un único relato, podría ser un único acontecimiento relatado por distintas voces o podría ser que lo mismo les aconteció a todos.

Al ser representada por distintas personas la historia va tomando distintos matices, sumado a las intenciones que cada uno le imprime, las emociones, la simultaneidad de acciones, la actuación en general, todo hace que el relato se vea totalmente enriquecido.

En la narración de este diario además de contarse sucesos anecdóticos se van exponiendo las sensaciones de el / los protagonista / s, sentimientos que podrían llamarse invisibles porque son los que ocultamos, callamos, evitamos, para que no salgan a la luz, para no demostrarlos, no sufrirlos. Al ser interpretado por varios funciona como metáfora,  lo que siente uno, en soledad, puede ser experimentado por muchos otros también.

La luz es lo que hace a las cosas visibles para el ojo, en este caso disfrutamos de una iluminación particular, interesante, una iluminación mayormente diegética,  que da el tono, el clima justo y deja ver lo preciso.

Como un cuento contado en un fogón en medio de la oscuridad, que nos va atrapando mientras lo único que vemos es la figura de quien cuenta la historia y el fuego, un fuego compuesto por distintas llamas, unas van alimentando a las otras recíprocamente, el fuego va creciendo de a poco y antes de consumirse llega a su máxima potencia, para finalmente dejar solo cenizas o quizá alguna brasa que deje el suspenso de que pueda revivir, avivado por algo Como el aire invisible.

Teatro: Beckett – Guardia Vieja 3556

Función: Se terminó la temporada 2013

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Por Jonathan Sassón

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