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CRÍTICAS

Crítica: Pobre Daniel, por Estefanía Lestanquet

Brain Damage

“There’s someone in my head but it’s not me
And if the cloud bursts, thunder in your ear
You shout and no one seems to hear. “

Luego de 10 años de internación en un hospital  psiquiátrico, Felipe  vuelve a la casa de su infancia. Del pasado sólo queda su hermana y un enorme jardín que nunca pudo borrar de su mente. En el reencuentro también se suma Daniel, actual pareja de ella, un hombre muy particular que no sólo deberá conocer a su intrépido cuñado sino también volver a enamorarse de la parte más oscura y desconocida de su concubina.

El actor, escritor y director Santiago Gobernori, quien supo destacarse en el teatro con La terquedad o en cine con la reciente Las Vegas, demuestra lo bien que le sienta la dramaturgia y presenta sus dos nuevas obras en el Club de Teatro Defensores de Bravard  (Gurruchaga 1113), con La verdad efímera y Pobre Daniel, donde el autor  le da un giro de calidad a la comedia negra del teatro under porteño.   En sus atrapantes textos, donde el humor y el drama conviven de una manera precisa y para nada forzada, Gobernori hace uso y abuso de diferentes recursos dialécticos para dar un relato fuerte y complejo que desconoce de tiempos y espacios reales.

En este caso, Pobre Daniel utiliza diferentes estímulos para hacer transitar al espectador en lo más recóndito de la mente de su protagonista. La historia en cuestión atraviesa a sangre fría a los tres protagonistas en su totalidad. Con magníficas interpretaciones, especialmente la de un desquiciado Felipe, impulsada por el inquieto Manuel Attwell pero bien acompañado por Julián Cabrera y Paula Pichersky, los actores reflexionan sobre el amor, la familia, los celos, el compromiso, el pasado y el presente, de esta forma,  el futuro se vuelve una incógnita en esta historia.

 El ritmo de la obra se acelera cada vez que, ayudado por diferentes sonidos y juegos de luces. Felipe expresa los rasgos más oscuros de su mente.  Para ello Atwell se apodera del espacio y su cuerpo pareciera ser una topadora que arrasa con toda la escena, incluyendo a su hermana y cuñado ficticios.  Es aquí cuando el relato se desdobla y el espectador activamente puede sacar su propia conclusión de lo que es y lo que parece.  La locura y el miedo son una constante en la historia, pero esto no evita que por momentos el texto se torne divertido, irónico y por demás sorprendente.

La relación que une a los personajes hace que la intensidad del relato llegue a momentos exquisitos como letales. Los flashbacks entre hermanos son magistrales, la locura se vuelve un condimento de estilo y las narraciones entre amor- odio nos lleva al público y a Daniel, a sorprendernos más y más.   Aunque todo se complejiza, otra vez,  con la posibilidad de que una cuarta persona aparezca en escena y Felipe deba demostrar quien no es. ¿Cómo te recibe la realidad cuando pasaste un tiempo fuera de ella? ¿Cuán preparado está el afuera para toparse con otra realidad?

Teatro: Defensores de Bravard. Gurruchaga 1113.

Funciones: Sábados 21hs (La verdad efímera) 23hs (Pobre Daniel).

Entradas: $180,00. Combo dos obras: $300,00

 

© Estefanía Lestanquet, 2018 

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

Dramaturgia y Dirección: Santiago Gobernori. Actuación: Manuel Attwell, Julián Cabrera, Paula Pichersky.  Diseño de luces: Ricardo Sica.  Realización de escenografia: Nicolás Ancona. Fotografía: Antú Martín. Pinturas: Juan Cruz García Gutiérrez. Diseño de imagen: Lucía Vanin. Asesoramiento escenográfico: Vera Aricó. Asistencia de dirección: Ariel Baron. Producción: Zoilo Garcés. Prensa: Cecilia Gamboa.

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