Cuando te Encuentre (The Lucky One, Estados Unidos, 2012)
Dirección: Scott Hicks. Guión: Will Fetters. Elenco: Zac Efron, Taylor Schilling, Blythe Danner. Producción: Denise Di Novi, Kevin McCormick. Distribuidora: Warner. Duración: 101 minutos.
Primero, quiero aclarar que no tengo nada en contra de las películas románticas. Me gusta verlas y hasta tengo mis dos o tres preferidas guardadas en la memoria. Lo menciono porque el estreno de Cuando te Encuentre me sirve como disparador para preguntarme lo siguiente: ¿qué sería del género sin la “suerte” a favor de generar encuentros y desencuentros? Por otro lado, el abuso de este recurso ¿vuelve todo inverosímil?
Por ejemplo, en Cuando Harry conoció a Sally (1989), Harry y Sally se ven, se pierden y se vuelven a encontrar en la inmensa ciudad de Nueva York. Más allá de las posibilidades reales de que esto ocurra dos veces en la vida de alguien en semejante urbe, el tiempo planteado por el director Rob Reiner para que esto se produzca hace creíble el actuar de la “diosa fortuna”.
Convengamos entonces en la imperiosa necesidad de utilizar bien este factor en el cine romántico. Este tipo de casualidades improbables es la concesión obligada para aceptar cualquier historia en la cual dos (o más) personas terminen viviendo felices para siempre. La otra condición para que la cosa funcione es la química entre los protagonistas. Si esto no existe, todo se vuelve muy engorroso.
Decía, entonces, que puede haber problemas si a la “suerte” no se la acompaña con un guión sólido. En Cuando te Encuentre, Logan (Zac Efron, muchacho a quien Hollywood insiste en meter en el medio como sea) es un soldado en la guerra de Irak. En plena batalla se agacha a juntar una foto y el camión donde se apoyaba vuela en pedazos por una bomba. No es su caso, porque se agachó a juntar una foto. Bueno, ¿quién no se arriesgaría a un dolor de siática por la imagen de alguien tan bonita como Beth (Taylor Schilling)? El suertudo (así es el título en inglés) vuelve de la guerra decidido a encontrar a la muchacha donde quiera que esté en esos casi 10 millones de kilómetros cuadrados de país. ¿Pueden creer que la encuentra nomás? en Louisiana, lugar al que llega caminando desde Colorado -que es como decir que alguien caminó de Santiago del Estero a La Pampa-. Sin signos de agitación siquiera, el hombre encuentra a Beth en dos fotogramas y tres acordes de violines y lo que debería suceder es que le cuente lo de la foto. Pero no, “algo” (el guión) se lo impide. Quién era el que perdió la foto en Irak no importa demasiado, tampoco que Beth esté infelizmente casada con un infeliz, que encima es el sheriff del pueblo.
La película está basada en una de las tantas horribles novelas de Nicholas Sparks, de quién ya hemos soportado en menor o mayor medida las adaptaciones de Mensaje en una Botella (1999), Diario de una Pasión (2004) o Un Paseo para Recordar (2002). El hombre está un escalón arriba del vuelo lírico de cualquier libro de bolsillo de Corin Tellado y es, efectivamente, el tipo de película que vamos a ver en Cuando te Encuentre. Los dos actores, por separado, están para publicidades de crema para la piel o de maquinitas de afeitar. Juntos no siempre resultan creíbles. Las escena de amor entre ellos muestran besitos y alguna espalda arqueada pero eso no nos convence de que pueda suceder algo entre ambos.
La música, fotografía y diseño de arte no son rubros destacables aunque se nota la intención de estar a la altura de las circunstancias. Finalmente sólo queda por tratar de adivinar el valor del cheque cobrado por Scott Hicks por hacer esta película. El interesante director de Claroscuro y Mientras Nieva sobre los Cedros le pone oficio, pero cuando un argumento es tan flojo, se hace bastante difícil.