(Argentina, 2013)
Dirección y Guión: Hernán Guerschuny. Elenco: Rafael Spregelburd, Dolores Fonzi, Blanca Lewin, Ignacio Rogers, Daniel Cargieman, Eduardo Iaccono, Ana Katz. Producción: Hugo Castro Fau, Hernán Guerschuny, Carlos Núñez. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 98 minutos.
Escenas de la vida cinematográfica posmoderna.
Es una tarea ardua escribir una crítica sobre una película que realiza un trabajo de metacrítica porque se estaría efectuando una labor intrínseca de autoanálisis. Con una voz en off en francés y estereotipos varios sobre el típico lenguaje de la “crítica cinematográfica especializada”, la película de Hernán Guerschuny se centra en las peripecias de Víctor Tellez (Rafael Spregelburd), un crítico de cine cuarentón de un medio gráfico de gran tirada, presumido, introvertido, anodino, bastante abandonado físicamente y sin ambiciones, que busca comprar un departamento en capital para mudarse después de su reciente separación de una joven estudiante menor que él.
Por casualidad, Víctor conoce a Sofía (Dolores Fonzi), una joven extrovertida y cleptómana que vive en España y está de paso en Argentina por una cuestión familiar, mientras hace una de las tantas visitas a departamentos en venta. Así comienza una historia de amor que involucra a un cineasta psicópata y resentido por una mala crítica y a la sobrina adolescente y cinéfila del crítico, respetando las estructuras preestablecidas de la comedia dramática. En medio de todo este embrollo, el cuñado de Víctor, un exitoso abogado, le solicita un guión para invertir en una película, con lo que a cada minuto el film se va mirando cada vez más a sí mismo pero siempre desde una superficialidad amena y agradable acorde al género.
Siempre autoanalizándose, El Crítico juega con los clichés del género citando algunas películas que tuvieron éxito y otras que no tanto, con guiños hacia el cerrado mundo de la crítica. El film intenta recuperar un oficio cada vez más degradado como el del crítico cinematográfico, que cada día pierde más su sentido y se mantiene más como una tradición o un mal necesario para realizar publicidad que como un verdadero trabajo de mediación entre el público y la obra. Ya sea por desinterés del público, por falta de educación crítica, por falta de tiempo, por desconfianza a los medios, por esnobismo o defensa de un cine como arte, por el retroceso de la tirada de los grandes medios masivos y la amplitud de visiones y perspectivas producto de internet, o tal vez por una falla conceptual de la crítica al ofrecer visiones o demasiado laudatorias o demasiado reprobatorias; la crítica en general ha dejado de tener el peso que antes tenía. Probablemente El Crítico sea una forma de realizar una evaluación hacia adentro y ver qué hacemos bien, qué hacemos mal y cómo mejorar una profesión que aunque no lo parezca puede ser apasionante y divertida, pero no siempre rentable…
Por Martín Chiavarino