El Impostor Apasionado
Dirección General: Emilio Tamer, Manuel Wirtz, Evelyn Bendjeskov. Dirección de actores: Emilio Tamer. Producción general: Diego Djeredjian. Participación especial: Manuel Wirzt. Diseño Coreográfico: Alejandro Lavallen. Iluminación: Hector Aguilera, Pablo Vaiana. Bailarines: Gustavo Pechetto, Mauricio Camuglia, Giselle Takakuwa, Victoria Machta, Rocío Cagnones, Luciana Francheli. Protagónico: Martín Bossi. Prensa: Alejandro Veroutis.
“Las máscaras podridas que dividen al hombre de los hombres, al hombre de sí mismo,
se derrumban por un instante inmenso y vislumbramos nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres”. (Octavio Paz, “Piedra de sol”)
Es cierto. Martín Bossi sorprende. Y el espectáculo que lleva adelante es más que una mera seguidilla de imitaciones y personificaciones. No es sólo un Music Hall, aunque tiene todo para serlo. Es quizás, y simplemente, la presentación de un artista tan dúctil y versátil como talentoso. No importa qué lo acompaña, qué máscara oculta su verdadera identidad. El nivel de su performance es tal que puede representar a cualquier personaje popular, sin dejar de lado, y esto es lo extraño, su sello propio. Martín Bossi ya es una marca registrada. Da lo mismo si es Charly, Fito o Cacho Castaña el que se apodere de su piel.Esta vez, el hilo narrativo de la historia es el camino hacia el arte. El actor frente a sí mismo. El actor frente al otro, a aquel que tiene que tomar prestada su alma y presentarse frente al público. La historia es la búsqueda de aquello que se es, y lo que no, aquello que se simula y aquello que se asimila. Por supuesto, el humor es el medio, la razón y el condimento esencial de este espectáculo integral. Muy bien acompañado por un Manuel Wirzt que asombra, un cuerpo de baile y una orquesta a tono, y una puesta multimedia que refuerza el trabajo actoral de Bossi.
La clave de El impostor apasionado recae en la consolidación de un artista. Y sin embargo, el mismo libro, muy bien logrado, permite que sea justamente la indagación de ese artista, “desnudo”, con artilugios o no, de sus propios límites frente a la imitación. La puesta en escena y la iluminación complementan exquisitamente cada estado de ánimo y cada clima. La interacción con el público se mantiene en el punto justo, potencia el humor sin ser invasivo.
Con máscara o sin ella, Bossi apuesta cada vez más al encuentro de ese momento perfecto en el que el actor desaparece y se hace presente en el escenario “la magia”: un nuevo personaje, una nueva identidad. Y todo, frente a los ojos del espectador.
Teatro: Astral – Av. Corrientes 1639
Funciones: Jueves 21.00 – Viernes 22.00 – Sábados 20.45 y 23.30 – Domingos 21.00
Entradas: $140