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CRÍTICAS

El Incidente Nora

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El Incidente Nora

Dirección: Marcelo Velázquez. Asistente de Dirección: Augusto Martínez. Autor: Eduardo Narvay. Diseño y realización de escenografía: Ariel Vaccaro. Diseño de Iluminación: Alejandro Le Roux. Vestuario: Carla Desiderio. Música original y sonidos: Diego Centurión. Producción Artística: Eduardo Narvay. Intérpretes: Valeria de Luque, Romina Fernandes, Carolina Tisera, Emma Rivera, Eduardo Narvay, Natalia Castrege, Sebastián Ienco, Sergio Ferreiro. Prensa: Silvina Pizarro.

Comedia ambientada en 1942, Buenos Aires, caserón de Alicia, la esposa aburrida de un político en ascenso, se reúne con sus amigas de la infancia  a tomar el te como siempre… solo que esta vez una vidente entrará en escena develando que a Marcia su marido la engaña y que la muerte rondara la casa. Alicia, interpretada por Valeria de Luque, haría lo que fuera por su burbujeante amiga Marcia (una jocosa Carolina Tisera), Ethel (Romina Fernandes) en cambio, haria lo que fuera por posicionarse junto a al marido de su amiga.

Nora es la infaltable mucama que con su silencio incomoda a todos…

Entre scones, triste glamour, tea time, burlas sobre el final de Alfonsina y Lisandro de la Torre, cada cual va acentuando cada vez más su rol y la intriga crece: la ingeniosa obra del actor Eduardo Narvay contiene  los componentes para que dejarse llevar: una esmerada escenografia, un adecuado vestuario,  musicalización que subraya la trama y un elenco armonioso bajo la dirección de Marcelo Velazquez (Acreedores, nominado al ACE).

El Incidente… se disfruta de principio a fin porque sus personajes están cuidadosamente empalmados: juntos cuentan esta historia de traiciones, celos, amor  y apariencias teñida de buen humor y algo del relato policial.

 

Por Julia Panigazzi

Todos mienten

Nada es lo que parece ser. Esposos, esposas, amantes y hasta una vidente que es contratada para develar lo que algún interés oculto necesita que sea visto. La obra transcurre en una casa concebida como una metáfora del país en los inicios del siglo pasado. Lo privado y lo público se funden en ese ir y venir de los intérpretes entre la casa y el afuera. En ambos espacios  se juegan relaciones de poder que  se influyen mutuamente y que derivan en situaciones inesperadas: suicidios, embarazos, crímenes.

En esa casa – como en el país – cada uno ejerce el poder desde el lugar que puede mientras se debate en una maraña de mentiras y de hipocresía. En medio de esa lucha que ya se ha hecho cotidiana es que tiene lugar un suceso que compromete las vidas de los sectores más humildes y por lo tanto más silenciados pero que es vivido por los poderosos  de esa familia como un incidente, es decir, como un suceso menor, de poca importancia. Las mujeres se disputan al candidato a presidente; los hombres pelean por conservar sus puestos políticos y en medio de estos enredos se va tejiendo por detrás otra trama que pugna por hacerse visible. Asistimos a un duelo callado entre Nora, la mucama, que nada dice  y que solo atina a revisar cajones para obtener alguna información y las esposas que intentan sacarla de sus vidas y, sobre todo, de las vidas de sus maridos. Es muy despareja esta lucha que se entabla entre los que tienen muy poco o prácticamente nada y los que parecen tenerlo todo.

En una clave humorística se suceden unas bellas imágenes. Bellas imágenes que, sin embargo, muestran la corrupción y el accionar de los farsantes. Son excelentes las actuaciones así como también la dirección, la música, el vestuario y  la escenografía. Puede decirse que todo acompaña a los intérpretes en este viaje hacia sus deseos, hacia la profundidad de sus sentimientos. Algunas escenas parecen hermosas postales de una época ya lejana que parece revivir para mostrarnos que si es cierto – como lo afirma el tango-  que veinte años no es nada es probable que cien años también sean muy poco tiempo para que algunas cosas cambien.  Y que  tal vez también sea cierto que no hay amistad que valga cuando de establecer relaciones de conveniencia se trata. Hay en estos personajes un ansia de poder y una ambición desmedida  que los lleva a la simulación continua. Simulación que se traslada a sus propias vidas, a sus afectos, a sus amores hasta que ya no es posible diferenciar la verdad de la mentira.

Teatro: Del Borde- Chile 630

Funciones: Sábados 20.30

Entradas: $ 60

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Por María Cristina Sedano Acosta 

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