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CRÍTICAS - CINE

El Vengador del Futuro, según Matías Orta

En 1990 se estrenaba un hit de ciencia-ficción: El Vengador del Futuro. Doug Quaid (Arnold Schwarzenegger), un simple obrero en una sociedad del mañana, descubre que su vida es un recuerdo implantado, y que en realidad se trata de un espía muy buscado. No tardará en sumarse a una Resistencia que pretende derrumbar los planes de una corporación liderada por Cohaagen (Ronnie Cox). Basada en un cuento de Philip K. Dick, la película fue dirigida por el enorme Paul Verhoeven, se volvió un clásico… y hoy tenemos la remake.

La premisa sigue siendo la misma, pero con algunos cambios. Quaid (ahora Colin Farrell) sigue uniéndose a la Resistencia, pero la acción no se traslada al planeta Marte, donde el oxigeno es una propiedad privada. Esta vez, todo sucede en la Tierra, en un mundo dividido en dos: Federación Unida de Bretaña, habitada por las clases pudientes, y la Colonia, sucio y oscuro lugar donde sobreviven los obreros y personalidades de distintas etnias, como nuestro héroe; una suerte de tren bala subterráneo permite ir de un lado a otro. Otra modificación crucial viene por el lado de los villanos. En la versión original, Quiad vive con Lori (Sharon Stone), la agente que se hacía pasar por la esposa, quien además es la mujer de Richter (Michael Ironside), brazo ejecutor de Cohaagen; un duro dispuesto a darle cazar al protagonista. Ahora, Lori (Kate Beckinsale) no muere enseguida sino que persigue a su ex igual que Richter anteriormente. Fusionaron los dos personajes.

Después, es una película de acción y sci-fi con tiros, explosiones, saltos, ritmo intenso, y también algo de lectura político y social. Pero sin alma. Verhoeven le imprimió a su obra el estilo hiperviolento y sexual que lo caracteriza, y supo darle una identidad al producto. Su talento para convertir una historia de aventuras en algo más profundo e incisivo es mucho mejor que el de Wiseman. El responsable de la saga de Inframundo no deja en claro la motivación de los “malos” para provocar una invasión a gran escala. Igual, se le agradece que no abuse de los FX por computadora.

Colin Farrell no es Schwarzenegger y no pretende serlo. Su actuación y sus movimientos remiten al Matt Damon como Jason Bourne y es más creíble como hombre común en circunstancias desconocidas. De todos modos, el carisma, la presencia y la mística innata de Arnold nunca serán olvidadas. Por su parte, Jessica Biel hace lo que puede como Melina, miembro de la Resistencia e interés romántico del personaje principal. Bryan Cranston y Bill Nighy, muy desperdiciados en los roles de Cohaagen y Mathias (líder de los rebeldes), respectivamente.

Para los fanáticos, hay homenajes y pequeños chistes que remiten a la versión de los ’90, como la mujer con tres pechos, aunque la mayoría no están del todo logrados.

El Vengador del Futuro 2012 es sólo otra película del montón, que desaprovecha el material y hasta le saca la magia que caracterizaba a la de 1990. Y es la primera de las remakes de films fantásticos de Verhoeven. Ojalá el RoboCop de José Padhila salga mejor.

 

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