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Entrevista a Dick Verdult, director de If Yes, Okay

Entrevista a Dick Verdult, director de If Yes, Okay

Músico, cineasta, escritor, creativo sin límites. Dick Verdult, mejor conocido como Dick El Demasiado, es un artista del Renacimiento, pero más psicodélico. Nativo de Holanda, su relación con Argentina es estrecha y siempre vuelve para presentar sus obras. Ahora llega con su nueva película: If Yes, Okay, una comedia satírica a la que definió como exponente del “realismo ácido”. El afable Dick llegó para acompañar el estreno en el 24° Bafici  y tuvimos la oportunidad de hablar con él. 

Dijiste que la génesis de la historia tuvo que ver con apuntar contra los millonarios. ¿Cómo hiciste para tomar ese concepto para convertirlo en una película?

Primero pensaba hacer una novela sobre los hijos de los narcos, que también tienen ese problema: no saben nada del mundo. Están en otro planeta. El problema es que esta gente van a ser ministros, directores de bancos y todo eso. Ahí se pone seria la cosa. Quería hacer una novela sobre esa gente, pero a medio camino quise transcribir eso a una situación holandesa, más fría y menos barroca. Yo soy holandéz, además. Para no hacerlo tan exótico, lo llevé al caso de holandeses. Hay muchas cosas a solucionar, y una es la desigualdad. Es un problema de los millonarios y, sobre todo, de sus hijos, que en un momento tienen que elegir si siguen los pasos de sus padres o se sueltan de eso. Quería mostrar ese tema. Y hay hijos de millonarios que se van al otro lado. En Holanda hay uno que se puso muy socialista y está analizando la falta de trabajo y todas esas cosas. Es bonito que se vayan haciendo más cercanos (risas). Todo eso me interesó, y también la metodología de hacer la película en sí. Cómo contar una historia, si lo querés contar como una historia. El paraguas es la historia y adentro está cómo lo hago. 

De hecho, la película tiene la tónica de un musical.

Sí, alguien me lo comentó. Un musical, pero sacado de su esqueleto; que no respeta la construcción del musical pero que sí es una experiencia musical y que confunde los diálogos con proverbios. Todo está medio entremezclado a propósito (risas). Me da placer hacer eso. 

¿Y cómo llegaste a ese tono?

Lo de la música me es muy natural, y también considero una película y la edición de una película como una organización de tiempo, como es la música también. Lo tengo en mi ADN hacerlo de una manera musical. Hay algunas escenas que estaban concebidas como musical, y mientras estábamos editando, hice una amontonada de pequeñas composiciones de sonidos, con carácter musical. Le di al editor una bolsa llena de archivos y lo dejé posicionar las músicas, porque me quería sorprender, también. Si no, es muy automático. Había leído una entrevista a Fassbinder, donde contaba que en cada fase de una película, ves una película diferente. Hasta un maestro como él concibe la idea de que en cada franja que estás hay que reenfocar la historia de otra manera, ver qué cartas tenés en mano. Poner esas musiquitas en otras partes también hizo única a la película, y me encanta.

¿Cómo seleccionaste al elenco, sobre todo a la protagonista?

No quería una actriz con una madre que quiera vivir a través de ella, que la controle. No quería eso, pero sí quería trabajar con una niña joven. Puse en Facebook fotos de chicas de 15 años y escribí: “Qué lástima que no puedo estar en la película de Dick” (risas). Para el que entiende, podría pensar que estaba buscando a alguien. En lugar de ir a un casting, me escribieron seguidores que conocían a algunas actrices, con mucho carácter y lo que en Holanda decimos como “alma viejo”. Quiere decir cuando un niño o una niña ya entiende varias cosas de la vida. Le escribí a esta chica que quedó y me dijo: “Yo siempre me quise mostrar al mundo” (risas). Tenía 13 años en ese momento. Eran tiempos del Covid-19, así que hicimos muchos ensayos virtuales. Yo le daba un diálogo no relacionado con la película y ella lo interpretaba probando distintas opciones. Y muchos de los actores son músicos y amigos. Lo que me gusta es que el músico tiene un sentido del tiempo, también. Entonces se aprende el papel más musicalmente, se desplaza de una manera muy musical y dice los textos de manera musical. Hay dos o tres actores profesionales, y después son personas de mi entorno, pero con peluca (risas)

¿Cómo ves el cine holandés que se hace en la actualidad? En su momento estaba Paul Verhoeven, por ejemplo, que ahora trabaja en Francia. 

Ahora la situación del cine es muy difícil, en todas partes. Después del Covid, a la gente le cuesta entrar en una sala. En Holanda pasa eso. El cine holandés no logra muy bien exprimir su propia idiosincrasia. Quiere ser internacional. A mí me da igual (risas). Yo soy de la provincia, como si fuera un salteño en Holanda. No quiero ser de Amsterdam. Aunque un país sea minúsculo, siempre tiene su Salta y su Patagonia, digamos (risas). Yo no me identifico con esa manera de hacer cine, pero está ese deseo de contar historias universales, sin pasar por la propia identidad. También están en auge las temáticas de hoy en día. refugiados, desigualdad… está muy enfocado en temas sociales. A mí me cansa, porque no tiene que ver con el cine (risas). Yo hago música, escribo, artes visuales… Yo vengo del arte. 

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