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CRÍTICAS - CINE

Este Es el Fin, según José Tripodero

La seriedad de la autoconciencia.

Este Es el Fin se estrena casi de casualidad, ya que la cartelera argentina parece no tener lugar para las comedias guarras o, al menos, las no tan convencionales. Esto le sucedió a El Increíble Burt Wonderstone y también a otro exponente reciente sobre el fin del mundo: The World’s End, de Edgar Wright, un nombre al que los distribuidores todavía no le ha dado un lugar. La película de Goldberg y Rogen, más que un film dirigido por dos parece la obra de un colectivo, de una troupe que se junta a filmar en modo de “grandes éxitos” una comedia con tintes apocalípticos sin, en apariencia, demasiadas pretensiones. No quita que la película trabaje con ciertos elementos que construyen, por ejemplo, un metadiscurso sobre la interpretación y especialmente la NCA, “nueva comedia americana”, encarnada en las películas producidas y dirigidas por Judd Apatow.

Desde la primera escena, en la que Seth Rogen y Jay Baruchel (todos se interpretan a sí mismos) discuten sin sentido sobre el significado de la palabra “gluten”, estamos en el universo de las conversaciones sobre la nada, drogas, películas de culto y otros tópicos de la cultura geek. Este reencuentro de ambos, en lo que parecía iba a ser un fin de semana tranquilo, deviene en “plan partuza” en lo de James Franco, en el que estarán -casi- todos los demás integrantes de la NCA y también algunos invitados por fuera de este fenómeno, como Emma “Hermione” Watson. Esta reunión avanza por la autoconciencia de lo inconducente: es decir, hay diálogos más triviales que los del “gluten” pero lo interesante, de verdad, está en el segundo plano, por ejemplo cuando aparece un Michael Cera “elevado” al máximo y bien chabacano en sus líneas, en oposición a esa figura de joven naif con cara de aniñado que ha construido -por citar sólo un caso- enSuperbad. En el medio, para que haya algún tipo de trama, Jay (el verdadero protagonista del film) deambula molesto, como si fuera un extraño en este contexto: la distancia entre él y los demás amigotes crece y se intensifica aún más cuando se desata la serie de cataclismos (la tierra se abre y bolas de fuego vuelan por los aires, reproduciendo el cliché del apocalipsis en el contexto de un Beverly Hills en llamas).

Luego de las muertes de algunos “famosos”, quedan dentro de la casa los verdaderos exponentes de la NCA, a los que se sumará el más virulento y hasta más gracioso de todos: Danny McBride. Si bien el halo de lo inconducente se mantiene estable, el acontecimiento extraordinario se apodera del relato y las acciones de este grupo de actores/ comediantes son las de hombres comunes aterrados y -casi- sin buenas ideas para permanecer a salvos. Paralelamente surgen los mejores chistes: atrincherados en la casa de James Franco, deciden filmar trailers de segundas partes como el de Pineapple Express, esa comedia de acción fumona dirigida por David Gordon Green, otro nombre de la factoría Apatow.

Este Es el Fin deconstruye la idea inicial de ser simplemente un ejercicio de amigos que se juntan a filmar una película para deslizar ironías sobre las carreras de este colectivo; así se mencionan éxitos (El Juego de la Fortuna de Hill) y fracasos de cada uno (El Avispón Verde de Rogen). La clave de la autoconciencia, siempre de corte cómico, es el núcleo de esta obra que se toma muy en serio, por eso la autocrítica -en sentido reflexivo y no negativo- en esto de hacer una “película de amigos”. La mirada lúdica está además en la desmesura del tercer acto, en el que todo se desmadra menos la mirada bien seria, que jamás pierde el humor.

calificacion_3

Por José Tripodero

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