AGUA, COMBUSTIBLE Y ACCIÓN
El reboot de Mad Max: Fury Road presentó al personaje de Furiosa (Charlize Theron), quien no solo le robó todo espacio en pantalla al loco de la carretera (Tom Hardy), sino que generó una precuela con ella como personaje principal. Hasta el término Mad Max en el título del film quedó relegado como para permitir reconocer que se trata de una nueva incursión dentro de la saga que, no dudo, tendrá más películas.
George Miller continúa al mando de esta nueva entrega, partiendo del origen, crecimiento y desarrollo de un personaje -el de Furiosa, claro-, algo que no había hecho quizás en las producciones anteriores, marcando la génesis de cualquier otro. Así se plantea desde un sonoro rugido infernal de motores al inicio del film el tono de la propuesta. Y, entre otros aspectos a analizar, se realiza un mapping (registro de ubicación territorial) que nos permite como espectadores tener una idea concreta del espacio físico donde ocurrirá toda acción, algo similar a lo que podíamos ver por como un caso ejemplar en films como Hacksaw Ridge, de Mel Gibson.
En Furiosa conviven tres locaciones entre las que se irá desarrollando la trama. Una de ellas es la recreación de una reserva denominada Green Place of Many Mothers, claro ejemplo que Miller quiere mostrar sobre su ideología ambientalista. Allí conviven familias y se vive en paz, pero un grupo de motoqueros comandados por Warlord Dementus (Chris Hemsworth) acecha en las proximidades de la pacífica comunidad. Así nos encontraremos con una niña que, ya a muy temprana edad, demuestra dotes para salirse con las suyas ante situaciones que denotan un peligro inminente. Entre persecuciones, corridas, golpes y caídas, la astuta y joven Furiosa (Alyla Brown, antes que Anya Taylor-Joy) y su madre (Charlee Fraser) logran escapar de los secuestradores que toman a la niña como evidencia viva de que la reserva existe. Nos encontramos en una época apocalíptica en la que todos los recursos naturales escasean y los villanos de turno desean -entre ellos Dementus y el ya previamente conocido Immortan Joe, quien yace en Citadel- aquel lugar en el que abunda el agua y una comunidad de esclavos y pobres dominados, ya vistos en Fury Road.
Después de una tragedia, Furiosa es secuestrada por Dementus y su clan, para luego pasar a manos de Immortan Joe a través de un intercambio por Wasteland, la tierra de las destilerías. De ese modo conviven Green Place of Many Mothers, Wasteland y Citadel como los tres lugares geográficos entre los que transcurrirá la vertiginosa acción y, en teoría, la puja de vengarse de dos villanos.
También se incorpora a otro personaje que tendrá vínculo con Furiosa, el de Praetorian Jack, interpretado por Tom Burke.
El despliegue visual en Furiosa es increíble, sin tener que compararse con Fury Road. En esta precuela, tanto el concepto estético como la narración tienen otras intenciones. Anya Taylor-Joy es distinta en muchos aspectos a la Furiosa de Charlize Theron, pero sirve para entender el crecimiento y transformación física de su personaje. Hay reminiscencias a la conversión de Anakin Skywalker en los Episodios II y III de Star Wars.
Chris Hemsworth tiene una importante labor. Su Dementus también está creado a partir del sufrimiento; es un personaje que ha sufrido una pérdida y busca una redención.
Miller busca en Furiosa un equilibrio ambiental a través de los distintos escenarios que presenta. Las persecuciones a través de misiones marcadas en el mapping, entre lo ecológico, el agua (imprescindible para la vida, aún más en ese contexto postapocalíptico) y el combustible (energía que necesitan los vehículos, medios de transporte en los que se basa la mayor parte del film). Entre idas y vueltas se irá preparando el terreno para que no queden cabos sueltos ante la llegada del extraordinario film que logró ser Fury Road.
Dirección: George Miller. Guion: George Miller, Nick Lathouris. Elenco: Anya Taylor-Joy, Chris Hemsworth, Charlee Fraser, Lachy Hulmer, Tom Burke, Nathan Jones. Producción: George Miller, Doug Mitchell. Duración: 148 minutos.