Juro que cuando entré a ver G. I. Joe tenía la esperanza de pasar un buen momento de acción sin sentido, piñas, patadas, explosiones y personajes esteriotípicos.
Sin embargo, pasados los 45 minutos ya me interesaba poco y nada lo que hacían los buenos, los malos y todos los demás.
Con una premisa boba y sosa, Sommers no logra mantener la atención y empieza a caer hasta volverse un pastiche ridículo de planos de un segundo y medio y sonidos de explosiones que siguen resonando en los oídos hasta dos horas después de salido de la sala.
Los personajes son chatos, pero eso no es criticable, estamos hablando de G. I. Joe, no de algo elaborado. Si alguno zafa, debe ser el odiado y odioso Marlon Wayans, sobre el que caen todos los chistes y que algunos son simpáticos. El elenco lo completan un Dennis Quaid que parece que basó su actuación en los muñecos que originaron la saga; Channign Tatum nuevo héroe de acción del momento; uno que nadie sabe como se llama y aparece en la última temporada de Lost; una colorada que raja la tierra y el malo de La Momia.
Olvidable película del director que supo entretener en Aguaviva y La Momia.