(Alemania/ Canadá/ Reino Unido/ Sudáfrica, 2014)
Director: Peter Chelsom. Guión: Peter Chelsom, Tinker Lindsay y Maria von Heland. Elenco: Simon Pegg, Rosamund Pike, Stellan Skarsgård, Jean Reno, Toni Collette, Christopher Plummer, Tracy Ann Oberman, Togo Igawa. Producción: Trish Dolman, Klaus Dohle, Christine Haebler, Compton Ross.Distribuidora: Buena Vista. Duración: 120 minutos.
Lo inasible.
Históricamente gran parte de la comedia mainstream, ya no sólo hollywoodense sino a nivel internacional, gira en torno de un concepto de prosperidad bastante individualista que plantea un enfrentamiento entre un contexto disruptivo y la esencia del protagonista del momento. A diferencia de la lógica prototípica del drama, centrada en una especie de balance negociado entre ambas esferas que nunca desconoce los atropellos del mundo circundante ni las contradicciones internas del propio sujeto, la comedia en cambio por lo general hace todo lo posible para anular ese entorno considerado poco saludable, por lo que la historia en estos casos suele tomar la forma de un viaje terapéutico hacia la satisfacción.
Ya sea que hablemos de la anatomía de una señorita, los logros de una carrera eventual, el éxito en determinada competencia, un objetivo caprichoso de la trama o esa difusa “realización personal” vía tener un hijo, plantar un árbol y/ o escribir un libro, durante las últimas décadas el catalizador de turno ha ido volcándose cada vez más hacia el terreno de los manuales de autoayuda, la relativización ideológica más irresponsable y los gurúes del marketing del bombo decadente. Aún así, la dialéctica del facilismo y las recetas rudimentarias en ocasiones aparece un poco mejor articulada en obras que explícitamente se inclinan al retrato de los pormenores de un proceso de sanación más o menos concreto.
La presente Héctor en Busca de la Felicidad (Hector and the Search for Happiness, 2014) es un claro ejemplo de este catálogo de films que -desde el mismo título- abrazan el fetiche de tratar de asir lo inasible, como si nuestro estado de bienestar dependiese de una colección de aforismos escuetos y carentes de todo entramado analítico. De hecho, a ello se reducen las impresiones de Héctor (Simon Pegg), un psiquiatra que abandona su vida acomodada en pos de un periplo alrededor del globo tras esa definición escurridiza de la dicha. Las buenas intenciones de la propuesta y la actuación más madura de Pegg quedan opacadas por los golpes bajos, un metraje excesivo y la sonsera de la perspectiva principal.
Cada parada en el derrotero incluye una “estrella invitada” y un nuevo género abarcado dentro de la estructura formal del convite: en China conocemos a un banquero interpretado por Stellan Skarsgård (drama romántico), en África a un lord de la droga en la piel de Jean Reno (thriller con secuestro adjunto), y en Los Angeles Héctor se reencuentra con un viejo amor de juventud, la eficaz Toni Collette (comedia melancólica sobre la mediana edad). El director Peter Chelsom, quien viene de las vergonzosas ¿Bailamos? (Shall We Dance, 2004) y Hannah Montana: La Película (Hannah Montana: The Movie, 2009), levanta un poco la puntería pero tampoco redondea un opus sensato o verdaderamente interesante…
Por Emiliano Fernández
¿Pasillo o ventanilla?
Si algo nos ha enseñado el cine en los últimos 10 años, es que la forma más precisa para emprender el camino del autodescubrimiento es irse lejos. Pero muy lejos, y de ser posible allá donde las diferencias entre la cultura visitada y la del protagonista en cuestión se perciban de forma más acentuada. Héctor en Busca de la Felicidad (Hector and the Search for Happiness, 2014) desanda este camino tantas veces recorrido en el último tiempo en la pantalla grande. Simon Pegg (Muertos de Risa, 2004; Superpolicías, 2007; Misión: Imposible- Protocolo Fantasma, 2011) hará las veces de Héctor, un psiquatra londinense que atraviesa un bache existencial desde el cual intentará descubrir el secreto de la dicha. En pos de cumplir con su cometido, el personaje emprenderá un viaje que lo llevará por Asia, África y Norteamérica.
Esta adaptación cinematográfica de la novela original de François Lelord funciona como films previos de temática similar, en la línea de La Increíble Vida de Walter Mitty (2013) y Comer, Rezar, Amar (2010). El talento de Pegg siempre lo hace un intérprete interesante con el cual el espectador se encariña e identifica, pero en esta ocasión los excesivos pasajes melosos de la película no permiten que salga tan airoso como en otras ocasiones. Peter Chelsom se puso detrás de cámara para dirigir esta transposición del libro al film, y si nos guiamos por sus antecedentes –Hannah Montana: La Película (2009) y ¿Bailamos? (2004)- podríamos tener una leve sospecha de que no vamos a ver una obra de arte monumental. Su pasado lo condena.
Tal vez la cuestión más fallida del film sean las incosistencias de un personaje principal que no parece del todo desarrollado, por el contrario está tan vagamente armado que no ofrece matices: es el hombre más bueno e inocente del mundo, incluso cuando la situación claramente amerita otra postura. Y parecería que para los guionistas no hubo viaje espiritual ni vuelta al mundo capaz de arreglar esta falencia. Rosamund Pike (Perdida, 2014) se luce como novia de Héctor, siendo esta la segunda película en la cual comparte cartel con Pegg después de Bienvenidos al Fin del Mundo (2013). Toni Collette (Pequeña Miss Sunshine, 2006) es tan efectiva como siempre en el papel de mujer casada con hijos que no tiene problema en batirle la justa al personaje de turno. Hay muchos actores famosos -que parecen en cierto punto- desaprovechados e interpretando pequeños roles, como es el caso de Jean Reno, Christopher Plummer y Stellan Skarsgård. Héctor en Busca de la Felicidad es una película que cumple a medias pero no deja de ser un entretenimiento válido y sin exigencias, siempre y cuando no empecemos a verle los hilos.
Por Alejandro Turdó