A Sala Llena

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CRÍTICAS

IÉ, El que teniendo agua en casa se baña con sangre.

Dirección, idea y coreografía: Ezequiel Barrios. Producción: Julieta Brambati. Intérpretes: Sandra Lanteri, Maia Mazzarella, Carolina Frontera, Inés Grande, Julieta Goos, Gina Muerza, Carolina Villa. Música original: Emilio Suárez.  Realización de vestuario: Odara Roupas. Fotos y video: Diego Carrizo. Prensa: Julieta Brambati.

IÉ, el que teniendo agua en casa se baña con sangre es la cuarta producción de la compañía de autor Odoia creada y dirigida por Ezequiel Barrios desde el año 2009, y que ha sido declarada de interés cultural por la Legislatura Porteña. Dicha compañía se caracteriza por la utilización de un lenguaje al que ellos mismos denominan afro-fusión, que significa “tomar algunos movimientos o formas de moverse de algunas danzas tradicionales africanas pero combinarlos con un lenguaje de composición más contemporáneo y con muchos permisos de hacer lo que queramos con eso”. Además, explorar el ritmo y el tiempo en todas sus formas es parte de su propuesta, en la que los movimientos se engendran como un fragmento temporal antes que como una forma en el espacio.

En, el espectador se va a encontrar con siete mujeres que, partiendo de la figura arquetípica del guerrero africano Ogum, bailan la muerte, el cansancio, la desesperación y la energía de la guerra que arrasa con todo sin descanso. La referencia a Ogum no pasa por la representación alegórica de su figura, sino que fue el punto de partida para la expresión. “Estuvo muy presente desde siempre en el sentido de que cuando nosotros decimos ‘Ogum’, más allá de las leyendas que conozcamos, lo que viene al cuerpo son los recuerdos de todas las veces que lo bailamos”.  Su propuesta es “volver al cuerpo”, pasar por el cuerpo estas energías sin caer en los movimientos o gestos estereotipados, porque “la obra trata de la muerte pero no de la muerte representada como idea o como historia de la muerte sino como un cuerpo que se mueve, y lucha hasta morir”.

La escenografía consiste en siete cubos que por su minimalismo, permiten que cada cual les adjudique una identidad distinta, y a la vez colaboran a la acumulación de cansancio en las bailarinas, quienes los mueven, apilan y vuelven a mover permanentemente. Los movimientos se completan con la música de Emilio Suárez, compuesta especialmente para la obra, que mezcla sonidos terrenales de tambores y semillas con destellos electrónicos.

No se puede pasar por alto que mientras bailan, estas siete mujeres también están aportando  a la construcción del ser mujer y el ser bailarina hoy. Estas figuras trabajadas desde hace tiempo por artistas e intelectuales,  por ejemplo los trabajos críticos en torno a las producciones de Isadora Duncan o Mary Wigman, hoy adquieren otros colores desde el prisma de la contemporaneidad y los debates en torno a la sexualidad, el género y qué posición debería adoptar la danza ante estas nuevas miradas.

La compañía Odoia esta vez toma el riesgo de preguntarse ¿Cómo coreografiar la muerte? ¿Cómo bailar la fuerza y la guerra? Y en ese camino, se abrió la otra pregunta: estos temas, ¿pertenecen necesariamente a “lo masculino”? Ante estas preguntas, las bailarinas no intentan bailar como hombres por el hecho de que se trabaja con una energía de guerra, que dicho sea de paso no tiene por qué ser sinónimo de masculinidad como lo indica el sentido común, sino todo lo contrario. Su ser mujer se expresa en sus cuerpos y desde el vestuario, que se compone por una malla y una pollera, el maquillaje y el peinado. Esta fuerza es simplemente una energía que puede ser transitada por todos. Antes de mujeres, hombres o lo que cada uno se sienta, se presentan como cuerpos que atraviesan distintos estados acumulativos hasta el final, donde explotan de agotamiento y cansancio. Y este trabajo con el cansancio, provoca una respuesta similar en el espectador que al estar en quietud se siente desesperado y entra en sintonía con la propuesta de la obra. Más allá del género, hay una empatía que pasa por la kinestesia, lo que hace que sea una comunicación cuerpo a cuerpo.

Teatro: El popular – Chile 2080.

Funciones: 12 y 26 de noviembre 21hs.

Entradas: $130 / $90 anticipadas escribiendo a [email protected]

calificacion_5

Por Luciana Morelli

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