Unidos jamás serán vencidos
Cuando un film es presentado en cualquier sección secundaria en Cannes y es galardonado con un premio, se sabe que el próximo proyecto de ese director tiene altas probabilidades de ser seleccionado en futuras competencias principales del festival. Este es el caso del tercer film del director argentino Santiago Mitre, quien ganó el Grand Prix de la Semana de la Crítica en 2015 por su film La patota.
La cordillera (2017) es una ficción que trata sobre una cumbre de presidentes latinoamericanos con sede en Chile, en la que se debatirá sobre un tratado energético para la región. Entre los disertantes se muestra a Brasil como el país con un alto liderazgo y a Argentina, por el contrario, con Hernán Blanco, un presidente -alrededor de quien tomará eje el film- recientemente electo, protagonizado por Ricardo Darín.
El film comienza con diálogos entre los asesores (Érica Rivas) y el jefe de gabinete (Gerardo Romano) referentes a la impronta de que el marido de la hija del presidente (Dolores Fonzi) está próximo a realizar una denuncia por irregularidades durante la administración de Blanco antes de llegar a presidencia. La narración comienza a tomar vuelo ante el arribo de todas las delegaciones a la cumbre y empezar los debates, las problemáticas y situaciones que desembocan en acuerdos laterales.
En La cordillera, hay ausencia de clima y suspenso como con la que contaba la más elaborada y eficaz El estudiante (2011). Se vale de una escena que incluye una sesión de hipnosis para dar paso a dilucidar qué es lo que le pasa a la hija del presidente, una mujer con problemas psiquiátricos que acude a la cumbre por pedido de su padre. Ésta y otras vías que propone el guión quedan truncas, y es allí donde en gran parte falla la película. El poder que el artesano tiene en un film puede ser el de dar u ocultar información, en ambos casos con una finalidad. Aquí, la información a medias no ayuda más que a construir incertidumbre.
Existe desaprovechamiento de actores de la talla de Rivas y Fonzi en lo que a sus personajes respecta, hasta inclusive no se presenta el cierre de algunos personajes de historia principal y secundarios, como es el de la persona que entra a la Casa Rosada en la primera escena, introductoria del film, personajes cuyas historias quedan olvidadas, al azar.
El tema principal de La cordillera es actual, representa situaciones que ocurrieron o bien podrían ocurrir en breve, sin certeza: la unión de presidentes de una región con un objetivo en común.
Si hay algo por demás destacable en esta muestra menor dentro de la filmografía del director Santiago Mitre es la escena que define al film y que cuenta con la aparición de Christian Slater como un representante del gobierno estadounidense. Escena en la que hasta Darín se anima a hablar en inglés.
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Nota original, en nuestra cobertura del 70º Festival de Cannes.