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CRÍTICAS - CINE

La Educación Prohibida

La Educación Prohibida (Argentina, 2012)

Dirección: Germán Doin, Juan Vautista.. Guión: Germán Doin, Verónica Guzzo, Julieta Canicoba, Juan Vautista. Elenco: Gastón Pauls, Nicolás Valenzuela, Santiago Magariños, Amira Adre.

Un desafío, discutir sobre la educación, reformular preguntas: qué queremos transmitir, qué queremos hacer con los alumnos. Queremos enseñarles a pensar, a resolver problemas, queremos que descubran cómo aprender o queremos ver cuánto contenido absorbieron, cuántos nombres recuerdan, qué cifras memorizaron, cuáles fórmulas aprendieron. Les enseñamos a tener relaciones cooperativas o los incentivamos a competir entre sí, desatendiendo a los alumnos que no alcancen el nivel mínimo. Nos preocupa si lo que les enseñamos se aplica a la realidad o definimos unilateralmente los contenidos que deben adquirir. Establecemos un único método pedagógico o aceptamos que coexistan modelos alternativos de aprendizaje. Imponemos rigor y disciplina o mediamos en los conflictos y los rodeamos de amor para crear un clima propicio para el aprendizaje y la creación.

Estas y otras preguntas se plantean en el documental producido por un equipo de jóvenes realizadores argentinos. La película recoge las opiniones y comentarios de maestros y pedagogos de nuestra Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Perú y Uruguay. La pasión por enseñar, el amor por los que aprenden, se transmite a lo largo de la realización y de cada una de las entrevistas. Al fin y al cabo, cómo vamos a transmitir amor por aprender si nosotros mismos no disfrutamos del aprendizaje y del acto de enseñar[i]. Estructurada en base a entrevistas, éstas se enhebran con una dramatización que mantiene la tensión del planteo a lo largo del relato.

El documental se financió por crowdfunding, un método que permite recoger donaciones de gente  que decide cooperar con un proyecto aún sin conocer a los autores. Producida, entre otros, por Franco Iacomella (promotor del software libre y de las plataformas cooperativas), todas las herramientas informáticas utilizadas en la realización de La Educación Prohibida son de licencia abierta; la música utilizada y la propia película entran dentro del esquema de Creative Commons, por lo que su acceso es libre. Los autores piden que la película se descargue y se difunda por internet. En efecto, La Educación Prohibida fue pensada para ser distribuida en forma gratuita por la web. Se estrenó de manera sincronizada en 130 salas de 13 países, tuvo cerca de 180.000 descargas en la primera semana y 2 millones de personas la vieron en youtube.

En imdb se listan no menos de 20 películas que incluyen la palabra “Educación” en su título o en su tagline; seguramente el número se multiplica varias veces si consideramos las que tienen la educación como tema principal. La primera que se nos viene a la mente es La Mala Educación de Pedro “El Grande” Almodóvar. En una siguiente asociación recordamos “Charlie Don’t Surf”, escultura icónica de Maurizio Cattelan en la que se representa un chico sentado con las manos clavadas a su pupitre por medio de dos lápices de madera[ii]. Hace no tanto (lamentablemente fue hace demasiado poco y sí, fue en el siglo XXI) algún ministro europeo dijo que los castigos corporales en el aula estaban permitidos siempre que no dejaran marcas visibles. Son las aberraciones que queremos evitar, los horrores que quisiéramos que solo fueran el fruto de la imaginación de los artistas. Sin embargo, sabemos que, sin llegar a esos extremos, la rutina nos puede llevar a veces a olvidar que la enseñanza es un acto de comunicación que, además de contenidos, transmite emociones, y que es, en definitiva, un acto de amor.

Para recuperar el legado de Waldorf, Pestalozzi y Montessori, para recordar que nuestros ídolos Francois Truffaut[iii] y Orson “Citizen” Welles[iv] fueron en su momento chicos cuasi desamparados rescatados por maestros perspicaces. Que estos maestros los estimularon con agudeza y los ayudaron con afecto a descubrir su propio camino. Para revisar nuestras ideas y actitudes, para seguir aprendiendo. Para todo eso, Germán Doin, su juvenil director, nos deja el desafío de seguir abriendo puertas, planteando ideas, explorando. Para los que estudiamos o enseñamos institucionalmente o para los que nos autoeducamos. Para todos, La Educación Prohibida, más que darnos indicaciones finales, nos propone explorar nuevos caminos y repreguntarnos lo que damos por sentado.


[i] Recordemos acá el placer que evidencia y la pasión que nos transmite Martin Scorsese cuando nos describe en Il mio viaggio in Italia los films del neorrealismo italiano que marcaron su infancia y abonaron su vocación.

[ii] Maurizio Cattelan, escultor italiano nacido en Padua en 1960, se destaca por la ironía y la provocación con que comenta diferentes aspectos de la actualidad. Según relata Cattelan, “Charlie don’t surf” tiene un componente autobiográfico y es una especie de exorcismo de su propia frustración con la educación formal. Cattelan es esencialmente un autodidacta.

[iii] André Bazin, a quien tenemos presente por su obra crítica y su papel en la creación de los Cahiers du Cinema, fue él mismo un maestro, y se dedicó en los años de la inmediata postguerra a organizar la asistencia educativa a los huérfanos de la guerra (este tema se muestra en la película belga Sans Rancune – Sin rencor- , 2009). Como sabemos, Bazin fue el iniciador en la cinefilia de Francois Truffaut. Denunciado por su padre biológico ante la policía por un incidente trivial, el jovencísimo Truffaut fue encarcelado (anécdota evocada en la cuasi autobiográfica “Los 400 golpes”, 1959). Quien lo rescató de esa humillante situación de maltrato y abuso fue su amigo y guía espiritual A. Bazin.

[iv] Orson Welles, fue criado desde los 4 años solo por su madre al separarse ésta de su padre biológico. Huérfano de su madre a los 9, tuvo en la escuela un maestro (Roger Hill) que lo alentaba a participar en talleres de teatro y otras actividades artísticas. El maestro Hill utilizaba conceptos pedagógicos de avanzada para la época (¿qué época?) y, desechando una educación formal y estructurada, estimulaba al joven Orson a concentrarse en los temas de su interés.

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