ALPINISMO Y REVELACIÓN
Segunda película del también actor Thomas Salvador (Vincent n’a pas d’ecailles, 2014, opera prima), también dedicado a relacionarse con la naturaleza debido a su faceta de alpinista, la aventura que vive su personaje central (el mismo cineasta, claro) combina similares dosis de cine de gran espectáculo, viaje introspectivo y revelación final que condice con el uso de imágenes y efectos especiales que pueden producir un alto impacto y deslumbramiento, o en todo caso, algo parecido a sentir vergüenza ajena.
Por lo tanto, se está frente a una propuesta desafiante que se inicia con Pierre viajando por negocios a una pequeña ciudad de ensueño al pie del Mont Blanc, cuestión que lo lleva a maravillarse con el paisaje montañés, a decidir y escalar arriesgando su vida y a adentrarse en ese paraíso visual hasta vivirlo en carne viva. Pues claro, Pierre es un tipo silencioso, hierático y ajeno al contacto social que se verá subvertido al conocer a Léa (Louise Bourgoin), la chef del parador al que se llega por teleférico. Parientes de Pierre estarán ahí por un rato, preguntándose el porqué de su no retorno: allí, la película desentraña definitivamente sus objetivos que condicen con los del personaje principal. Ocurre que Pierre se ha mimetizado con esa montaña, vive y convive en ella, como si se tratara de un viaje de iniciación sin destino fijo pero por ahora asignado al deslumbramiento y a la convivencia con ese paisaje.
La montaña, hasta su hora inicial, es una película simple y refractaria a una especie de aventura del hombre en contacto con la naturaleza, donde ambos se necesitan mutuamente con sus posibles derivaciones. Justamente, éstas últimas son las que el director elige para sorprender a propios y extraños. Pierre verá como la montaña se insertará en su piel, iluminando sus brazos, estableciendo una particular convivencia con sus “estados alterados” (el entrecomillado que refiere a una película de Ken Russell no es casual). Manifestación luminosa y a flor de piel que continuará al contactarse en la intimidad con Léa, cable a tierra del ya místico Pierre.
Esa última zona narrativa de La montaña es la que dividirá a los interesados. Quienes observaron hasta ahí una película más en relación al hombre y la naturaleza acaso se vean sorprendidos con esa aglomeración de efectos visuales más acordes a un supuesto arte vanguardista en una actitud algo similar a mirar al cielo, o hacia arriba, dentro del Planetario palermitano.
Cada uno elegirá qué le pasa con esa mimésis entre personaje y personaje.
Yo ya lo hice.
(Francia, 2022)
Dirección: Thomas Salvador. Guion: Thomas Salvador, Naïla Guiguet. Elenco: Thomas Salvador, Louise Bourgoin, Martine Chevallier, Andranic Manet. Producción: Julie Salvador. Duración: 113 minutos.