La falta de comunicación es la madre de todos los problemas. Eso es La Separación, un cuidado relato sobre como la comunicación o la falta de ésta, puede ocasionar problemas, no sólo dentro de un matrimonio, sino en la vida en general. Aquí no hay malos, no hay infidelidad, no hay engaños ni malas intenciones, hay muchas verdades y unas pocas mentiras, el problema está en que nadie las menciona. Los personajes no dicen lo que sienten, ni hacen lo que quieren, sino que son guiados por su propio orgullo y temor.
Si bien hay toda una faceta cultural bien clara y definida que identifica a Irán, la obra de Fahardi es universal. No es dificil imaginar a Nader y Simin como una pareja de argentinos, que sufren los mismos problemas. Por ahí pasa uno de los más grandes aciertos de la película; el saber entender la importancia de las particularidades y la universalidad a la hora de narrar, los roles que juegan en la historia el matrimonio, los hijos, la justicia, el trabajo, las deudas, resultan tan cercanos como si fueran nuestros, y lo hacen sin perder la identidad iraní.
Tal vez los premios que recibió le queden grande, porque generan una expectativa que tal vez no quede del todo satisfecha cuando llegan los títulos finales. Pero si es cierto, que estamos frente a una obra interesante, humana y honesta, que merece ser vista y merece ser reconocida, independientemente de su procedencia y los galardones que haya recibido.
