A Sala Llena

0
0
Subtotal: $0,00
No products in the cart.

CRÍTICAS

La Tormenta

alt

La Tormenta

Dirección: Roberto Aguirre, Daniel Suárez Marzal. Dramaturgia: Alexander Ostrovsky. Traducción y Versión: Daniel Suárez Marzal. Producción: Amanda Bond, Pablo Silva. Vestuario: Sofía Di Nunzio. Escenografía e Iluminación: Gonzalo Córdova. Preparación Musical: Alejandro Zanga. Intérpretes: Amanda Bond / Maia Francia, Emiliano Estevanez / Guillermo Forchino, Ana María Castel / Julia Azar, Cecilia Belmonte / María Viau, Ariel Pérez de María / David Paez, Oscar Cisterna, Daniel Di Cocco / Alejandro Zanga, Guido Grispo, Florencia Limonoff / Julia Azar. Prensa: Duche / Zarate.

La Búsqueda de la Libertad

Producto del Seminario de Teatro Ruso dictado por los realizadores Roberto Aguirre y Daniel Suárez Marzal, se estrenó la primera de una serie de cuatro obras rusas que se sucederán, en algún momento, en el Centro Cultural de la Cooperación. El resto son Ivanov de Chejov, Padres e Hijos de Turgueniev y La Chinche de Maiakovsky.

La Tormenta es una obra de 1859 escrita por el casi desconocido en nuestro país, Alexander Ostrovsky. La curiosidad de la puesta es que está protagonizada por dos elencos diferentes que se van intercalando en la sucesión de las funciones los viernes y los sábados respectivamente (N de R, solo vi por ahora una versión, por lo tanto destaco el trabajo de UN elenco).

En un pueblo a orillas del Volga, la diferencia social que vive la nación entre nobles y campesinos es contrastante. La mayor parte del pueblo se muere de hambre, mientras que un grupo selectivo de personas son privilegiados económicos. En el medio, intelectuales, poetas y demás artistas son observadores de los tiempos convulsionados que viven, y algunos, incluso anuncian que una tormenta, no necesariamente podría preveer catástrofes, sino generar beneficios, como por ejemplo, la electricidad.

Pero la tensión no proviene de los cambios climáticos sino de la relación una madre dominadora y cruel con su nuera, una joven obligada a casarse con un hombre sometido, tímido y borracho, obligado por progenitora a demostrar masculinidad y severidad con su mujer. Pero Katia ama a Boris. Se trata de una relación prohibida, censurada y finalmente castigada.

Clásica tragedia rusa de la etapa realista de la dramaturgia de ese país, sirve de metáfora acerca del sometimiento que tenía el gobierno del zar Alexander II al pueblo. El personaje de “la madre” es un símbolo de la patria, pero también del poder, mientras que los hijos burgueses no son más que representantes de los individuos esclavizados, dominados por la figura autárquica. Los viejos se imponen sobre los jóvenes, marcándoles como vivir, como amar, como rezar, como discriminar a aquel que está en desigualdad social, pero que a la vez son tan fáciles de manipular y son cogidos por cualquier noble que se cruce en su camino.

Al pobre Tijon no le queda otra que emborracharse, y seguir las órdenes que su “madre” le dicta; la tonta burguesía que agacha la cabeza y tiene una relación incestuosa, ciega con sus gobernantes, mientras que otros ciudadanos, abren los ojos y se rebelan contra la autoridad, aun a sabiendas, que van a ser castigados por eso.

La “tormenta” que promueve y vaticina Ostrovsky (a través del personaje del intelectual Kuliguin, interpretado por Daniel Di Cocco) tardaría 57 años en concretarse finalmente, pero los dramaturgos de la época ya anunciaban que debía realizarse el cambio.

La puesta de Aguirre y Suárez Marzal es realmente tan notable como el texto, y respeta el lenguaje ruso, la estética de la obras rusas sin pretender innovar en el sentido clásico de la puesta. Sin embargo, la presencia en escena del trío musical preparado por el también actor Alejandro Zanga, le un aire más moderno. La banda de sonidos inspirada ayuda a intensificar el clima y la tensión que se genera en escena. La paulatina evolución de las escenas, la sucesión de conflictos y la presentación progresiva de los personajes ayudan a que el espectador vaya entrando lentamente en la obra, pero cuando el conflicto principal se desnuda y vemos el enfrentamiento entre Katia y su suegra, el drama empieza a helar la sangre, la tragedia se avecina como nubes de lluvia, y no logramos disfrutar de la felicidad efímera de los novios, porque sabemos que no van a terminar bien.

El cuidado y meticulosidad de la puesta en escena (incluso en el diseño del vestuario de época) se traduce en una representación necesariamente solemne, pero que no cae en ningún momento en su ritmo y tiene una tensión galopante.

Así como la música intensifica la tragedia que vemos, sin que tome un primer plano para destacarse demasiado, sino con una notable sutileza, es realmente brillante la puesta lumínica y escenográfica de Gonzalo Córdova, capaz de combinar ambas disciplinas en forma inteligente para recrear la intimidad de una noche despejada dentro de una casa, de un parque o una cabaña, o logrando climas menos soporíferos posicionando a los personajes en lugares abiertos.

Es muy inteligente como la presencia del elemento “agua” está siempre en escena promoviendo un discurso lírico, poético, ya sea como símbolo de vida o muerte, y a la vez lúdico, para que los personajes, lo usen como medio de atracción, para denotar su alegría o desazón.

Teniendo en cuenta que se trata de dos elencos diferentes no se puede hablar particularmente de uno solo, pero sí vale mencionar que el trabajo general es impecable. La fuerza y potencia de Maia Francia como Katia enfrentándose a una soberbia Ana María Castel, que como la madre impone presencia y miedo al espectador forma un duelo interpretativo magistral. Es destacado el trabajo de Ariel Pérez de María y María Viau como los hermanos Tijon y Varvára Kabanova, acompañando a los protagonistas con identidad propia, reprimiendo y explotando sentimientos respectivamente. Por otro lado, el resto del elenco también es impecable más allá de la inferencia que tenga o no en el conflicto central.

Clásico que llega tardíamente a nuestro país, La Tormenta es una obra notable que le rinde tributo respetuosamente pero con relectura contemporánea a uno de los teatros más ricos en mensajes y personajes, como fue el proveniente de Rusia.

Una obra para disfrutar al menos dos veces, con ambos elencos, una gran experiencia teatral.

Teatro: Centro Cultural de la Cooperación – Sala Solidaridad – Corrientes 1543

Funciones: Viernes y Sábados 23:00 Hs

Entrada:  $80 – $70

alt

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar...

Recibe las últimas novedades

Suscríbete a nuestro Newsletter