La Última Diva
Dirección: Miloc/Punta/Güemes/Vigo. Dramaturgia: Sebastián Vigo. Música: Agustín Güemes. Escenografía: Mariana Punta. Vestuario: Fernando More. Iluminación: Sebastián Evangelista. Intérpretes: Sebastián Vigo, Iván Steinhardt, Agustín Güemes, Mariana Punta. Prensa: Iván Steinhardt.
El Ocaso de una Vida
La fama tiene su precio. Un día estás arriba, otro día se olvidan de vos. Así son las cosas. Y los fans alrededor del mundo recién se vuelven a acordar el día de tu muerte. ¿Acaso no sería lindo presencia el propio funeral de uno para saber quiénes asisten, quiénes de verdad te quisieron? ¿Quiénes fueron falsos toda la vida?Sobre la vida, la muerte, la juventud eterna y la regeneración habla esta sátira creada por Sebastian Vigo. Una vieja actriz de antaño, se ha hecho una nueva cirugía y está lista para volver al estrellato. Sin embargo, todavía tiene las cicatrices de su última operación. Su nuevo proyecto envuelve a una joven actriz con aires de divismo, capaz de ocupar, literalmente el lugar, que ella tuvo en algún momento.
El ideal de belleza perpetua es lo que caracteriza esta comedia negra, que imaginamos, sucede dentro de las paredes de una mansión venida a menos. El marido de la diva, solo se comunica con ella a través del monitor de un televisor, en una especie de seudo conciencia controladora, alter ego de la protagonista. Completa el abanico de personajes, Gladys, una empleada doméstica, que algún momento también formó parte del staff creativo de la Diva.
Al mejor estilo Sunset Boluevard – El Ocaso de una Vida o ¿Quién recuerda a Baby Jane?, la protagonista – el mismísimo Sebastián Vigo – es una anciana que busca un regreso con gloria, mientras escucha de la voz de su marido, la lista de estrellas fallecidas durante la semana. Sin embargo, la llegada de la joven Pilar, provocan un aire revanchista y al mismo tiempo una carga de culpa y miedo en la veterana actriz. Miedo de que le usurpen el lugar que ocupó, culpa y nostalgia por haber perdido esa juventud.
La estrella en ascenso, aprovecha la oportunidad para seguir trepando, imaginando que tiene la posibilidad de brillar con una leyenda.
El enfrentamiento de egos es moderado, por el inteligente Silvio, que toma una posición retrofuturista a través del marco de la pantalla, como si fuera el Gran Hermano, espiando constantemente el accionar de sus súbditos. Se trata de un personaje manipulador, frío y a pesar de todo, simpático.
Gladys, por último, es la única que verdaderamente parece poseer un sentido moral, que le advierte a la recién llegada, que nada es lo que parece.
Obra simbólica creada a partir de imágenes simples, pero donde cada objeto posee una carga siniestra, donde lo anticuado parece devorar a lo novedoso, La Última Diva es siniestra. Habla del fanatismo por los ídolos perdidos, por la imagen – en un sentido obsesivo – por ganarle la carrera a la muerte. Aún cuando no resulta demasiado original la premisa, el desarrollo de la misma tiene personalidad y consigue divertir con culpa al espectador.
Con un humor grotesco, el elenco tiene diversos niveles de absurdo. La diagonalidad del espacio físico, le otorga una idea de espacio infinito, donde lo cíclico se relaciona con el concepto de vampirismo, de canibalismo y condena eterna ante la belleza y la juventud. La muerte es parte de un juego de niños, donde siempre hay una víctima. Este es el clima que ingeniosamente, y gracias a una puesta de luces sencilla, pero efectiva se respira. El arte y el vestuario ayudan a generar la sensación de putrefacción, de algo que se quedó en un capsula de tiempo. Porque, si bien queda en claro, que la acción transcurre en la actualidad, los personajes viven encerrados en su propia burbuja.
A ellos, la muerte les sienta bien.
Teatro: Belisario – Corrientes 1624
Funciones: Viernes 23 Hs
Entradas: $70
