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CRÍTICAS - CINE

Lejano

Lejano  (Uzak, Turquía, 2002)

Dirección, Guión y Producción: Nuri Bilge Ceylan Elenco: Muzaffer Ozdemir, Mehmet Emin Toprak, Zuhal Gencer Erkaya Distribuidora: Mirada Duración: 110 minutos.

Hace aproximadamente un año se estrenaba limitadamente en las salas argentinas, la película Climas, anteúltimo film del realizador turco, Nuri Bilge Ceylan, estrenado mundialmente en el año 2006 (Three Monkeys del 2008, su última película, se puede llegar a estrenar en 10 años más o menos). Vaya a entender uno porque, se estrena este jueves, Lejano, tercer largometraje del realizador que data del año 2002.

Agradezcamos que su segundo y más reconocido film, Nubes de Mayo se estrenó comercialmente en el 2002, porque probablemente lo veríamos el año que viene.

Pero como dice el refrán, mejor tarde que nunca. ¿Acaso las películas como los buenos vinos y whiskys no tienen mejor sabor a medida que pasa el tiempo?

El tiempo y el clima son justamente dos obsesiones de su realizador, que hace mover a sus personajes espacialmente para dejarlos suspendidos en un tiempo muerto. Mientras el mundo se sigue moviendo, los personajes de las películas de Ceylan viven en su propio pequeño espacio temporal, preocupados más en su interior que en el exterior. Sí, un cine intimista y, que debe tener bastante de autobiográfico.

Situada en una fría, nublada, Estambul, la película habla como lo dice la gacetilla de prensa de distancias… lejanas. Su protagonista es Mahmut, un solitario fotógrafo de zócalos y cerámicas, que cada vez se siente menos a gusto con su profesión, con su ciudad, con su cuerpo… con su vida. Pero tampoco se sienta a reflexionar demasiado acerca de ello. Le transmite sus incertidumbres pesimistas a un grupo de fotógrafos “amigos”, y mira películas de Tarkovski en su tiempo libre. Al igual que el protagonista de Climas, su pasión es sacar fotos de paisajes sin personas posando delante.

Un día recibe a un pariente de su pueblo natal: Yusuf, un joven aspirante a marinero y que sueña con navegar y ganar mucho dinero en ello. Yusuf es una versión joven de Muhamut, solitario también, algo vago, deambula por Estambul, esperando que las cosas “le pasen”.

Lo que podría ser el punto de partida de una relación en la que ambos puedan ayudarse mutuamente a salir adelante en la vida juntos, en realidad no hace más que confirmar la soledad, y amargura que ambos tienen dentro, la desilusión, de no ver un futuro. Mientras que Muhamut está resignado y no puede evitar ver que su ex esposa siguió adelante con su vida, y él no, Yusuf, todavía tiene posibilidades de salir si tiene voluntad.

Ceylan habla sobre la falta de comunicación y las distancias lejanas en la que los dos personajes se limitan a vivir juntos, y nada más. Muhamut trata de cosechar una relación con Yusuf contratándolo como asistente en sus viajes, pero a este no le interesa la fotografía. Yusuf por otro lado busca una relación amorosa, busca mujeres solas, esperando que alguna le preste atención. Muhamut no lo ayuda, él mismo se ha resignado a estar con mujeres si no es por una cuestión sexual.

El director maneja los climas de forma austera, tan fría y poco sensible como Estambul. Es admirable la fotografía, en donde se dedica a jugar con las distancias focales, y muestra los recorridos completos que hacen sus personajes desde el punto donde se pierde la visión hasta tener sus rostros en primer plano. Triste y melancólica, esta visión en donde se contrasta la vida de la ciudad y el campo, demuestra una vez más que los avances tecnológicos, y la urbanidad termina por alejando a las personas de sus raíces.

Brillantes interpretaciones de Ozdemir y Toprak (ambos premiados como mejores actores en el Festival de Cannes del 2002), donde los gestos mínimos hablan más de los personajes que lo que dicen, Lejano es un pequeño film de contemplación, que atrapa por sus cautivantes imágenes (Ceylan hizo la fotografía), y que si bien en sus últimos tramos se vuelve un poco más lenta, lleva las marcas de uno de esos autores natos, cuyos films no tienen fronteras, que al mejor estilo Angelopoulos habla sobre viajes exteriores interiores, preguntas existencialistas no explícitas.

Un cine puro, basado más en imágenes y silencios, que en diálogos. Al igual, que su mayor referente, Tarkovski, el movimiento es limitado y justificado, fluye solo. No hay lugar para la improvisación, pero tampoco cae en la esquematización del cine estadounidense.

Patetismo, reflexión, humor y melancolía en otra gran película turca que lamentablemente debemos disfrutar en DVD, y debería haber llegado a las salas hace tiempo.

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