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FESTIVALES

Les Avant-Premières 2013 – La Vie D’une Autre

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La Vie D’une Autre (Francia, 2012)

Dirección: Sylvie Testud. Guión: Sylvie Testud, Claire Lemaréchal basada en la novela de Frederique Dehelt. Producción: Emmanuel Jaquelin, Laurent y Michéle Pétin. Elenco: Juliette Binoche, Mathieu Kassovitz, Aure Atika, Daniéle Lebrun, Vernon Dobtcheff, François Berléand.  Duración: 97 Minutos.

Si tuviera 40

De acuerdo, me convencieron. No existe personaje que Juliette Binoche no interprete a la perfección. No tiene nada que demostrar. Es perfecta en cualquier terreno, sigue estando tan hermosa como hace 20 años y está casada con un argentino. Al borde de los 50 años, en La Vie D’une Autre interpreta a una mujer de 26 años, y posteriormente a una de 40, sin necesidad de cambiar demasiado su apariencia. Repito, ¿se puede ser tan perfecta?

En fin, la elegancia y el talento de los intérpretes, a veces, lamentablemente no pueden salvar una película pobre, monótona y previsible.

Junto a otro grande del cine francés, el realizador e intérprete Mathieu Kassovitz, otro que parece no estar afectado por el paso del tiempo, protagonizan esta ópera prima de la actriz Sylvie Testud (La Vie en Rose, Lourdes).

Marie es una joven treintañera, que vive en una campiña con su madre y su padre que acaba de tener un accidente automovilístico que lo dejó paralizado. Durante un fin de semana, conoce al hijo de un importante empresario, que además le ofreció un trabajo en su negocio. Además de aceptar el nuevo puesto, Marie se enamora de Paul, que tiene grandes dotes para el dibujo.

Después de pasar su primera noche con Paul, Marie despierta y descubre que ya no tiene 26 años. De la noche a la mañana cumplió 40 años, está casada con Paul y tiene un hijo. Además vive en París (frente a la Torre Eiffel para que el efecto sea más obvio) y es la mano derecha de su suegro. Se ha convertido en una contadora fría, distanciada de la romántica campesina que ha sido.

Sin embargo, más allá de la excitación y sorpresa inicial, descubre que su relación con Paul en realidad está al borde la separación. Aunque viven juntos, cada uno tiene su propia pareja, y entre ellos prácticamente no hay vínculo, por lo que su propósito en esta nueva vida, será seducir nuevamente a Paul, y cambiar todo aquello que no hizo bien en los diez años que no recuerda haber vivido.

El film comienza en forma simpática, como una versión afrancesada de Si Tuviera 30 o Quiero Ser Grande, pero evitando caer en una hipótesis fantástica, sino dando pie a la ambigüedad: ¿Marie ha viajado en el tiempo o ha tenido una repentina amnesia?

Como sea, esta es la excusa para que Marie cambie y recomponga su amor por Paul.

Repleta de lugares comunes, la historia peca de ser bastante ingenua. Al principio funciona muy bien la crítica social a los cambios que vivió (o no) Francia y el resto del mundo, desde fines de los 90 hasta el 2011, pero todo se evapora para dar lugar al melodrama romántico. El guión toma giros previsibles y contiene todos los clisés en los que caía justamente Si Tuviera 30. Claro, comparar a Juliette Binoche con Jennifer Garner es una infamia, pero lo cierto es que ninguno de los dos films son bastante inspirados.

Aunque Binoche es tierna, divertida, multifacética, versátil – y así podemos seguir por horas – y la austeridad de Kassovitz le aporta algo de sobriedad y seriedad al relato, La Vie D’Une Autre no deja de ser un film con gusto a repetición y copia. Una historia que no define su costado fantástico y deja afuera las mejores ideas. Más allá del aporte de la iluminación y la dirección de arte, cuando un guión es tan obvio y banal, los personajes son tan superficiales y las situaciones carecen de profundidad, un film no logra funcionar. Muchas subtramas y personajes secundarios quedan en el aire, y nuevamente, lo único que la saca un poco adelante es la pareja protagónica.

Aunque sea en los films de Garner y Tom Hanks existían escenas memorables como la coreografía de “Thriller” o el baile encima del piano gigante en la juguetería respectivamente.  Pero, ni siquiera Binoche bailando con un perchero puede salvarnos de esta tediosa obra.

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