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CRÍTICAS

Los Talentos

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Los Talentos

Dramaturgia y Dirección: Agustín Mendilarzu, Walter Jakob. Idea y Diálogos: Agustín Mendilarzu.. Escenografía e Iluminación: Magali Acha. Elenco: Julián Lanquier Tellarini, Julián Tello, Pablo Sigal, Carolina Martín Ferro

¿Qué pueden tener en común los Budas de Bãmiyãn con dos jóvenes veinteañeros que conocen la vida a través de los libros y prefieren permanecer encerrados en una campana de cristal evitando sumergirse en un mundo que no comprenden y los intimida?

La obra ensaya una respuesta posible: ambos miran el mundo “desde arriba”, juzgando con soberbia, desde las alturas -como dioses del Olimpo-, las conductas humanas que no quieren aceptar como propias.

Los jóvenes, como algunos intelectuales, esconden sus temores detrás de escudos -blindajes de diferentes colores- que ellos consideran los protegen de su ignorancia sobre la fragilidad de la condición humana. Vulnerabilidad que, a pesar de su negación, aflora permanente en la reacción de los dos personajes centrales de la obra frente a las circunstancias que la vida inevitablemente les impone.

Dónde se hace más evidente su incapacidad vital es en su relación con el sexo opuesto. Ambos están enamorados de la hermana de su mejor amigo, quién es el único canal que tienen para comunicarse con el mundo real en el cual circulan el resto de los chicos de su edad. Uno de ellos apenas se atreve a confesar éste amor; mientras que el más soberbio -el más intelectual- ni siquiera advierte sus sentimientos y prefiere banalizar a la persona amada.

Los Talentos nos muestra con una metáfora, que aprisiona al espectador desde su inicio hasta el final, cómo la mera agregación de conocimientos no necesariamente es acompañada con un mejor y más profundo saber sobre lo humano y todo aquello que lo rodea.

A partir de este ensayo podemos inferir al menos dos consecuencias (moralejas) sobre las cuáles el espectador es invitado a reflexionar. La primera consecuencia se refiere al individuo que padece este síndrome defensivo que, temprano o tarde, lo anula y lo conduce a la soledad y al aislamiento, es decir al sufrimiento. La segunda enseñanza es de carácter social, ya que esos Talentos desperdiciados, mal empleados, privan a la sociedad de la posibilidad de ampliar sus horizontes y de enriquecer los matices que la pueblan.

Teatro: El Kafka. Lambaré 866. CABA

Funciones: Fin de la Temporada 2011

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