Era una de las películas más esperadas de los últimos años. La oportunidad para disfrutar en pantalla grande de uno de los más importantes dream team de los comics. Un acontecimiento cinematográfico que prometía la gloria absoluta.
Y Los Vengadores no defraudaron.
Iron Man, Hulk, Thor, Viuda Negra, Capitán América, Hawkeye, los más representativos superhéroes del universo Marvel, son reunidos por Nick Fury para una misión delicada: encontrar el tesseract, un cubo que contiene un poder inimaginable, capaz de abrir puertas a otros mundos. Pequeño detalle: el tesseract está en manos de Loki, el nada amigable hermano de Thor, quien planea usarlo para traer a la Tierra invasores de otro planeta y dominarnos. Los Vengadores deberán ponerse de acuerdo, dejar egoísmos de lado y formar un equipo para detener la amenaza.
Como corresponde, tenemos acción pura y dura —peleas cuerpo a cuerpo, persecuciones, tiroteos, explosiones— y mucho humor. Las interacciones entre estos particulares personajes incluyen chistes autorreferenciales y salidas desopilantes de Tony Stark, especialmente relacionadas con el carácter de Hulk y la poca familiaridad de Thor y el Capitán América con nuestro mundo actual. Sin embargo, también hay momentos dramáticos (una muerte inesperada) y hasta un romance contenido.
El director Joss Whedon tira toda la carne al asador y sabe crear increíbles planos secuencias (el de la batalla del tercer acto, sublime) y escenas dialogadas, como la de los Vengadores cuando descubren un inteligente plan de Loki y la de Tony y Loki antes del ataque a Nueva York. Además, logra que los efectos especiales estén al servicio de la historia, tarea nada sencilla en un proyecto de estas proporciones.
Como era de esperarse y como se podía notar en los avances, Robert Downey Jr. está por encima del resto con su interpretación de Tony Stark/Iron Man. Carisma, presencia y otra inspirada actuación lo ubican un escalón arriba incluso de Samuel L. Jackson, quien vuelve a encarnar a Nick Fury, líder de la organización S.H.I.E.L.D. También regresan Chris Evans y Chris Hemsworth como Capitán América y Thor, respectivamente, y la bellísima Scarlett Johansson, quien se luce un poco más en la piel de Natasha Romanoff/Viuda Negra: sabe patear cabezas y disparar armas, pero en el fondo es vulnerable y vive con culpa por sus actos violentos. Clark Gregg (aka el Agente Coulson) participa más en la comedia y también en la acción. Por su parte, Tom Hiddleston se luce mejor que nunca como el despótico dios Loki. Pero también hay chicos nuevos en el colegio. Mark Ruffalo es el tercer actor en hacer de Bruce Banner/Hulk, y su trabajo supera al de Eric Bana en Hulk y al de Edward Norton en El Increíble Hulk. La humanidad que Ruffalo le imprime al personaje está entre lo mejor de la película, y hasta merecería protagonizar un tercer film en solitario. Y con su papel de Clint Barton/Hawkeye, un artista del arco y la flecha, Jeremy Renner demuestra, una vez más, que es uno de los actores estadounidenses del momento. Gwyneth Paltrow da vueltas por ahí… Y no, no nos olvidamos de Cobie Smulders como la agente María Hill, lugarteniente de Nick.
Menciones aparte merecen actores secundarios pero reconocidos: el interminable Harry Dean Stanton, Powers Boothe (casi en las sombras, como un superior de Nick Fury), el cineasta polaco Jerzy Scolimowski y, por supuesto, el genial Stan Lee y su infaltable cameo.
Aunque conecta directamente con Iron Man y su secuela, Thor y Capitán América: El Primer Vengador, la película puede llegar a ser apreciada como una obra única. Pero siempre es mejor tener vistas las anteriores, sobre todo por elementos como el tesseract.
Los Vengadores es el colmo de la espectacularidad, un hermoso placer culpable (placer a secas) y una clara señal de que los superhéroes —los de Marvel, al menos— no piensan abandonarnos: se vienen Iron Man 3, Thor 2, Capitán América 2… y Los Vengadores 2, por supuesto. De hecho, durante los créditos finales, hay una posible pista de la trama. Pero deberemos esperar unos años para comprobarlo.
