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CRÍTICAS - CINE

Madame Web

BULLYING CINEMATOGRÁFICO

Vamos al grano: ¿La factoría americana del blockbuster aprende de sus constantes fracasos? ¿Intenta, al menos, replantearse todo aquello que parece llevar a que sus últimos productos no sean tan efectivos en la taquilla como esperan? Menos que menos exitosos en la valoración crítica, la cual creemos es aún más importante porque, de última, el paso del tiempo suele dejar enfriar las papas como para ganar cierto respeto o prestigio que en su momento no se supo darle. 

En fin, parece que no y Madame Web es la prueba más fehaciente de ello. Vamos a poner contexto: el cine de superhéroes estuvo dando frutos desde hace tres décadas ya, entregando todo tipo de resultados artísticos y económicos, claro está, pero que en los últimos años el desgaste en cuanto a estas dos cuestiones fueron decayendo estrepitosamente.  

Madame Web parece encaminarse hacia un olvido perenne en donde esperan todo tipo de compañeras que sufrieron y con razón, el repudio tanto del público como de quienes escribimos sobre cine. Que de artístico, además, tiene poco y nada ya, aclaremos, y que adquiere más la tara de “producto”, en todas y cada una de sus variables. El cine ya no pertenece al director, ni al guionista, ni a los actores, nada de eso. Hoy pertenece a las grandes empresas que largan, como pan caliente una tras otra todo tipo de producciones genéricas, calculadas y regurgitadas para un público específico y sin un mínimo atisbo de trascendencia o preocupación artística. 

Madame Web va directo al tacho de basura, con toda su resaca política de agenda incluída, a la que desesperadamente quiere pertenecer y lavarnos el cerebro sin mayores resultados que los de ir a un lugar seguro, rentable, cómodo: el llamado público “woke”, esos que promueven la cancelación tan de moda hoy en día cuando los argumentos discrepan de su postura arraigada por todo tipo de susceptibilidades. Es decir, los partidarios de la “cultura de la cancelación”. Hoy en día, parte del cine se moldeó a imagen y semejanza de ésta agenda, cargando todo tipo de correcciones políticas de las que en un par de años, esperemos, vamos a reír por su desesperada carrera al éxito asegurado. 

Madame Web se halla en esa vertiente política, social y cultural, por eso vamos a lo que compete entonces. 

Año 1973. Una mujer embarazada atraviesa la peligrosa selva de Perú para hallar una especie de araña que parece, puede ser la cura para muchos males físicos de la humanidad. Es acompañada por Ezekiel Sims, otro explorador que termina traicionándola y asesinándola cuando ésta regresa con éxito al campamento desde las profundidades inhóspitas de la naturaleza con un espécimen del bicho capturado. Claro, el mal y la traición sólo es cosa de hombres. Sigamos. 

Año 2003 (aún no entendemos el contexto que quisieron darle a esta ubicación temporal, pero bueno, vaya a saber uno que pasó por la cabeza de los responsables), Cassie Webb, una mujer paramédica valiente, no muy afectiva, interpretada por Dakota Johnson, es el centro de atención del relato. Claro, ella resulta ser la hija de aquella intrépida mujer al inicio de la película. Su buen amigo y compañero de trabajo, Ben, es tal vez, uno de los pocos hombres que salen bien parados en el relato. No hagan preguntas, no reflexionen. Ya saben porqué. En fin. Hasta éste punto, la película ya hace aguas: sólo muestra hombres en estado de vulnerabilidad/maldad. ¿Se dieron cuenta que, acaso, los únicos que son asistidos en accidentes, incendios y todo tipo de desastres son sólo hombres? Suponemos que poner a mujeres en estado de vulnerabilidad es malo para la imagen de la película. Para no dejar pasar: el otro amigo de la protagonista, un compañero de color simpático y buen tipo, es boleteado porque, porque es hombre y sobraba en el argumento de la película suponemos. 

A todo esto se le suma que el hombre heterosexual, traicionero y criminal que apareció al inicio sigue siendo tan vil como desde hace décadas, por lo que emprendera una cruzada para encontrar a las tres adolescentes que lo acechan en un sueño recurrente y premonitorio en que lo asesinan. Ésto se da porque claramente adquirió el poder y habilidades otorgadas por el arácnido que le robó a la madre de Cassie. Si, puede ver el futuro, trepar paredes, bla, bla ,bla. 

Cassie en un intento por salvar de la muerte a (adivinaron!) un hombre, en medio de un puente, cae a las oscuras aguas y luego es rescatada por Ben. Una vez que vuelve a la vida se activan paulatinamente sus poderes y con ello la percepción premonitoria, con la que puede acceder a ver el futuro pero sin tener control de ello, por lo que pondrá a salvo a las tres jóvenes que el malo de turno anda buscando e intenta aniquilar. De eso se trata la obra. El malo buscando a las niñas y Cassie evadiendo como puede a Sims. Sencillo. 

Ahora, ¿una trama sencilla, simple, al hueso es sinónimo de malos resultados? No, claro que no. Es más, se agradece que no haya idas y vueltas interminables, ideas crípticas imposibles de descifrar o vueltas de rosca forzadas. El problema es que la película hace aguas constantemente, desde las formalidades estéticas (mala edición, mala predisposición y poca imaginación para las escenas de acción, efectos visuales que atrasan ya 20 años, etc) hasta las narrativas, las cuales el relato apenas tiene acceso como excusa para, volviendo al planteo al principio del texto, meter caprichosamente sus agendas políticas actuales. Basta con analizar al grupo conformado por las cuatro mujeres: una morocha, una rubia, una negra y una latina. Faltaba la muda, la lisiada y la gangosa y cartón lleno. Éste tipo de decisiones sumamente forzadas, acartonadas, tan subrayadas, son las que más ponen en riesgo a la película. Los hilos se notan a la distancia y cada vez que puede hacer algo para rescatar al menos un mínimo de dignidad cae y peor, en el hartazgo del cliché argumentativo. Claro, de haber sido una películas más irresponsable, de no haberse tomado tan en serio sus argumentaciones, el resultado al menos hubiera sido más digerible. Pero no. 

Todos los males que el cine actual puede acarrear, Madame Web los explora y  explota hasta parecer una parodia de su propio universo. Con meter líneas trilladas como “tenemos que cuidarnos entre nosotras”, en una bajada de línea que hasta el menos despierto y ávido de cine entiende para qué dirección llevar por sus obvias intenciones, entendemos que no podemos a ésta altura del partido tomarnos en serio semejante bodrio. Para éste punto de la película los bostezos pueden conquistar cualquier intento de mantener la atención y eso que la voluntad de quién escribe éste texto estuvo más que presente a lo largo y ancho de la obra: es sumamente aburrida y vacua, superficial y milimétricamente calculada en sus torpes intenciones evangelizadoras, así que piensen dos veces antes de pagar las, hoy en día, saladas entradas de cine. 

No malinterpreten, el cine en donde la mujer lleva la batuta nos puede gustar tanto o más que cualquier otro donde el hombre es capitán del barco. Ejemplos hay a montones, sobran, pero los dejamos para otro encuentro así terminamos de una vez con ésto. 

Acaso Madame Web es un claro referente para hacer bullying cinematográfico, pues todo en ella no son más que desaciertos que se prestan a la burla lacerante con argumentos de más. Ojo, si es que el término y la idea no prende las alarmas de los justicieros que promueven la cultura de la cancelación y me mandan a la silla eléctrica por mal comportamiento. 

(Estados Unidos, 2024)

Dirección: S.J. Clarkson. Guion: Matt Sazama, Burk Sharpless, Claire Parker, S.J. Clarkson. Elenco: Dakota Johnson, Sydney Sweeney, Isabela Merced, Tahar Rahim. Producción: Lorenzo di Bonaventura. Duración: 117 minutos.

4 comentarios en “Madame Web”

  1. Adoré la crítica. Soy mujer heterosexual (parece mentira que lo tenga que aclarar) de nacimiento.
    Estoy mega harta de la cultura de la cancelación y lo woke.

    Pensé que no había nada peor que capitana Marvel y sí hubo…desde eso hasta sirenita negra. Y luego esto que es repugnante.

    Gracias por una crítica excelente.

  2. Facundo Ventuñuk

    Una buena crítica que tiene razón, opacada por pavadas. ¿Realmente molesta que la damisela en apuros sea un personaje masculino? Que no haya personajes varones del lado del bien ¿es realmente un desacierto? ¿O tiene que ver con algo que nada tiene que ver con esta pésima película?
    Una pena. Estos planteos son tan chatos como el propio woke que se cuestiona. Si al rol femenino le dan un tratamiento igual de pobre que el de esta película con el masculino, nadie levanta la mano. ¿No hay un error fundamental ahí?

  3. Critica mega acertada, yo tambien estoy cansada de feminismos vacios y agendas que no buscan cambiar ninguna realidad. Pero ojo que aclarar esto: “el cine en donde la mujer lleva la batuta nos puede gustar tanto o más que cualquier otro donde el hombre es capitán del barco”, atrasa jajaj. Ya sabemos. Seguimos reivindicando mujeres en el cine? todavia?
    Poner a los hombres como los malos de la peli, o en roles de vulnerabilidad no es pecado, ni es necesariamente feminismo, ni nada. Pero sí hay que preguntarse por qué molesta, quizás.

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