A simple vista, Mala de Israel Adrián Caetano podría tomarse como una típica película inmersa en los fundamentos del rape and revenge al mejor estilo de la saga Kill Bill de Quentin Tarantino (aunque se parezcan poco), o que su flojo argumento y errores de guión en términos argumentativos lo hacen un film para el olvido; como consecuencia, se lograría entender el porqué del descontento o los (casi) abucheos por parte del público al terminar una de sus funciones.
En realidad, sería muy difícil saber qué fue lo que realmente quiso hacer Caetano con esta película. Si se la pensara solo como una obra convencional, la reacción de ciertos espectadores o de gran parte de la crítica no sería tan desacertada, aunque podría ser posible sacar interpretaciones más profundas del film, quizá uno de lo más extraños y desconcertantes del cine argentino de los últimos años.
¿Sería una locura pensar a Mala como arte conceptual? En la primera mitad del siglo XX, Marcel Duchamp presentaba su obra Fontain, que formalmente consistía en un mingitorio común y corriente, que sería expuesto en una galería de arte. En ese caso, se partía de la idea de que lo importante de la obra era por qué se creó y no el objeto en sí. En aquella oportunidad, el famoso artista plástico francés no anteponía la obra como objeto material sino que quería reflexionar acerca de la naturaleza y los límites a los que podía llegar el arte.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con Mala?
Se puede interpretar –o solamente comprender- a Mala como una obra conceptual. Si se la tomara como una simple película de venganza solo se la podría entender como una historia con varios errores, con escenas bizarras que no tienen razón de ser o varios defectos de guión, desde la estructura narrativa hasta la concepción de sus personajes. Pero Caetano, ya desde un principio, dispara una alerta con el título del film: “MALA”. No sería extraño pensar que el realizador de Un Oso Rojo haya querido hacer una película bastante agobiante y desprolija para expresar mayores conceptos sobre el cine o una especie de ensayo sobre un posible cine malo. Con el nombre del film el realizador no solo se estaría refiriendo a un adjetivo que caracterice a la protagonista sino al cine en sí mismo; lo más importante en esta nueva obra no es la representación de la historia que se cuenta sino lo que ésta representa a partir del título con el que fue concebida.
Ante tanto cine mediocre o de pésima calidad que se puede observar en los últimos años, Caetano –autor de destacadas obras como Pizza, Birra y Faso o Crónica de Una Fuga– opta por romper todo tipo de esquema posible de un cine convencional, o sea, hacer un desquicio de género, guión, actuación, coherencia o continuidad para poder establecer una reflexión acerca del cine malo y tomar todo irónicamente, desde la concepción hasta la recepción, ya sea crítica o no. En fin, a partir de todo esto se puede llegar a una interpretación más profunda de Mala, un film que pareciese simple pero que tiene una importante significación detrás, pudiéndose entender como una especie de experimento que da para pensar acerca del decaimiento de gran parte del cine actual.